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Acoso sexual y hostigamiento a otra oficial del Servicio Penitenciario: “Me cortaron la carrera porque no quise acostarme con Heredia”

José Gustavo "El Caña" Heredia, sentado, semitapado por el micrófono.

“En 2007 fui trasladada como jefa de Requisas en (la cárcel de) Bouwer. En ese tiempo, (José Gustavo “el Caña”) Heredia me seguía por las cámaras, me llamaba por teléfono en cualquier momento, no le importaba lo que estuviera haciendo, me invitaba a salir, me decía que la íbamos a pasar bien: ‘Dale vamos a algún pueblo, donde no nos conozcan y si pasa, pasa’. Todo el tiempo así durante casi dos años. Tampoco quería que le pasara las novedades de mi trabajo por teléfono, sino personalmente, entonces tenía que esperarlo a cuando se le diera la gana de recibirme. Me hacía esperar horas. Incluso, como dormía una siesta todos los días, había que esperar a que se levantara. No importaba que mi turno hubiera terminado varias horas antes. Me llamaba por teléfono cuando estaba de franco o me hacía ir de lunes a sábado. Como yo le decía que no, hasta me dio días de arresto cuando no lo merecía o no me correspondía. La verdad es que yo siempre lo esquivé, le decía que no podía, que tenía que cuidar a mis hijos, que esto, que aquello…”.

La mujer que habla con ENREDACCIÓN fue pasada a retiro a los 40 años, en diciembre de 2018, con el grado de alcaide mayor (a dos del máximo cargo en el escalafón). Las iniciales de su nombre y apellido son C.Q. Su identidad no se publica por tratarse de una víctima de violencia de género.

-¿Por qué no lo denunciaste antes?, le preguntó este medio.

-No es fácil. Más en ese momento. Siempre pensé que iba a dejar de lado ese capricho, que se le iba a pasar su “bobada” conmigo, que se iba a terminar la persecución. Siempre me daba fuerza con mis hijos y siento que ellos están orgullosos de su mamá. Lo denuncié ahora porque me cortó la carrera. Y me cortó la carrera porque no quise acostarme con él.

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C.Q. presentó una demanda que se tramita ante el Juzgado de Niñez, Adolescencia y Violencia Familiar de Tercera Nominación, a cargo de la jueza, Laila Córdoba. El planteo es en contra de Heredia, que se retiró como sub-jefe del Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC) en diciembre de 2019, y también del actual jefe del SPC, Juan María Bouvier. La Justicia ya dispuso la orden de exclusión de ambos, esto es, que no pueden acercarse a la víctima de modo directo o a través de terceros.

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Los acusa por “hechos de violencia de género, violencia laboral, abuso de poder, entendiendo por esta, el abuso de poder que ejerce una persona con la finalidad de excluir o someter a otra. Se manifiesta en mi caso particular,  y entre otras formas, como violencia psicológica, abuso sexual, discriminación laboral, hostigamiento laboral, denigración, faltas de respeto, violencia, daño moral, perdida de chance, todo en el ámbito del trabajo lo que ha derivado en que me encuentre bajo tratamiento sicológico y siquiátrico por sufrir de depresión, y ataques de pánico, siendo esto de enorme gravedad para mi salud” y por “la pérdida de mi fuente de trabajo y mis ingresos”.

La entrevista con C.Q, que es madre de dos hijos, se extendió durante tres horas, en la cocina de su casa, en la ciudad de Córdoba, el martes. Su relato, detallado, preciso, ocupará casi todo el tiempo.

Recién pudimos concretar el encuentro, cuando fue dada de alta de COVID-19. En septiembre, estuvo internada con oxígeno casi dos semanas. “La pasé muy mal, pero acá estoy”. En cambio, su madre falleció el 14 del mes pasado. La mujer fue internada por una neumonía y murió víctima de COVID-19. “Me enteré cuando salí, la médica no quiso decirme hasta que me recuperara”. Todavía, de a ratos, dice que le falta el aire.

-¿Heredia fue el único que te acoso?

No, no fue el único. Otros de la plana mayor me acosaron también.

-¿Quiénes?

Don (Víctor) Vivas y Don Bouvier. Vivas fue durante mucho tiempo, hasta que se puso en pareja. Me decía cosas todo el tiempo, insinuaciones y cosas como “qué linda negra”. Y Bouvier me pedía (por teléfono) que le mandara fotos mías… Me invitaba a salir, me escribía mensajes y me decía: ‘Cuando nos vamos a ver. Salgamos…’ Yo lo esquivaba todo el tiempo. Después, cuando se puso de novio con su actual pareja, dejó de acosarme. Cuando me dieron de baja, le pedí hablar, y me recibió. Le pregunté, ¿Don Bouvier, quiero que me diga en qué le fallé? En nada, no me fallaste en nada, me respondió. Le dije: Entonces le hace caso a Heredia. Y me fui.

Bouvier me pedía que le mandara fotos mías… Me invitaba a salir, me escribía mensajes y me decía: ‘Cuando nos vamos a ver. Salgamos…’ Yo lo esquivaba todo el tiempo. Después, cuando se puso de novio con su actual pareja, dejó de acosarme”.

