Los gremios cuentan con distintas vías, para garantizar el salario digno de quienes representan. La principal herramienta para hacerlo, son las paritarias, es decir, aquel proceso en el que la organización gremial hace saber a la parte empleadora la pretensión de recomposición salarial (decidida en asamblea general por las bases); comenzando a partir de allí, las negociaciones para arribar a un acuerdo beneficioso (y no perjudicial), tanto para afiliados en actividad y afiliados jubilados.
Estamos atravesando la gestión de un gobierno nacional anti obrero, que pretende avanzar en la flexibilización laboral total en todo el país.
Como en algún momento lo definí, se apunta a instalar en la Argentina, un modelo de esclavitud laboral moderna del siglo XXI.
Claramente este gobierno (y sus aliados), consideran que los trabajadores son adversarios por vencer.
Entre estos derechos que también de una u otra manera se busca entorpecer desde la política, está la discusión de las paritarias.
Se observa ya que se ha invertido el proceso normal de discusión salarial en algunas actividades. Es la patronal, quien ahora hace un ofrecimiento a la organización sindical (al revés de lo que debería ser), quien la termina poniendo a consideración de las bases.
Es habitual que las paritarias se convoquen por sector económico cada cierto tiempo, con el objetivo de que las relaciones entre trabajadores y las empresas sean acordes al contexto actual.
Los acuerdos se plasman en un convenio colectivo de trabajo que al ser homologado por la el Ministerio de Trabajo, adquiere fuerza de ley.
Frente a ello, hay que resaltar el papel activo que deben tener los sindicatos en cuanto a lograr paritarias dignas, que permitan que los salarios nunca queden detrás de la inflación. Hay sindicatos que lo hacen, pero otros no (y las consecuencias la sufren las bases).
Existen organizaciones gremiales que aceptan recomposiciones salariales realmente muy bajas, que no llegan a empatar como mínimo a la inflación; mientras que otras más robustas y con mayor grado de participación de las bases, con más fuerza a nivel sindical, alcanzan paritarias dignas, gracias a su lucha permanente, a la perseverancia, como además a la independencia de la patronal y de la política partidaria de turno.
Por otro lado, vale destacar que los gremios cuentan con distintas vías, para garantizar el salario digno de quienes representan.
En primera instancia, se debe agotar la solicitud formal ante los empleadores para abrir la discusión de las paritarias.
Si esto no sucede por resistencia de la patronal, el sindicato puede acudir a la intervención a la autoridad de Trabajo (provincial o nacional según corresponda), la que será “como un árbitro en la negociación“.
Pero los gremios también tienen herramientas judiciales, como es el caso del amparo donde a través de esta acción rápida y expedita, el sindicato solicita ante un juez que se garanticen los derechos laborales, constitucionales y aquellos que estén garantizados en tratados internacionales.
Ha habido innumerables organizaciones sindicales en Argentina que han llegado a hacer este tipo de presentaciones como en el caso de Suteba o los metro delegados, que lograron fallos favorables que obligaron definitivamente que los empleadores se sienten a discutir paritarias.
En todos estos casos acudió la propia organización sindical ante la justicia y no enviaron a los propios afiliados a defender su propio salario (pues esa es la función del sindicato y no de quien paga una cuota sindical para que esa organización gremial logre paritarias dignas, proteja los derechos, el convenio colectivo y alcance nuevas conquistas laborales a futuro).
Siendo así, se entiende que no existe organización sindical que pueda decirle a sus afiliados o afiliadas que nada se puede hacer para obtener paritarias o que pretendan convencerlos de lo bueno que es aceptar incrementos salariales a la baja o sumas no remuneratorias.
Será su tarea ir hasta las últimas consecuencias, agotando todos los recursos disponibles, para que defiendan lo pactado en los distintos convenios colectivos de trabajo, estando siempre al lado de sus afiliados, y no buscando agradar con sus acciones u omisiones, a la patronal o a cualquier partido político.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado.
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