Pese a que apenas el 39 por ciento de los cordobeses aprueba la gestión del presidente Mauricio Macri, el 61,30%, 1.378.834 de personas, lo votó el domingo pasado en las elecciones presidenciales. Es decir, un 21,3% que estaba entre los que no acordaban con su gestión, decidió acompañarlo igual. Por cierto, Córdoba es una de las seis provincias donde se impuso Macri y en la que obtuvo el mayor porcentaje de votos.
A su vez, sólo el 30% dijo ser adherente del presidente, un 38% se expresó opositor (distribuido en la elección en casi un 30% por la fórmula de los Fernández y el restante 8% repartido entre Roberto Lavagna, Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert), y un 30% no se vio ni como adherente, ni como opositor. La suma entre los fieles y los que no saben cómo verse alcanza el famoso 61,3 por ciento. Dicho de otro modo, el famoso “voto blando”, en Córdoba, se inclinó por completo con Macri.
La información surge de una encuesta domiciliaria, directa e individual que realizó la Consultora Delfos en toda la provincia, entre el 19 y el 25 de octubre, esto es, antes de la elección del 27 de octubre.
El tamaño de la muestra es de 1800 casos, tiene un grado de confiabilidad de 95% y el error de muestreo es de +/- 2,3%.
Macri tiene una imagen de gestión que es “buena” para un 27%, “regular” para el 30% y “mala” para otro 42%.
Cuando se mira hacía adelante, con la pregunta: ¿Macri va a mejorar el país? El 36% dice que sí, el 52% que no, y el 12% Ns/Nc.
Un simple ejercicio sobre este último resultado, revela que, si el 12% se agrega al 36% que tenía confianza en la propuesta y capacidad del presidente, la cifra llega a 48%, lejos todavía del 61,3%. La conclusión, es que hubo otro 13,3% que, pese a no confiar en él, lo eligió igual.
El recorrido puede completarse al analizar los datos sobre Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández.
CFK tiene apenas un 26% de imagen “buena” en Córdoba, un 17% de imagen “Regular”, y un 57% de imagen “mala”. Es decir, que para el 70% su imagen es negativa.
Pero quizá el dato clave, sea que frente a la pregunta ¿Son lo mismo Alberto y Cristina?, el 66 por ciento respondió que “representan lo mismo”, el 27% que “representan cosas diferentes” y el 7% se manifestó indeciso. Se puede señalar en este sentido que Alberto Fernández no logró diferenciarse de Cristina en el electorado cordobés pese a sus esfuerzos. Fernández visitó la provincia en numerosas oportunidades, y construyó varias intervenciones junto a Natalia De la Sota, pero está claro que su objetivo de alejarse del kirchnerismo duro no tuvo efecto en la provincia.
Dicho de otro modo, pese a que un 30% no se veía como adherente u opositor a Macri, el 66% creía que CFK y Alberto eran lo mismo y el 70% tenía una imagen negativa de la ex presidenta. Por lo tanto, el voto cordobés se ordenó a partir de su fuerte anti-kirchnerismo, motivo por lo que “el voto blando”, frente a la disyuntiva de optar, eligió a Macri.
En Córdoba, la estrategia de campaña pro-grieta elegida por el presidente y su entorno tuvo la mayor audiencia del país y pese a la crisis económica y la falta de expectativas, el votante no-definido o migrante según las opciones electorales, volvió a elegir al titular del Ejecutivo al igual que en 2015.