El brutal episodio ocurrido en la escuela de policías de La Rioja durante una sesión de entrenamiento, que terminó con varios cadetes internados y uno fallecido, disparó la polémica en la provincia de Córdoba, poniéndose bajo discusión los métodos utilizados aquí para la formación de los uniformados.
“En la provincia de Córdoba no existe el llamado ‘baile’ ni ‘campo de instrucción’. Es una metodología que no sirve para lo que nosotros buscamos como policías”, sostuvo el comisario Marcelo Altamirano, director de Recursos Humanos de la Policía. Buscaba distanciarse así de lo que ocurrió en La Rioja, donde luego del episodio fueron detenidos ocho policías que formaron parte del entrenamiento extremo, y además se descabezó a la cúpula de la fuerza.
VER MÁS ARTÍCULOS DE ADOLFO RUIZ.
Altamirano buscó marcar distancias con aquel episodio, al sostener que se trata de “metodologías utilizadas en otras épocas. Eso ya no existe en Córdoba“, sostuvo en diálogo con Mitre Córdoba.
En Córdoba, la preparación policial consta de un plan de estudios donde la actividad física está a cargo de un profesor de educación física, que es el encargado de establecer horarios y el límite de la exigencia según cada aspirante”, explicó Marcelo Altamirano, director de RRHH de la Policía.
En tal sentido, aseguró que la preparación policial en Córdoba consta de un plan de estudios “donde la actividad física está a cargo de un profesor de educación física, que es el encargado de establecer horarios y el límite de la exigencia según cada aspirante”, explicó el directivo.
SIGUEN, AUNQUE YA NO COMO ANTES
Tal afirmación contrasta con lo que señalan desde el gremio de policías, quienes aseguran que “siguen habiendo bailes”, y que a los policías se les “sigue dando una instrucción militar, aunque quizás ya no con las exigencias de otros tiempos”.
La gente entra a la Policía buscando una salida laboral. Pero eso no significa que se tenga que aguantar el martirio y el sufrimiento para que le den el uniforme”, sostuvo René Zabala, titular del gremio de policías y penitenciarios.
René Zabala, titular de la Unión de Policías y Penitenciarios Córdoba (UPPAC) señaló que en la formación de los futuros policías interviene el Ministerio de Educación y el Ministerio de Gobierno, lo cual considera positivo, pero ratificó que los bailes y las exigencias despoporcionadas siguen existiendo. “Los cadetes y los aspirantes, cuando uno les pregunta, te dicen: ‘Nos pegaron un cagadón bárbaro’. Y ahora no salen a hablar porque están enmudecidos, como pasa en todos lados. Si hablan, quedan fuera de la carrera policial”, aseguró. “Jefatura está mintiendo a la sociedad porque condicionan la fuente laboral de los cadetes si hablan ellos o los padres. Tengo mensajes de los padres que prueban lo que estoy diciendo”, disparó.
Para Zabala, lo que sucedió en La Rioja es similar al cuadro en nuestra provincia. “La gente entra a la Policía buscando una salida laboral. Pero eso no significa que se tenga que aguantar el martirio y el sufrimiento para que le den el uniforme”, sostuvo.
Si bien se mostró favorable a que se brinde cierta instrucción militar (“porque en los momentos extremos hay que saber saltar, arrastrarse, resistir”, dijo), “eso no significa ni tortura ni sufrimiento”.
Y sobre los métodos actuales de formación policial, fue reiterativo: “Son fuertes. No tanto como en otras épocas pero siguen la misma escuela”.
Por otra parte, Zabala se volvió a mostrar contrario a la decisión de recurrir a cadetes para usarlos como refuerzos en los operativos de verano o en los festivales. “No es parte de la formación sacar a la calle a un cadete que no tiene seguro, que todavía no completó su formación, que se va estar poniendo bajo riesgo cuando todavía no está preparado”, señaló.
Contínuamente -asegura Zabala- reciben en el sindicato mensajes de familiares de los cadetes, mostrando su preocupación por el régimen bajo el cual están los aspirantes, y también exhibiendo el miedo a denunciarlo por temor a represalias. “Hola. Soy mamá de una cadete de Policía. Le pregunto por qué los recargan tanto. Esto conlleva un riesgo, ya que un delincuente no sabe si son estudiantes o policías. No portan armas, les hacen hacer guardias, pero no estoy de acuerdo con esas recargas”, escribió una mujer, preocupada por la situación de los ingresantes.
Sumate al equipo y ayudanos a contar más historias.
Cómo comunicarse:
Redacción: [email protected]
Lectores: [email protected]
Equipo de Investigación: [email protected]