Tomás Méndez es la última aparición estelar de la política cordobesa. De la pantalla de TV, donde conducía el programa ADN, se convirtió en un jugador relevante del sistema político local. Principal contendiente de Cambiemos y del actual intendente Ramón Mestre, en la puja por el gobierno de la capital provincial, fue segundo en los comicios de 2015 con 168.309 votos, el 23,20%, superando a los candidatos de Unión por Córdoba (UPC) y Fuerza de la Gente, en ese momento una alianza entre Luis Juez y Olga Riutort. En su función de concejal ha sido el principal denunciante de distintas políticas municipales y en particular, las de concertación público-privada. Su figura periodística ahora saltó de la provincia a Buenos Aires, donde pone al aire ADN Federal por el Canal C5N.
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Sus opciones básicas son cuatro: volver a presentarse como candidato a intendente de Córdoba; cambiar de escenario, y presentarse como candidato a gobernador de la provincia; no postularse ni en la ciudad ni en la provincia, sino liderar una boleta de diputados nacionales en los comicios presidenciales; y no ser candidato.
Fuentes de su sector consultadas por ENREDACCIÓN no adelantan aún cuáles serás los pasos qué dará Méndez. Una de ellas señala que “hay muchos desencantados, la economía y la situación de crisis desgastan a las fuerzas políticas que gobiernan, por eso, mucha gente ve en Tomás a alguien que puede cambiar este estado de cosas. Los sectores progresistas ven en él una opción política real de representación. En las encuestas, lo ven muy bien como candidato a gobernador y como candidato a intendente. Es una sorpresa que lo quieran votar para gobernador, no hay forma que lo asocien en ese espacio, porque nuestro trabajo estuvo circunscripto a la ciudad, pero eso quiere decir que la gente está buscando a alguien que la represente, y que evidentemente no está”.
Buscado por el kirchnerismo, por los intendentes de la UCR díscolos de Cambiemos como el de Villa Carlos Paz, Esteban Avilés, y con fuertes lazos con el Partido Socialista, Méndez y su equipo han desarrollado encuentros con todos los sectores, sin que haya definiciones concretas aún. “Hay sectores progresistas de la UCR, que consideran necesaria la intervención del Estado para regular el mercado, desde dentro del radicalismo ellos tienen una visión interesante, coincidente con la nuestra. Esto muestra que muchos dirigentes no se sienten contenidos ni por la provincia, ni por Cambiemos en el espacio nacional. Por el momento, estamos escuchando las distintas opiniones y puntos de vista sobre los escenarios políticos y económicos. Hay tiempo para tomar decisiones”, gráfica uno de los dirigentes consultados por este medio.
Para completar la información necesaria, el partido de Méndez ha contratado encuestas que le permitan precisar los niveles de aceptación de una candidatura del concejal. “Todas las posibilidades están abiertas”, afirma la misma fuente.
La principal característica de Méndez es que se trata de un candidato progresista, transversal, y anti-sistema político tradicional, que incide sobre todo en el universo no peronista, pero que también puede comunicarse con los bordes del electorado peronista. Es, por cierto, un candidato incómodo para los principales actores de cualquiera de los escenarios, sea el de la ciudad, el de la provincia o el de la Nación.
Si eligiera la ciudad, dónde las encuestas que se conocen hasta ahora le dan un posicionamiento más alto, el comicio será entre tres fuerzas más grandes (Cambiemos, el peronismo con Martín Llaryora y él), y una cuarta con menor alcance, Olga Riutort, cuyo techo es una incógnita. Si el PJ (Llaryora y Riutort), como sucede hasta ahora, marcha dividido, la elección será sumamente pareja. Si alcanzara la unidad, se convertiría en el principal aspirante a gobernar la capital y se produciría una corriente de voto útil, que debería optar entre el representante de Cambiemos (todavía sin definir) y Méndez para polarizar con el peronismo. Aquí, su principal problema es la carencia de una candidatura provincial capaz de terciar en la puja por la gobernación, una situación que lo obliga a apelar al corte de boleta, algo que no es infrecuente en el escenario electoral a partir de la crisis de 2001/2002. Pese a ello, en una compulsa que puede definirse por escasa distancia, es un factor a tener en cuenta y que podría jugarle en contra.
Para el escenario provincial, su figura es más débil frente a las de Juan Schiaretti y los candidatos radicales, pero más fuerte que la de cualquiera de los terceros contendientes, incluido el del espacio kirchnerista. Por otra parte, en este plano, Méndez no desarrolló ningún trabajo de instalación y su aparición en las mediciones tiene que ver con su conocimiento público y valor de representación. Sus votantes mayoritarios, en principio, son los del espacio no peronista e “independiente”, por lo que su mayor o menor volumen electoral dependería de los condicionantes del escenario nacional a los candidatos de Cambiemos: si la crisis se acentúa, los aspirantes del oficialismo nacional serán menos competitivos, dando mayores oportunidades de desarrollo a candidatos como Méndez, que pueden sumar el voto progresista de ese espacio o Aurelio García Elorrio, que lo hará por “derecha”; si se atenúa, crecerán las posibilidades de Ramón Mestre o Mario Negri, que tendrán más probabilidades de polarizar con el gobernador y bajarán las del resto de la oposición. Además, de modo complementario, puede llegar a seducir a la porción de “independientes” que confluyen con la candidatura de Schiaretti, disputándole al mandatario provincial parte de ese electorado.
Mientras que si se decidiera por buscar una diputación nacional, al frente de un espacio progresista no peronista, sus posibilidades de ingresar a la cámara baja serán elevadas, como consecuencia de la existencia de al menos un 40% de electores disconformes con la famosa grieta entre el presidente Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner y porque el peronismo local, hasta el momento, integra un frente poco competitivo como el del Peronismo Federal.
No se trata de un candidato que pueda pasar desapercibido en ninguno de los planos electorales y es el principal de los que están fuera del esquema central que componen Unión por Córdoba y Cambiemos y, más atrás, Unidad Ciudadana. Su decisión, por volumen político, modificará el relato, espacio de representación y posibilidades de los principales actores locales o provinciales o nacionales. El resultado del teorema de Méndez depende ahora de Méndez.
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