En una escena cada vez más inclinada hacia la producción digital, Barata Maluca decide correr la línea. “Adentro de la Cancha”, su nuevo álbum de estudio, llega como una declaración explícita: la música de banda, hecha con instrumentos reales, ensayo, sudor y convivencia, sigue teniendo un lugar que las máquinas no pueden ocupar. El disco reúne ocho canciones originales y funciona como un documento del presente del grupo, de su forma de trabajar y de la sensibilidad que los define.

Desde la primera escucha se percibe una decisión estética clara. No hay beats prefabricados ni atmósferas artificiales: hay guitarras, voces sin filtros desmedidos, errores que conviven con la toma final y una energía que sólo aparece cuando cinco músicos comparten un mismo espacio. En tiempos donde la industria se ordena por tendencias y algoritmos, Barata Maluca elige la ruta inversa: tocar, componer en conjunto y sostener una identidad nacida del cuerpo y no de una plantilla digital.
Un disco que mira la calle y la vida cotidiana
Las canciones no buscan discursos solemnes ni grandes declaraciones. Funcionan más bien como pequeñas escenas del mundo que rodea a la banda: la calle, el barrio, los vínculos, lo que se gana y lo que se pierde. Cada tema abre un clima distinto y deja ver un registro emocional honesto y directo.
“Naturaleza Herida” se impone como una apertura íntima y urgente.
“El Viento” abre una ventana a las nostalgias que se mezclan con la alegría del movimiento.
“Ganga Bamba la Vida” recupera la frescura y el pulso lúdico que distingue al grupo.
“Náufrago en tu Piel” profundiza en la narrativa íntima.
“Vida” sostiene la mirada esperanzada del álbum.
“Cartonero, cartonero” toma una figura cotidiana de la ciudad desde un lugar humano, sin dramatizarla.
“Cruzando Fronteras” refuerza la idea de pertenencia y la identidad del día a día.
“Pintando Calles” cierra con imágenes urbanas que mezclan arte y realidad.
Esta diversidad responde a la forma de trabajo de Barata Maluca. No hay artificio ni búsqueda de heroicidad; hay observación, memoria y un lenguaje directo. Las letras no intentan dar respuestas: describen lo que sucede “adentro de la cancha”, en el juego real de la vida.

La estética de una banda que sigue tocando



La estética visual del lanzamiento acompaña ese espíritu. Las fotos muestran a Barata Maluca tal como es: un grupo que ensaya, discute, construye, improvisa y convive. La identidad surge del roce entre personalidades distintas, de trayectorias que se cruzan y de un sonido que se arma desde lo colectivo.
La grabación se extendió durante varios meses y conservó la energía del vivo como eje. Lejos de la búsqueda del perfeccionismo quirúrgico, el proyecto apostó por conservar aire, respiración y textura. Ese enfoque, casi contracultural, es el que sostiene la esencia del álbum.

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