Un cementerio no es exclusividad de la muerte, es el lugar donde el mundo de los vivos y los muertos se cruzan. Entre las historias de fantasmas y los cuerpos haciéndose polvo, conviven los rituales de quienes recuerdan con flores que resisten el sol o grafitis que expresan “Por siempre en nuestros corazones” o “Te extraño mi amor”. También, la historia se mezcla con el presente a través de las figuras políticas y culturales que allí yacen y sus relecturas actuales.
Córdoba tiene tres necrópolis y la Municipalidad se propuso revalorizarlas como icono turístico, ofreciendo como atractivo principal su historia arquitectónica, artística, religiosa y mítica de la ciudad. ENREDACCIÓN participó de un tour de prensa, “para recorrer la ciudad con ojos de turista”, tal como invitó Claudia Ferreyra, una de las guías. El viaje fue en el colectivo descapotable e incluyo caminatas guiadas por los cementerios San Vicente, San Jerónimo y del Salvador.
La iniciativa que impulsa Secretaría de Gobierno se hace más interesante aun, pues convoca recorrerlos en la oscuridad en “La noche de los cementerios” que se realizará el 29 de septiembre. “Un cementerio es mucho más de lo que uno pueda imaginar”, resumió el director de Cementerios Matías Ortíz.
HISTORIAS SIN TERROR
Los dos cementerios principales se crearon a raíz de pandemias. El primero que tuvo la ciudad fue el San Jerónimo, creado en el año 1843 en Barrio Alberdi, cuando la viruela se llevó cientos de niños. El de San Vicente se inauguró en 1888 y se construyó tras la epidemia del cólera.
El tercero es “Cementerio de Disidentes” o del Salvador, donde enteraban a los fallecidos no católicos de la época, y se encuentra contiguo al San Jerónimo.
Además de los mitos como “la mujer del taxi” que al bajarse del auto atravesó el paredón o la difunta esposa que con un rayo partió la placa que su viudo había colocado en su majestuoso panteón; hay personajes populares cuyas tumbas son visitadas y celebradas. Una de ellas es “La Ramonita” Moreno, enterrada en San Vicente luego de ser asesinada por su amante en 1934. Hoy es un culto popular y sobre todo son los estudiantes quienes le piden para que les vaya bien en los exámenes. También, algunas tardes en el camposanto de Alberdi, se escuchan guitarras que suenan para homenajear al músico cordobés Chango Rodríguez.
DESIGUALDAD HASTA LA TUMBA
Tal como la ciudad, el cementerio de San Jerónimo se diseñó siguiendo las divisiones sociales. Alrededor del centro primero yacen las familias más pudientes de la sociedad, luego los religiosos y, al fondo del terreno, un espacio cedido para la gente sin recursos.
Algunos panteones son imponentes, incluso Andrea Hayden, otra de las guía comento que antes se los pedía por catálogo y se traían del exterior algunas de sus piezas.
El de San Vicente es tan popular como el barrio que lo rodea. En esas tumbas la pobreza se nota, muchas están partidas como si alguna noche el muerto hubiera intentado salir.
EN LA MEMORIA
Desde 2006, en el cementerio San Vicente funciona el Memorial a los Desaparecidos, en el mismo lugar en el que se hayo un fosa común utilizada entre 1976 y 1977 durante la última dictadura militar. Unos murales que exaltan las palabras Memoria, Verdad y Justicia, un camino de árboles con fotos de los militantes identificados y una exposición de fotos son parte de este espacio de memoria.
Según contó Guillermo Ruibal, director de Derechos Humanos de la Municipalidad, el primer hallazgo fue en 1983, pero los cuerpos encontrados fueron cremados. Veinte años después, el Equipo de Antropología Forense, recuperó más restos, de los cuales lograron identificar unas quince personas que descansan en un nicho especial que los recuerda.
LA NATURALEZA DE LA UNIDAD
Una tormenta logró lo que los hombres no. En el cementerio San Vicente, los seres queridos de judíos y muslámenes tienen su descanso final unos al lado de los otros porque un viento derribó la pared que dividía los terrenos. “Fue como un Muro de Berlín”, bromeó Jihad Sleiman, presidente de la Sociedad Árabe Musulmana.
Así, cada uno con sus rituales, comparten el predio. Incluso, más allá de las diferencias, tienen pasos en común durante las ceremonias, como el aseo que se le realiza al difunto antes del velorio. Musulmanes orientan la cabeza del fallecido hacia la Meca, mientras que los israelitas ponen piedras en vez de flores en las tumbas, significando la perpetuidad del sentimiento, y dividen su cementerio entre los judíos turcos y europeos.
PARA AGENDAR
La Noche de los Cementerios
Miércoles 29 de septiembre, de 17 a 19 horas en el Cementerio San Vicente, y de 19 a 00 horas, en el San Jerónimo y del Salvador.
Punto de partida las puertas de ingreso de cada cementerio.
Entrada libre y gratuita.
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