En Lima, hasta 1820, existieron los Tribunales del Santo Oficio o de la Santa Inquisición que tenían como función juzgar a quienes profanaban, cometían herejías o practicaban algún credo que contradiga a la Iglesia Católica. Por aquellos tiempos, el Estado y la Iglesia eran una sola. El Estado ejecutaba y la Iglesia establecía que era verdad, cuál era el discurso que daba Orden al mundo. En Córdoba, además de la posesión de los mejores solares urbanos, la Iglesia ejercía su poder mediante el Comisariado del Santo Oficio dependiente del Tribunal de Lima (1).
De esta manera el Orden social, estaba precedido por un discurso que definía que era verdad y que no, quienes eran interlocutores de Dios y quienes contradecían el Orden Sagrado. Entre estos estaban los denominados alumbrados, una corriente mística que (entre otras cosas) creía en la unión entre el cuerpo y el espíritu, por lo que consideraban que su libre albedrío no era pecado ya que Dios guiaba la mente humana para poder leer las escrituras con entera libertad individual.
Con las revoluciones independentistas en Sudamérica y la creciente expansión de las ideas de los Ilustrados (que no es lo mismo que Alumbrados) basadas en la razón, la igualdad y la libertad, el Estado se reconfigura dejando de ser limitado en su ejercicio por las “leyes de Dios” para incorporar las ideas de progreso guiadas por la promoción del comercio y consecuentemente la economía. Lo que conocemos como capitalismo liberal.
Desde esos tiempos, la razón del Estado es la economía, siendo los gobiernos quienes auto limitan su accionar de acuerdo a su posición respecto al rol que el Estado debe ejercer en la sociedad. Sintéticamente (y a riesgo de ser reduccionista) se pueden identificar dos grandes posiciones: están quienes promueven reducir el Estado a la mínima expresión para que el “mercado” se expanda y derrame sus bonanzas en la población; y quienes reivindican el Estado como regulador de los abusos y desequilibrios que quienes amparados en su libertad pueden ejercer sobre los demás. Es decir, el límite del Estado Moderno es impuesto por la economía para que mediante las “leyes del mercado” se acceda a la libertad individual de los miembros de la población.
En nuestra ciudad, se puede rastrear genealógicamente el “Discurso del Orden” (2), que continua representando las ideas patriarcales y verticalistas en las que como última instancia intervenía la Santa Inquisición. En tanto, se puede mencionar la Contrarrevolución de Mayo encabezada por el Virrey Santiago de Liniers y la Intendencia del Tucumán, Córdoba como epicentro de la resistencia Católica con los Comandos civiles y piedra angular de la “Revolución Libertadora”, “el Navarrazo” único golpe institucional a un gobierno democrático realizado por las fuerzas policiales, durante la última dictadura cívico-militar fue la provincia que más sufrió el “Proceso de Reorganización Nacional” en violación de los Derechos Humanos; el amplísimo triunfo electoral del Presidente Mauricio Macri con un 70% de votos y actual apoyo a pesar de las dramáticas consecuencias económicas, sociales asociada a un discurso antiperonista, anti kirchnerista, anti movimientos populares, anti derechos humanos, etc. Y las actuales prácticas de control disciplinar que ejerce la Policía Provincial, que como consecuencia reciente tiene la lamentable muerte de Valentino Blas Correas, y durante los últimos años tantos otres jóvenes que murieron anónimamente (desde la recuperación de la democracia los asesinatos policiales alcanzan los 463 casos) (3).
La declaración de la pandemia a nivel mundial, modifico la realidad indefectiblemente. La globalización neoliberal que regía los gobiernos del mundo y mostraba las consecuencias de la concentración financiera en una reducida elite mundial y como contrapartida el aumento de la pobreza; el deterioro ambiental modificando el clima planetario, por la imposibilidad de recuperación de la naturaleza y su biodiversidad que se presentaba como un mundo extenso y con riquezas infinitas, pero que alcanzo los índices más altos de explotación humana luego de las revoluciones industriales exponen su finitud para sustentar la vida tal como la conocemos. Córdoba, en este sentido muestra la triste realidad de haber acabado con su bosque nativo a una tasa de desmonte superior a la del Amazonas en las últimas dos décadas (4).
