Como argentinos el futuro de la Antártida nos interpela, nos llama, siendo los primeros en el continente antártico, y asumiendo este papel de pioneros, debemos actuar con anticipación estratégica, y para ello desarrollar nuevas capacidades nacionales, apuntalando el importante rol que tienen las Fuerzas Armadas Argentinas en nuestro sector antártico y participando activamente en la consolidación y mejora del sistema antártico con un conjunto de objetivos y acciones tales como:
1- Sostener la política antártica.
2- Aumentar la presencia científica y logística.
3- Atlántico sur occidental como espacio natural de proyección de Argentina.
4- Sostener la no militarización y no nuclearización de la Antártida.
5- Regular y controlar la actividad turística.
6- Densificar la navegación aérea y marítima.
7- Eje Petrel – Tierra del Fuego como puerta de entrada a la Antártida.
8- Polo logístico antártico.
9- Fortalecer las capacidades del comando conjunto antártico (COCOANTAR).
10- Coordinar con Chile la protección de áreas marítimas protegidas comunes.
11- Involucrar y coordinar con países de Suramérica políticas para la Antártida.
12- Promover una base conjunta con Brasil y Perú.
13- Promover una quinta expedición al polo sur.
14- Establecer una nueva base más cerca al polo sur.
15- Registrar las patentes del proyecto genoma blanco.
Para alcanzar estos desafíos, Argentina cuenta entre su equipamiento con el rompehielos ARA Almirante Irízar, aviones Hércules C 130, Snowcat (vehículo con orugas, diseñado para moverse sobre la nieve) en la base Marambio y presencia de más de trescientos científicos en promedio en los últimos años.
Necesitamos contar con más infraestructura, medios aéreos, gestión ambiental, ampliación de la pista de la base Marambio, más recursos para operaciones de búsqueda y salvataje (SAR), sumar otro buque polar, una dotación de al menos seis aviones Hércules C130 y crear la “Comisión Nacional del Antártico”.
La apuesta estratégica ya iniciada y a continuar en los próximos años, es que nuestro sector bicontinental con el eje ciudad de Ushuaia – base Petrel sea la “Puerta de Entrada a la Antártida”.
En el caso de Petrel, esta base que se incendió en 1977, y desde 2021 cuenta con el desarrollo de varios proyectos, como la construcción de un aeropuerto con dos pistas y un puerto multimodal. La reapertura de Petrel es un hito histórico ya que invierte el número de bases argentinas, con siete permanentes y seis temporarias. Petrel permitirá ofrecer sostén logístico, combustible, mantenimiento, servicios y alimentos a las distintas embarcaciones turísticas y científicas que se adentren en el continente antártico. Argentina, además, cuenta con la ciudad de Rio Grande, su puerto y logística.
Estas acciones y otras que surjan en futuro, nos permitirán llegar bien posicionados para las discusiones que se abrirán en 2048.
Argentina debe pensar y actuar como bicontinental, bioceánica, marítima y antártica en todas las dimensiones de sus políticas públicas.
¿UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA LA ANTÁRTIDA?
El continente blanco tiene en el Sistema del Tratado Antártico (STA) una fortaleza que a lo largo del tiempo le permitió superar distintos desafíos que se le fueron presentando.
Ha sido el TA lo que permitió que esta parte del mundo, el continente blanco, estuviera protegida de eventuales enfrentamientos en los momentos más críticos de la guerra fría e impidió la realización de pruebas nucleares.
El Tratado antártico firmado en 1959 y ratificado en 1961 postergó por 30 años una nueva discusión sobre el futuro de la Antártida, y en los años 90, esta no se concretó.
Con posterioridad, la reunión de Madrid y el Protocolo ambiental aprobado en esa ciudad en 1991, que comenzó a regir en 1998, puso un freno a las intenciones de algunos países de reglamentar la exploración y explotación de recursos naturales en esta zona del planeta.
En el sistema del Tratado Antártico las decisiones se adoptan por unanimidad y tanto la cooperación como la investigación científica, los fines pacíficos, la protección ambiental y la posibilidad de inspecciones abiertas a todos los miembros, constituyen los principales motores de un funcionamiento previsible y equilibrado.
Se imponen entonces las siguientes preguntas:
¿En el futuro se podrán volver a disuadir las disputas geopolíticas?;
¿Los reclamos de soberanía de los 7 (Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelandia y Reino Unido), se postergarán nuevamente?;
EE.UU., la Federación de Rusia y otros miembros firmantes originarios como Japón, Sudáfrica y Bélgica no mencionaron sus pretensiones, ¿seguirán así?; ¿qué pasará con China?;
Las decisiones las toman los miembros consultivos, ¿Qué papel jugarán los miembros no consultivos?
¿Será una discusión de poder blando o aparecerá la disuasión del poder duro -militar/económico?
¿Soberanía o internacionalización?, ¿una Antártida a cargo de la ONU o patrimonio de la humanidad?;
¿Cuál será el rol de los actores estatales y no estatales -ongs y empresas- en la gobernabilidad y gobernanza de la Antártida?
Existen otros interrogantes, ¿las investigaciones y estudios sobre la existencia de recursos naturales a quien pertenecen, serán compartidos?; ¿con que vocación llegarán los miembros consultivos al año 2048 cuando se renueve la discusión sobre la explotación de los recursos naturales?
La transición energética está en marcha, pero no sabemos cuánto tiempo le demandará a la humanidad lograr una fuente de energía inagotable y limpia que desaliente una posible explotación en la Antártida.
El sistema antártico se sobrepuso a las instancias históricas mencionadas, ¿lo seguirá logrando?
Todas estas preguntas nos ponen a reflexionar para construir respuestas que tengan en cuenta la paz, la seguridad internacional, la soberanía y la protección de los recursos naturales entre otros valores, para que la humanidad tenga futuro.
* Abogado. Magister en RR.II. Diplomado en Defensa. Docente Derecho Internacional Público.
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> Este es el quinto y último artículo de la serie “Geopolítica de la Antártida”.
SERIE GEOPOLÍTICA DE LA ANTÁRTIDA
VER NOTA 1: Argentina y la geopolítica de la Antártida.
VER NOTA 2: Geopolítica de la Antártida: Antecedentes históricos, derechos y la “teoría de los sectores polares”.
VER NOTA 3: Geopolítica de la Antártida: La gobernabilidad del continente blanco.
VER NOTA 4: Geopolítica de la Antártida: Argentina y su política antártica.
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