Según rescata la investigación judicial, Nora Dalmasso, se refirió a sus problemas conyugales con Marcelo Macarrón, en “contadas ocasiones”. Una de esas veces habría sido con el empresario Miguel “El francés” Rohrer, que lo testimonió en su declaración judicial.
Nora le pidió a Rohrer, dos años antes de ser asesinada, que “intercediera con Marcelo Macarrón porque estaban teniendo una crisis de pareja y aparentemente estaban viendo la posibilidad de separación”.
Cabe recordar que Rohrer fue vinculado nuevamente con el crimen de Nora, por los hijos de la víctima, Facundo y Valentina.
Rohrer era un empresario agropecuario, representante de una multinacional, amigo de sus padres, y conocido de la familia a través del club de rugby.
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“El francés” también se refirió en su testimonio a la personalidad de Macarrón. En su declaración recuerda un viaje a Islas Virgenes, que hicieron el empresario con su mujer Valeria, y Macarrón con Nora.
Cuenta el empresario: “…Marcelo era muy cholulo, quería ser mi amigo. (…) Una vez teníamos planeado un viaje para ver a unos amigos a Islas Vírgenes y en aquélla oportunidad Marcelo y Nora “se colaron”. Dijeron “nosotros vamos con ustedes”. Buscaban pertenecer al grupo. Macarrón era una persona cargosa, pero a la vez muy generosa, se podía contar con él cuando uno de mis hijos se enfermaba; estaba disponible a cualquier hora. Pero Marcelo era muy avaro, y según el diccionario ser avaro es una enfermedad, era avaro con todas las letras, nunca pude conocerle la billetera”.
Durante su testimonio agregó: “Cuando estaban enterrando a Nora, Marcelo me pidió que le prestáramos la mucama para que limpiara la habitación en la que la habían matado ya que ese era el dormitorio de Valentina y estaba por llegar”.
Y recuerda que “la cama en la que mataron a su mujer, en este caso, la cama de Valentina, Marcelo se la vendió en cuotas a Verónica Valentin (la empleada doméstica) antes de su llegada. A la cama se la iban descontando mensualmente de su salario….”.
La esposa de Rohrer, Valeria, también contó a los investigadores sobre aquel viaje: “Marcelo Macarrón era “un avaro”, (…) en los viajes no pagaba nada. Cuando viajaron a las Islas Vírgenes nuestros amigos les prestaron una casa a la que ellos cuidaban ya que sus dueños vivían en el continente, por ende, Marcelo tampoco tuvo que pagar alojamiento, estuvieron “de arriba”. Marcelo, en el supermercado nunca tenía la billetera, nunca pagaban nada. “Era un avaro de aquéllos…”.
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