La política fuera de los límites provinciales es hóstil. Juan Schiaretti sufrió en estas 48 horas más magullones que en toda la campaña electoral por la gobernación de Córdoba, que ganó con comodidad el pasado 12 de mayo, alcanzando el 57 por ciento de los votos.
Sin embargo, su posición privilegiada de gobernador peronista moderado de la provincia más grande del país después de Buenos Aires, duró menos de una semana. Primero, la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de privilegiar la “unidad peronista” el sábado pasado y la designación de Alberto Fernández como candidato a presidente del espacio K y peronista, lo acorraló contra el paredón y lo vacío de gobernadores.
Mauricio Macri recibió a Schiaretti antes de la cumbre del PJ federal de ayer y los dos se mostraron como parte de una Argentina anti-K. Pero esa foto terminó enervando a Roberto Lavagna, que considera que la nave oficial va camino al naufragio y que el único camino para escapar a ese destino es separarse con nitidez tanto del macrismo como del cristinismo. Luego, Schiaretti ratificó que el candidato presidencial de ese espacio saldría de las PASO, con lo que dinamitó cualquier acuerdo con el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
Para Lavagna esa foto y la coincidencia en los puntos de consenso que había propuesto Macri a la oposición, son indicativos de un acuerdo entre ambos.
En medio del tembladeral, Schiaretti grabó un video que parece una manotazo desesperado, donde señaló que “la Argentina quiere superar la grieta” y que “más del 50% de la población no quiere votar un candidato que exprese” esa polarización. Por esta razón es que invitó a sumarse a distintos partidos de la oposición “junto a otras figuras que manifestaron su voluntad de construir un espacio de estas características, como Daniel Scioli o Marcelo Tinelli”. Scioli piensa presentar su candidatura a presidente durante la jornada de hoy, para enfrentarse con Alberto y Cristina. Mientras que desde el entorno del conductor de TV, le agradecieron que lo haya tenido en cuenta y destacaron la admiración que Tinelli le profesa al gobernador cordobés, pero nada parecido a integrarse al espacio.
Mientras estos pasos se sucedían, Sergio Massa se convertía en el jugador clave de la existencia de Argentina Federal. No sólo por su caudal electoral, sino porque su figura “cotiza” en alza dentro del peronismo. Antes del Congreso bonaerense del Frente Renovador, el próximo 30 de mayo, Massa se reuniría con Alberto Fernández para determinar la factibilidad de participar de una PASO presidencial, según algunos operadores, o encabezar la fórmula bonaerense, según otras. Lo cierto, es que se abre un período de diálogo.
Massa compartió un mensaje en su cuenta de Twitter, en el que afirma que “estamos trabajando en la construcción de una alternativa para ponerle punto final a un Gobierno que fracasó, para ganarle en las elecciones de octubre y construir el 10 de diciembre un nuevo Gobierno y una nueva mayoría”.
Y luego indica: “Tengamos la capacidad de convocar a todos de permitirles soñar y avanzar hacia la construcción de un país donde el trabajo, la educación y la producción sean parte de la realidad”.
Los dos mensajes dejan abiertos todos los escenarios.
