Algo de razón tiene el gobernador Juan Schiaretti cuando afirma que “la elección será difícil” y que “la única encuesta que vale es la de las urnas”. Se refiere a la elección provincial y a las municipales del 12 de mayo, en la provincia de Córdoba. Es mitad baño de realidad frente al optimismo desbordante que dan las encuestas al oficialismo provincial y, sobre todo, como consecuencia de la división de Cambiemos en dos fuerzas electorales. Y otra mitad, es estrategia interna para que nadie se sienta ganador antes de empezar. Ninguna elección se gana caminando.
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En los tres comicios municipales que se sucedieron en la provincia desde el año pasado, han ganado alianzas del espacio no peronista, que lo hicieron como oficialismos locales, pero que lograron preservar su universo de votantes pese al enorme deterioro de la economía del gobierno de Mauricio Macri. Así sucedió en Marcos Juárez, La Falda y Villa Dolores. En los dos primeros triunfaron las versiones de Cambiemos (en La Falda frente a una alianza entre el UPC y el kirchnerismo) y en Traslasierra lo hizo un acuerdo basado en un partido vecinal heredero del radicalismo, más lejos en el tiempo, y del radicalismo kirchnerista, más cerca del presente, que ahora se unió con la UCR y el Frente Cívico.
Se trata de victorias que demuestran la vitalidad del electorado no peronista en Córdoba y también, que las elecciones locales separadas de las provinciales y las provinciales de las nacionales son una estrategia adecuada para preservar el poder. La primera evidencia es un dolor de cabeza para Schiaretti y una buena noticia para Ramón Mestre y Mario Negri. La segunda, le da más tranquilidad al gobernador, porque está claro que no habrá ningún actor político superior a él. Sobre todo, porque el presidente ya dijo en el Congreso de la Lengua, la semana pasada, que no apoya a ninguno de los dos candidatos de los frentes en que se dividió Cambiemos.
Otro dato, es que en todos los casos hubo polarización, más aguda en Villa Dolores, y menos intensa en Marcos Juárez y La Falda. Esto quiere decir, que es altamente probable que haya un corrimiento de voto útil hacia uno de los dos candidatos del oficialismo nacional más cerca del 12 de mayo. La primera disputa de Mestre y Negri, es en consecuencia, aparecer como potenciales contrincantes de Schiaretti. El que quede mejor posicionado, podría verse favorecido por el volumen y fortaleza del universo no peronista.
La primera lectura del resultado de Villa Dolores, estaría mostrando que los aliados elegidos no suman al peronismo y por lo tanto, no agrandan el espacio que ya tiene.
A su vez, la reelección de Gloria Pereyra, en Villa Dolores, se produjo frente a un acuerdo electoral como el que apuesta a desarrollar Schiaretti. El padre de la intendenta, Juan Manuel Pereyra, de Concertación Forja, quedó parado junto al PJ, con quien integra la alianza Hacemos por Córdoba, y pese a ello, no hubo sorpresa. La primera lectura de este resultado, estaría mostrando que los aliados elegidos no suman al peronismo y por lo tanto, no agrandan el espacio que ya tiene. Si lo que sucedió en la principal ciudad del valle de Traslasierra se repite en otras comarcas, se estaría ante la existencia de un techo al desarrollo del espacio peronista cordobés. Si es así, la ausencia de ese factor estratégico, dejaría la suerte y destino del oficialismo provincial casi exclusivamente en manos del gobernador Schiaretti.
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