El jefe del Servicio Penitenciario de Córdoba, Juan María Bouvier (Gentileza La Voz del Interior).

-¿Y alguien más te hostigó?

Sí, Marisa Alé, la que fue jefa de la cárcel de Bouwer.

-¿Crees que fue en acuerdo con Heredia?

Sí.

-¿Por qué?

Cuando fui subdirectora de Bouwer, la directora Marisa Ale, apenas llegué, lo primero que me dijo fue: “No sabés lo que te va a pasar acá. Ya vas a ver tus calificaciones”. Me hicieron la vida imposible. Después me ordenó que no hiciera tareas operativas, de seguridad, y demandó que no me metiera ahí, que era su área. Mi trabajo iba a ser administrativo. La verdad, es que siempre quería hundirme. Una vez, después de un incidente, me dejó sola con todas las internas en un pabellón para que les explicara lo que había pasado. Cuando eso no se puede, no está permitido por los reglamentos. Me hacía quedar hasta las 3 de la mañana, cuando yo no hacia tareas operativas. Me llamaba por videollamada para ver en qué lugar de la cárcel estaba. Entraba abriendo la puerta de mi oficina a golpes y me preguntaba qué hacía. “Tareas administrativas, que son las que me pediste”, le decía. Me seguía todo el tiempo, me controlaba, y me gritaba. O no me reconocía los operativos que hacía, de secuestro de drogas, de hallazgo de armas, o lo que fuere.

Afirma la denuncia judicial presentada por C.Q.:

“Durante el desempeño de mis funciones bajo las órdenes del Sr. Heredia recibía permanentes hostigamientos, me controlaba mi tarea, me hacía saber que controlaba mi desempeño diario en mis funciones como oficial penitenciario. Me enviaba mensajes de texto donde me advertía “Te estoy mirando, se dónde estás”; en otras ocasiones cuando se realizaban operativos en los establecimientos penitenciarios, en los cuales yo intervenía, y secuestraba elementos prohibidos, ante mis subalternos hacia comentarios irrespetuosos tales como “¿Quién te dio ese dato?, ¿El choro es amigo tuyo o fue tu novio?”

Heredia, ante mis subalternos, hacia comentarios irrespetuosos tales como “¿Quién te dio ese dato?, ¿El choro es amigo tuyo o fue tu novio?”

“En ocasiones incluso se burlaba de mi forma de trabajar, la que por cierto era destacada por otros superiores de la institución. Es así que en todas mis fojas de calificaciones tuve excelentes promedios”.

“(…) En tal sentido, con fecha 30 de diciembre de 2018 se dispuso mi pase a Retiro Obligatorio por decisión arbitraria de la superioridad y del Sr. Heredia”.

“Que tal circunstancia, si bien no consta en documento alguno, se debe a que en ningún momento accedí a sus insinuaciones de índole sexual, como así tampoco haber cumplido sus deseos de que le acercar números telefónicos del personal femenino de la Institución”.

“Que también se debe esa medida segregativa al hecho de haber soportado estoicamente los permanente embates a los que fui sometida tanto por el Sr. Heredia a través de sus insinuaciones, faltas de respeto hacia mi persona y trabajo, como por la plana mayor de la Institución y la Jefatura del Servicio Penitenciario de Córdoba”.

“Que el pase a retiro obligatorio en mí, ha ocasionado un severo gravamen en mi economía familiar, ya que soy madre soltera de dos hijos adolescentes, cuyo padre es ausente, y un gran impacto en mi salud física, psicológica y psiquiátrica por lo cual me encuentro bajo tratamiento médico”.

La cárcel de mujeres, en Bouwer.

“Hubo una primera etapa en 2007 y 2008. Luego se olvidó o no sé qué. Hasta que en 2016 empezó de nuevo”, cuenta sobre el acoso y hostigamiento de “el Caña” Heredia.

-¿Cómo era su trato cotidiano con vos?

Me hablaba por teléfono y me gritaba. La verdad que me gritaba todo el tiempo. Me denigraba con sus expresiones sobre mi tarea. Me ninguneaba. O iba en el auto, me hablaba por teléfono y me decía: “Escuchá la música que estoy escuchando”…, eran canciones de (la banda cuartetera) Chipote, todas canciones libidinosas. Entonces insistía: “Dale, salgamos a bailar, y después que pase lo que pase”.

Siempre me quería tocar, y yo lo esquivaba, y se ponía como loco. Entonces, me gritaba más. Me decía cosas de la ropa que tenía puesta. Una vez ustedes publicaron una nota en la que decía que me ponía el uniforme para trasladar detenidos porque faltaba personal, entonces fue hasta Tribunales (C.Q. fue jefa de la Alcaidía de Tribunales de la Justicia de Córdoba) a gritarme que no me quería ver más con el uniforme. Era maltrato todo el tiempo.

