El consumo de energía eléctrica en las cuatro provincias industriales de nuestro país estaba en 2017, 2,4% por debajo del de 2013 y 3% inferior a 2014. Córdoba creció respecto de 2013 un 1,5%, pero se ubicó por debajo de 2014 (-0,8%) y 2015 (-3,3%). La disminución de la demanda energética en el sector industrial es un indicador del estancamiento del sector industrial en el país y en particular en la provincia.
La información está contenida en un informe del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC), realizado en base a datos de CAMMESA, la distribuidora mayorista de energía, y que se publica en el sitio Oetec.org.
Dice el trabajo de OETEC que “la demanda de electricidad a nivel nacional se redujo -0,5% en 2017 respecto de 2016. Es la primera vez, al menos desde 2013, que se produce una caída del consumo. Detrás de la retracción, el sector residencial y su desplome del 2,1%. Más lejos, el sector comercial con -0,6%. Otra realidad, en cambio, exhibió la demanda industrial (y de grandes comercios), al experimentar un ascenso del 2%. Como hemos visto en un reciente informe, a pesar de dicho aumento las industrias y los comercios de gran porte consumen, en la era (Mauricio) Macri, menos electricidad que en 2015 (un 2,8% menos), que en 2014 (2% menos) y que en 2013 (1,7% menos)”.
El informe explica que las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza representaron un 73% de la demanda eléctrica industrial y de grandes comercios en 2017. La distribución por provincias es la siguiente:
-Buenos Aires y Ciudad Autónoma de Buenos Aires: 49,9%.
-Santa Fe: 11,8%.
-Córdoba: 6,2%.
-Mendoza: 4,8%.
En 2017 respecto de 2016, creció la demanda en Buenos Aires (1,5%), Córdoba (2%) y Santa Fe (2,2%). Mientras que Mendoza cayó un 1,6%. Este fenómeno alcista comenzó a producirse a partir de mitad de 2017.
El siguiente cuadro muestra el consumo de energía por parte de las industrias en las cuatro provincias:
El pico de consumo energético industrial se produjo entonces en 2014 y 2015. Luego, la demanda cayó en 2016 y creció el año anterior respecto de 2016, pero sin superar los niveles de 2014 y 2015.
Si bien no hay industrias cordobesas analizadas en la discriminación por empresas, la caída de la demanda de las compañías industriales (-17% de promedio)es compensada levemente por las de agronegocios (+12%). Esto implica que el impacto del modelo económico en la producción industrial es mayor.
Explica el informe del Observatorio que “la demanda de electricidad de industrias y grandes comercios en su peor nivel desde 2013”, que en base a datos de CAMMESA, “la industria siderúrgica (Aceros Zapla, Aceros Cuyanos, Techint, ACINDAR, etc.), la metalúrgica Tenaris, una de las principales fundiciones del país (Fundición San Cayetano), ALUAR, la industria automotriz (-3%) y las cementeras más importantes se desplomaron interanualmente (enero-noviembre) en su demanda de energía eléctrica. El promedio fue de -17% y es el peor registro desde que CAMMESA mide la demanda de forma discriminada por tipo de agente del Mercado Eléctrico Mayorista (inició este tipo de medición en 2013)”.
El OETEC afirma que “la demanda energética de una nación está íntimamente ligada al nivel de industrialización, el desarrollo de su economía y la calidad de vida de su población”; y describe que “la industria electro-intensiva se explica por la siderurgia, los productos químicos básicos, la refinación y la producción de material con minerales no ferrosos y no metálicos. La industria alimenticia también forma parte de este grupo, conjuntamente con las plantas de celulosa. La “industria” no electro-intensiva es aquella vinculada al sector agrícola, la construcción y la minería”.
De este modo, concluye que se está produciendo una reprimarización de la economía. Señala que “el sector industrial pesado y de mayor valor agregado por su participación en el encadenamiento productivo de alta tecnología, consumió en 2015 un 92% de la demanda energética sumada, contra un 8% para las corporaciones vinculadas a la explotación, comercialización y exportación de los productos derivados del ‘campo’. Tales porcentajes, siguiendo con la reprimarización económica desde diciembre de 2015 a esta parte, pasaron a 91% y 9%, respectivamente”.
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