Sentado, acostado o de parado, la mente abierta y las manos vacías para que entre la revista. Con un poco de tiempo a disposición, así se puede empezar con el ritual de leer Coso. Provocadora y emotiva, el primer número estará disponible desde el 20 de abril.
Todo surgió en una sobremesa de asado, dos amigos con más resistencia que el resto tuvieron un intercambio de ideas que, cosa va cosa viene, terminó siendo Coso, una revista cultural para repartir historias de ficción y no ficción en papel. Detrás de la publicación, las cabezas a cargo son las de los periodistas Waldo Cebrero y Juan D’Alessandro, quienes se jugaron sus únicas monedas para autocumplirse el deseo de poder tocarla y convidar a otros el placer de la lectura con tacto en épocas donde gana lo digital.
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“La publicación es en papel porque es la mejor manera de jerarquizar los materiales de calidad y de poner en otra relación al lector/espectador con ese texto. Queríamos generar una especie de ritual o culto con el papel, como nos gusta leer a nosotros, que somos de una generación que lee en Smartphone o en computadoras, pero que es una lectura cargada de estímulos y distracciones”, le cuenta Waldo Cebrero a ENREDACCIÓN. Los editores apenas superan los treinta años. Además, la impresión le fue útil para despegarse de las ofertas que ya existían en el rubro: “Hay muchas revistas culturales ahora, y la única manera de poder pagarle algo a quienes le pedíamos una colaboración inédita para la Coso, era apostando al objeto de papel, bien trabajado e impreso en la mejor calidad posible”. Por eso, con campañas en redes sociales se realizó una pre-venta en www.coso.com.ar, y todavía hay tiempo de adquirirla en precio promoción.
Convocaron a periodistas, escritores, fotógrafos y artistas visuales, tanto cordobeses como de afuera, entre quienes se reparten las páginas con crónicas, poesías, cuentos, fotos e ilustraciones. “No podría elegir un artículo, porque es injusto, es como que te digan cual es el hijo que más querés si tenés varios, y quiero a todas por distintas cosas”, dice el editor orgulloso del resultado. Sin embargo, se le cae “la baba” cuando habla del dossier de sexo, compuesto de dos crónicas, dos cuentos, dos poemas y ocho textos en primera persona. “No es un compendio de páginas cachondas o que eroticen el vicio, sino que tratamos de pensar la sexualidad como algo que nos atraviesa a todos, al que coge y al que no coge. Tratamos de hacer algo variado, desde padres que desde que llega el bebé aumenta la distancia de los cuerpos, a personas osadas, o esclavas del deseo. A modo de desafío de producción, me encantó hacer las dos crónicas de sexo, le pedimos a un periodista que visitará con su mujer los telos de la ciudad, y sorprendentemente son más de diez”, explica.
Se reconocen como parte de una corriente editorial que publica más allá de las dificultades para hacerlo, y entre los ejemplos, Cebrero nombra a la Editorial Llanto de mudo y su revista Palp, las publicaciones La mujer de vida, Orsai, los comics y algunas revistas digitales afines por la temática. “Nos cuesta decir que somos los únicos, porque no lo somos. No venimos a traer nada nuevo, ni superador ni totalitario. Por eso se llama Coso también. El coso más allá del objeto coso, del coso del cosito en la ferretería, es una palabra incompleta, pero mutante, es un puente en el lenguaje, que nos salva de la idea que no cae, hasta que aparece la palabra nos ayuda el comodín de coso. El lugar que venimos a ocupar es ese puente, ser una pata más y ser una publicación que ofrezca una alternativa de lectura desencajada de la coyuntura informativa y de la agenda cultural”.
PARA AGENDAR
Viernes 20 de abril, a las 19:30 horas, en el Centro Cultural España Córdoba.
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