Iba a Tribunales de sorpresa con la excusa de ir a controlar, pero no, iba a mirar a las empleadas mujeres del servicio o de Tribunales. Me preguntaba por esta o por aquella, me pedía sus números de teléfono. Iba a ver qué podía cazar. Iba a hacer un casting. Durante un tiempo, salía con una chica en Tribunales, entonces me llamaba a cada rato para saber qué hacía, con quién estaba. También, alguna vez, se encerró en mi oficina, en Tribunales, con una mujer.

¿Qué otras agresiones se produjeron?

Una vez me llamó y me dijo: “Te quiero en 15 minutos en la jefatura”. Yo estaba a cargo de la Alcaidía de Tribunales, apenas entré, a los gritos, me dice: “¿Quién carajo sos vos para poner estas notas (por las calificaciones del personal que tenía a cargo)? Las tenés que bajar, no quiero notas altas, y las tenés que bajar vos”. Como yo le decía que no quería hacerlo, me las rompió en la cara. “Las cambias o te atenés a las consecuencias”.

Algo parecido me sucedió cuando estaba como subdirectora en Bouwer. “¿Quién te crees que sos vos para poner estas notas? Bajalas a todas. No me gustan cómo están las calificaciones de toda esta gente”. Y me las tiró en la cara.

Heredia me recibió a los gritos. “¿Quién carajo sos vos para poner estas notas (por las calificaciones del personal que tenía a cargo)? Las tenés que bajar, no quiero notas altas, y las tenés que bajar vos”. Como yo le decía que no quería hacerlo, me las rompió en la cara. “Las cambias o te atenés a las consecuencias”.

¿Tenés conocimiento de otras acciones de abuso de poder?

Había una chica, las siglas de su nombre y apellido son K.G. que se desempeñaba en el portón de acceso a la cárcel de Bouwer. Hacía poco que había entrado al servicio. Trataba mal al personal, pero nadie le decía nada porque era conocida como “la primera dama”, porque salía con Heredia. Incluso, él llamaba a la guardia para que la dejaran salir y decía, “tiene que hacer cosas”. Era para ir al baile o salir con él. Hasta que un día la encontraron entrando al penal de San Martín, disfrazada con una peluca, era la mujer de un interno, con el que tenía hijos y todo. La dieron de baja. Siempre me pregunté cómo hizo para poder entrar al SPC.

Bouvier, el cuarto empezando desde la derecha, y Heredia, el más alto, en el quinto lugar, durante una actividad del SPC.

Sobre su ingreso al Servicio Penitenciario de Córdoba, cuenta que “mi papá era pintor de autos, pero era un trabajo con muchos altibajos, éramos una familia humilde, de gente honesta y muy trabajadora. Yo quería ser médica, quería ayudarlos. Soy la menor de cuatro hermanos. Nací cuando ellos ya eran grandes”.

Recuerda que se anotó en la carrera de Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), que el padre le daba dos cospeles todos los días, y que trabajaba en una verdulería y cuidando niños para “juntar dinero y poder estudiar, pero la verdad que no era fácil entrar a Medicina”.

Dice que “un día, mi padre me dijo: no te puedo pagar la carrera de Medicina. Te voy a inscribir para que estudies la carrera de militar, pero al final como era en Buenos Aires, desistió. Entonces, me inscribió en el SPC. Me recibí, nunca tuve una calificación baja, y empecé a trabajar. Trabajaba de lunes a lunes, puse a mis viejos en la obra social, y de a poco, pude hacerles la casa”.

Asegura que “la vocación de servicio se va haciendo. Fui encontrando la vocación gracias a muchos buenos jefes que tuve y me apasionaba lo que hacía. Era mi lugar. Siempre estuve en la parte operativa. Soy de las que creen que es una institución en la que hay que trabajar en equipo para solucionar los problemas de los presos y de los empleados”.

El final de la entrevista se acerca. Juega con el celular sobre la mesa y lo mira mientras habla. “Yo siempre hice las cosas de manera legal, hice todas las cosas bien, colaboré siempre y me echaron como a un perro. Ahora extraño a mis compañeros, a lo que hacía en el Servicio. Extraño sentirme útil”.

¿No te dieron explicaciones formales de tu retiro?

Heredia me dijo que se había terminado mi ciclo. Nada más. Vivas, que estaba con él, no me dijo nada. La alcaide mayor Rosa Alaimo, que estaba en la Junta de Calificaciones, en otra oportunidad, me contó lo siguiente, cuando le pregunté sobre si sabía por qué me habían dado la baja: “Lo único que puedo decirte es que yo estuve ahí y tu legajo nunca fue a la Junta”. Eso quiere decir que la decisión se tomó en otro lugar, que fue Heredia. La injusticia que viví todavía me causa dolor en el pecho.

>> COBERTURA

VER “Hostigamiento y violencia de género” en el Servicio Penitenciario: La UCR pide informes al gobierno por la situación de Bouvier.

VER Denuncian al jefe del Servicio Penitenciario de Córdoba por hostigamiento laboral y violencia de género.

VER Juan María Bouvier: El obediente que siempre cayó parado.

VER “El Caña” Heredia: El hombre que logró sembrar miedo dentro de la jefatura.

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