El vicejefe de Gabinete del gobierno de Mauricio Macri, Mario Quintana, estuvo ayer en Córdoba para participar del primer “Ciclo de Coyuntura” que organiza la Bolsa de Comercio de Córdoba y su Instituto de Investigaciones Económicas. El funcionario habló ante un auditorio muy favorable: Horacio Parga (ayer presidió el último almuerzo y será reemplazado por Manuel Tagle), no se cansó de reiterar el buen momento que transitan las relaciones entre el Gobierno de Mauricio Macri, los empresarios en general y la Bolsa en particular, comentario que matizó recordando “el clima de falta de libertad” que se vivió durante las gestiones kirchneristas.
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Quintana es afable, quizás uno de los de mejor trato entre los principales funcionarios del gabinete del gobierno nacional. En ese tono expuso los principales lineamientos de las políticas oficiales, le dedicó varios minutos al proyecto de censo, digitalización territorial y refuncionalizacion de villas, dijo que el 15% “no es una meta” inflacionaria sino una propuesta y admitió que el gobierno de Mauricio Macri finalizará con una inflación de dos dígitos (diez puntos para 2019, redondeó). En términos poder adquisitivo, y en detrimento de lo que dicen los estudios más serios, el vicejefe de Gabinete explicó que la caída del consumo en supermercados (comida y bebida) no es tal, sino producto de cambios en las líneas y canales de consumo. Así, habló de venta récord de motos y otros bienes durables y aseguró que ahora la gente compra vía Web y no en las bocas tradicionales de expendio.
Algo tenso, pero siempre amable, ante una pregunta de ENREDACCIÓN, Quintana sostuvo que hace pocos días se comprometió oficialmente a desprenderse de sus acciones en la empresa Farmacity y que esto va a suceder “antes de fin de año”. “No hace tanto me comprometí, fue en el programa de Carlos Pagni”, recordó. El programa se emitió la semana pasada en La Nación +. En rigor, desde mediados del año pasado en el entorno del vicejefe de Gabinete vienen “amenazando” con la venta de su participación en la principal cadena de farmacias del país, sin que se haya concretado aún. Dos años y cinco meses después del triunfo electoral de Cambiemos, lo cierto es que Quintana parece haber agilizado los tiempos, pero sólo después que la Procuración General de la Nación, en un dictamen no vinculante, diera un espaldarazo al desembarco de Farmacity en la provincia de Buenos Aires, en detrimento de disposiciones provinciales que lo impiden. No hace falta ser un genio de los negocios para entender que, si la Corte Suprema resuelve en consonancia con la Procuración, el valor de la cadena ascenderá. A esta noticia hay que sumarle la reciente imputación penal contra un ex secretario de Estado del ministerio de Salud de la Nacion, Raúl Ramos, por haber favorecido a la empresa Farmacity con una decisión administrativa.
El fragante conflicto de intereses que envuelve sin escándalo a Quintana (como sucedió con Juan José Aranguren, ministro de Energía y accionista de Shell, para mencionar solo un caso de la gestión nacional) lo imposibilita a referirse de manera oficial y pública sobre temas de salud, por expreso pedido del presidente Macri, según comentó ayer en la Bolsa. Quintana, cabe aclarar, es uno de los cinco o seis hombres más importantes del gobierno nacional, mano derecha de Marcos Peña, el más poderoso de todos los funcionarios después de Macri.
“Nos manejamos con la recta intención”, afirmó en un punto de su exposición. Una mención a San Ignacio de Loyola para decir que la gestión amarilla no tiene problemas en “admitir y corregir errores”.
La recta intención, parece, se aplicará también a la propuesta para aplanar el incremento tarifario que los socios de Cambiemos, la UCR y Elisa Carrió, le llevaron a Macri ayer. “Vamos a escuchar las propuestas (de los aliados de Cambiemos) sin desconocer lo que tenemos que hacer”, recalcó. “Todo lo que tenga madurez fiscal y sensatez lo vamos a escuchar”, agregó, tras asegurar que con la modalidad de “la gradualidad” en la quita de subsidios a los servicios públicos se busca cumplir el objetivo de reducir el déficit fiscal.
En un tema tan estratégico como el tarifario, llamó la atención el silencio del auditorio repleto de empresarios, los mismos que reclaman bajar los costos operativos de EPEC (léase salarios y beneficios para trabajadores) y suelen esgrimir el argumento de los costos fijos para ajustar personal. Tal vez la explicación haya que buscarla en que la Bolsa de Comercio, anfitriona del evento, es una entidad ligada a los negocios financieros, un rubro en el que ninguno de los operadores tiene de qué quejarse por estos días.
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