Fernando Armando Albareda de 53 años fue detenido e imputado como supuesto autor del crimen de su madre, Susana Montoya (74). El hecho fue encuadrado por el fiscal Juan Pablo Klinger como “Homicidio calificado por el vínculo”. La mujer había sido asesinada de modo brutal en la noche del pasado jueves 1 de agosto. Albareda fue detenido en la calle y luego, su domicilio, en barrio Escobar, en Córdoba Capital, fue allanado por orden judicial.
Montoya era la esposa de Ricardo Fermín Albareda, un subcomisario de la policía de Córdoba y militante del ERP, secuestrado, asesinado y desaparecido el 25 de septiembre de 1979, durante la última dictadura cívico militar.
Dice la información oficial que “se logró determinar, a través de una serie de medidas investigativas practicadas por este órgano judicial con la colaboración de la Unidad Judicial de Homicidios, la Brigada de Investigación de Homicidios –dependiente de la Dirección General de Investigaciones Criminales de la Policía de la Provincia- y los distintos gabinetes científicos de la policía judicial del Ministerio Público Fiscal, la identidad del autor de dicha muerte”.
Agrega que “se ha llegado a la decisión comunicada, a partir de la incorporación de profusos y contundentes elementos probatorios que permitieron reconstruir de manera forense, las circunstancias que nos llevan a sostener que existen motivos para sospechar la participación del nombrado Fernando Armando Albareda en el hecho”.
Sostiene como elemento destacado de las pruebas reunidas que “el informe técnico del Área de Grafocrítica de Policía Judicial ha podido establecer preliminarmente que los manuscritos obrantes en la pared de la casa de la víctima presentan grafocinetismos afines con algunos de los grafismos de los anónimos analizados con motivo de las Amenazas denunciadas el 8 de diciembre del año 2023 por el imputado, presentando ambas características similares a las de Fernando Armando Albareda”.
Cabe recordar que, en diciembre de 2023, Fernando Albareda fue amenazado en su casa a través de un mensaje: “Se te terminaron los amigos en la Policía. Te vamos a juntar con tu papito. Vas a morir”. Estaban escritos en diferentes letras con fibra negra sobre hojas blancas, que aparecieron en puerta de entrada de su casa, junto a seis balas calibre 22 largo.
Mientras que esta vez, en la vivienda donde vivía y fue asesinada la mujer, en Córdoba Capital, él asesino había dejado escrita en una pared de la casa una leyenda con una amenaza supuestamente dirigida para los dos hijos de la mujer (Fernando y Ricardo): “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”. Estaba escrito en rojo, se cree que con un lápiz labial.
Según la autopsia, a Montoya la mataron a golpes en la cabeza con un objeto contundente -un bloque de cemento- y por estrangulamiento. Luego, le clavaron un cuchillo en la garganta. Apareció en el patio de la vivienda que habitaba en barrio Ampliación Poeta Lugones, en Córdoba Capital. Su cuerpo estaba semitapado con pasto y excremento de perro.
Para fuentes con acceso al caso, el modo”brutal” y “excesivo” con el que la mataron podía indicar la presencia de alguien cercano o con una relación con la víctima. También confluyó en esa línea, que “las armas” utilizadas en el crimen eran primitivas (o “impropias”, como se las define) y que se encontraban en la casa: Un bloque de cemento y un cuchillo. Eso, relató la fuente, revelaba la inexistencia de planificación y, por el contrario, mostraba que alguna desavenencia o incidente del momento pudo haber desencadenado la secuencia fatal.
Otros elementos que apuntaron a la decisión de los investigadores, son los siguientes:
-En el lugar del suceso no había faltantes de objetos ni de dinero, lo que excluía el móvil del robo ocasional.
-No había cerraduras forzadas.
-Nadie escuchó gritos, ni ruidos extraños.
-El entrecruzamiento de llamadas de los teléfonos de los involucrados.
-Las cámaras de video de la zona, que fueron revisadas y arrojaron elementos probatorios en sincronía con este desenlace. El fiscal Klinger y los integrantes del equipo de Homicidios de la Policía de Córdoba habrían visto las imágenes de videos alrededor de la casa de Susana y lograron precisar que Fernando habría llegado caminando el jueves a la tarde a la casa de su madre, en el barrio Ampliación Poeta Lugones. Ella misma le abrió la puerta. También se observó que el mismo Fernando se retiró del lugar antes de la medianoche.
-Los investigadores consideran que por los elementos hallados, luego habrían cenado juntos y más tarde, la habría atacado por la espalda -un dato que surgiría de la autopsia-.
Desde el inicio de la investigación, el fiscal Klinger y el ministro de Seguridad de la Provincia, Juan Pablo Quinteros, no descartaron ninguna hipótesis sobre lo sucedido, incluido que el cobro de una reparación por el crimen de Lesa Humanidad que había sufrido Albareda padre, por 76,44 millones y que se iba a producir en los próximos días, pudiera haber sido el móvil del caso.
Sin embargo, como la familia involucrada había sido víctima de un crimen de Lesa Humanidad, el hecho estuvo impregnado por la sospecha de que detrás de lo ocurrido podría haber personas vinculadas a los grupos de tareas de la última dictadura cívico-militar o a sus ideas. Por el momento, todo parece apuntar a que lo sucedido no fue en esta dirección.
EL CASO ALBAREDA
Ricardo Fermín Albareda era subcomisario con función en la División Comunicaciones de la Policía local y militaba en el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). El 25 de septiembre de 1979 fue secuestrado por un grupo de tareas de la D2, la división de inteligencia de la Policía de Córdoba. Uniformado, fue llevado al centro clandestino conocido como “Embudo”, que funcionó a metros del Dique San Roque, en la Casa de Hidráulica. El titular de la D2, Raúl Telleldín, y varios integrantes de la fuerza policial, Hugo Britos, Américo Romano, Jesús González, y los hermanos Antonio y Hugo Carabante. Allí, Albareda fue salvajemente golpeado y torturado –fue castrado–. Algunos testimonios indican que murió desangrado. Su paradero aún se desconoce. En 2009, fueron condenados, por este hecho, el genocida Luciano Benjamín Menéndez y los policías retirados Rodolfo Campos, Armando Cejas y Hugo Britos, todos ex miembros del D2.
[MÁS INFORMACIÓN]
VER Córdoba: Lo que se sabe del brutal asesinato de Susana Montoya
VER El crimen de Susana Montoya: Organismos de DD.HH., la CGT Córdoba y la UEPC expresaron su repudio.
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