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Análisis

Días cruciales: precios, dólar y mercados definen la suerte del gobierno

El presidente Mauricio Macri y el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica.

Después que las acciones perdieran 8% en Wall Street, el Riesgo País llegara a 854 puntos la semana pasada y los operadores financieros dejaran de creer en las posibilidades de repago de la deuda externa argentina de un nuevo gobierno en 2019, todos los ojos están puestos en como responderá la Bolsa local a las medidas de control de precios que anunció el gobierno antes de la Semana Santa. El comportamiento de los mercados sigue dos lógicas: desprecia el intervencionismo -aunque sea ligth, como en este caso- y castiga a las sociedades que deciden volcarse al populismo o la izquierda.

Cuidar vidas

Para atenuar la desconfianza de los mercados, el presidente Mauricio Macri recibirá a los principales directivos de las 16 compañías que acordaron con el gobierno la lista de 60 productos esenciales. Es una señal de consenso, que busca construir la imagen de “dar ahora un paso atrás, para luego avanzar varios”. A los empresarios, les agradecerá la voluntad de negociar este conjunto de productos, y por otro lado, a través del decreto que agrava las penas de la Ley de Lealtad Comercial y los 350 inspectores que Dante Sica dice que sacará a la calle para controlar los precios, les impondrá de la imperiosa y urgente necesidad de aliviar la dinámica inflacionaria. Es también un adelanto para presionar en favor de que la lista de Precios Cuidados, que vence el 6 de mayo, de a luz una nueva con frenos en los precios.

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Estará acompañado en este encuentro por el ministro Sica. Del lado empresario participarán el presidente de la Coordinadora de industrias de Productos Alimenticias (COPAL), Daniel Funes de Rioja y directivos de Aceitera General Deheza, Bunge, Molinos Río de la Plata, Las Marías, Gerula, Molino Morixe, Adecoagro, Pepsico, Bagley, Arcor, Prodea, Bodega Norton, Quilmes, Ledesma, Cabrales, Mastellone, Ilolay y ARSA.

Mauricio Macri es un empresario como los que llegarán hasta la Casa Rosada. Sabe que a las palabras se las lleva el viento y que en los negocios lo único que prima es la ganancia o el miedo a perderlo todo. Ese es el segundo mensaje clave: si la inflación no cede, volverá CFK. Que en determinandos grupos del mundo empresario es sinónimo de “perder”.

Hay otra variable que será clave en las negociaciones con los empresarios locales: el precio del dólar. En principio, el gobierno se blindó con el desembolso del FMI, que le permite volcar diariamente 60 millones de dólares hasta fin de año, a lo que se le suma la liquidación de la cosecha. Pero la inestabilidad política que significa una elección donde existe la amenaza concreta de un triunfo populista es una señal de incertidumbre a la que los mercados internacionales suelen responder con una sola medicina: romper todo con una corrida cambiaria y sentarse a esperar que los convoquen a negociar sobre las ruinas. Habrá que ver hasta donde los acuerdos con el FMI que tejió el gobierno alcanzan para que el mercado financiero global no active el bombardeo. Algunos especialistas señalan que el límite para que ello suceda o no, serán las PASO del 12 de agosto.

Dentro de este paquete de miedo, el jefe de Gabinete Marcos Peña agita la campaña “ojo que gana Cristina”. La encuesta de Isonomia, que le da 9 puntos arriba en un eventual ballotage a la ex presidenta, es un puñal en el corazón de la mayoría de los despachos del poder económico y sobre esa información se para el “alter ego” del presidente para pedirles que jueguen a fondo en esta encrucijada.

Ayer domingo, Ernesto Tenembaum, en su columna en el portal Infobae, asegura que se trata de una semana crucial, en la que Macri tendrá que tomar la decisión de pugnar por la reelección o bajarse del intento y subir a la cancha a la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

Si bien las fotografías de las encuestas indican que la crisis económica golpea tanto a Macri como a Vidal, algunos dirigentes de Cambiemos y varios consultores consideran que la gobernadora bonaerense podría articular mejor la necesidad de aglutinar “por necesidad” a quiénes estén dispuestos a frenar el regreso de CFK a la presidencia que Macri, muy desgastado como protagonista central de la situación que vive el país.

El jefe de Gabinete Marcos Peña.

Macri como Peña y Durán Barba, en cambio, creen que todavía hay vida. Que el “mano a mano” con la ex-presidenta favorece al presidente, porque el sector social que en 2015 y 2017 votó por Macri y hoy está desencantado con él, en un enfrentamiento final de esas características, volvería a darle su apoyo. No es sólo un pensamiento caprichoso, sino la idea fuerza de que se trata de un grupo social que abraza la anti-política, esto es, está volcado al centro-derecha. Se trata de un sector de la sociedad muy difícil de interpelar para el peronismo y el kirchnerismo y que es el que definirá la suerte de la próxima elección.

Ahora se agrega, en esta negociación “face to face” con el empresariado, que el candidato de un sector de la burguesía industrial, Roberto Lavagna, no despega en las encuestas y apenas supera a Sergio Massa. Por ahora, el ex ministro de Economía ni se acerca al ballotage, por lo que esa situación golpea tanto a los empresarios que lo promueven como a los radicales que intentan mostrarlo como alternativa a Macri para irse de una alianza que los tiene como acompañantes sin intervención en los asuntos clave de gestión. Sin candidato que les garantice una salida política, la UCR no tiene otra salida que seguir en Cambiemos y en el mejor de los casos, tratar de sumar a Martín Lousteau a la fórmula. Para el gobierno, frente al deterioro de su capital político, es una buena noticia. Este escenario estará presente en la cumbre con los gobernadores de Cambiemos el martes: el presidente les dirá a todos que no hay salida sin unidad frente a CFK.

Pero este factor ni siquiera puede llegar a entrar en juego, si la inflación no cede -aunque sea algo- y el dólar no da señales de quietud, sobre todo a mediano plazo. Cualquier plan electoral depende hoy de que la economía empiece a dar noticias de mejora, de lo contrario será muy complejo para el oficialismo ganar la elección. Es muy difícil que cualquier experiencia política sobreviva con una inflación superior al 50% anual y una recesión como la que atraviesa el país. Son días cruciales los que vienen.

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