En la Córdoba del Orden, siempre existieron sujetos que ejercen la posesión, la explotación, la subordinación y la descalificación de quien no es un varón heterosexual, predominantemente católico, militar, adaptado a la cultura europea y norteamericana (mejor aún que adopta la misma) y niega el origen criollo, mestizo, indígena, gay, travesti, hasta el de ser mujer. La naturaleza sufre de las mismas violencias.
En las últimas semanas, pudimos ver como el izamiento de la bandera para reivindicar los derechos de las diversidades de géneros y elecciones sexuales fue un conflicto plagado de descalificaciones y violencia simbólica y física. En igual sentido, lo que se conoció como el #17A expuso los más retrógrados y conservadores discursos que permiten visibilizar en todo su esplendor la Córdoba del Orden a la que hacíamos referencia.
La circulación del COVID-19 a nivel mundial, posibilito acelerar lo que indefectiblemente se anuncia desesperadamente desde diferentes disciplinas científicas y desde las más diversas organizaciones sociales: el funcionamiento de la economía es horrorosamente desigual, el mercado no es Dios, el Estado no puede solo mirar lo que hacen los actores del mercado, el planeta es finito, la humanidad es una especie animal con capacidades racionales y culturales con capacidad de autodestruirnos, pero también de ser constructores de una realidad inclusiva, creativa que posibilite la vida y la diversidad.
Las manifestaciones de la Córdoba del Orden, probablemente no sean las últimas, tampoco serán exclusivas de nuestra ciudad. Nos encontramos en un cambio de época ¿Será el tiempo en que el Estado deje de ser limitado por la economía? ¿Será la nueva razón del Estado promover la protección ambiental como premisa para posibilitar todas las formas de vida? ¿Será tiempo de la ecopolítica?
En América colonial, la imposición de un discurso de verdad religiosa llevo a quienes no aceptaban el mismo hasta la muerte en la hoguera. En la última dictadura militar, con el mismo sentido los “dueños de la verdad” secuestraron, mataron y desaparecieron a quienes proponían ideas subversivas al orden establecido.
En agosto de 2020, la circulación del virus pandémico supera día a día su alcance en las ciudades en las que los constructores del discurso de verdad desean mantener las cosas como antes del 19 de Marzo desafiando los límites que esta vez pone la naturaleza.
No son las ideas de unos contra otros, es la naturaleza que muestra sus límites y su contraconducta para resistir al ataque que le propinamos explotando sus recursos sin limitación. El arte de gobernar en estos tiempos, ya no está limitado por cumplir las leyes de Dios, ni las premisas de los tecnócratas y adoradores del mercado, en esta oportunidad ¿gobernar será proteger a la población de los virus, la contaminación, la escasez de alimentos y condiciones mínimas de hábitat que garanticen la salud pública? En esta oportunidad quien pone los límites no discrimina, todes somos iguales y mata sin distinción.
Paradójicamente los inquisidores de hoy son también los alumbrados, el Estado desde su razón neoliberal quien genera las condiciones y la naturaleza quien ejecuta la sentencia de muerte. Modificar los paradigmas se presenta como necesidad para la sostenibilidad de la biodiversidad, eso nos incluye como especie.
* Darío Gómez Pucheta es licenciado en Trabajo Social y Doctor en Administración y Políticas Públicas.
1) Ferrero, R. (1999, p.22). Breve Historia del Córdoba. Alción Editora. Córdoba.
2) Gómez Pucheta, D. (2020) Córdoba y el Derecho a la Ciudad ¿Quién tiene el poder? Ed. Brujas. Córdoba.
3) Ver Coordinadora contra la represión policial e institucional: http://www.correpi.org/2020/recambio-policial-en-cordoba-una-salida-elegante-para-un-problema-de-fondo/
4) Ver http://www.montesdecordoba.org/
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