La Universidad de Córdoba es señera y punto de referencia no solo en Argentina, sino en el mundo, mucho más en Latinoamérica.
Desde la Reforma del ‘18 que sacudió el continente para cuestionar los resabios feudales y clericales y hasta su modelo de gratuidad, calidad académica y democracia interna. Y Ha pasado por distintas etapas en consonancia con los cambios institucionales y sociales en el país. desde los movimientos estudiantiles contra las dictaduras imbuidos de ideas revolucionarias, con el Taller Total de Arquitectura como avanzada pedagógica, pasando por conducciones progresistas como las de Luis Rébora en los albores de la democracia y los de Carolina Scotto y Francisco “Pancho” Tamarit en la década progresista de Latinoamérica.
Pero no ha sido todo lineal, también hubieron interregnos conservadores e intervenciones en períodos oscuros, como espejo de los conflictos y las fluctuaciones de nuestra vida como Nación. No obstante, aun así, se fueron dando avances como la elección directa de sus autoridades, la ampliación de las universidades y oferta educativa y la llegada a ámbitos de la sociedad tradicionalmente alejados de la posibilidad de la educación universitaria.
El 31 de mayo, 1 y 2 de junio se dirime una vez más, la suerte de la Universidad Nacional de Córdoba, entre una opción Conservadora “SOMOS” encabezada por el binomio Jhon Boretto – Mariela Marchisio continuidad de la gestión de Juri y “VAMOS” integrada por sectores peronistas, progresistas e independientes, encabezada por Alberto “Beto” León aspirante a rector y María Inés Peralta como vice, que pretende rescatar y superar las gestiones De Scotto y Tamarit.
Quienes deben decir en la contienda son estudiantes, docentes, no docentes y egresados. En el caso del movimiento estudiantil, debemos decir que dista mucho de ser aquel revolucionario de la década de los setenta o el progresista de los albores de la democracia y su composición de clase; hoy en ellos ha calado el discurso hegemónico neoliberal y predomina el radicalismo gorila y el schiarettismo, hoy socios en la lista del oficialismo, por lo que en ese claustro la batalla va a ser despareja para VAMOS. Entre los no docentes y docentes la disputa cambia un poco y entre los egresados, su carta fuerte, seguramente ganarán como ya lo hicieron holgadamente en las elecciones anteriores. Los egresados deberán salir de su confort (y algunos desde su desinterés y desconocimiento) y concurrir masivamente a votar si es que se quiere aportar para un triunfo progresista. Con ellos León y Peralta tienen un trabajo arduo para hacer.
Sobre esta disputa y sus expectativas, el villamariense Alberto León -que tenía otros planes de vida, cambiados abruptamente por la responsabilidad que le impuso su compromiso militante en una coyuntura dificil- repite en cada intervención de su agotadora campaña que “uno de los principales motivos, para los que están en la vida cotidiana de la universidad, es superar la desigualdad que tiene la UNC entre las diferentes unidades académicas. Esto viene de años pero se ha visto agravado por las restricciones que impuso la pandemia. En general para la sociedad en su conjunto, para los egresados, para los que no están en el día a día de la universidad, les decimos que trabajaremos porque la UNC vuelva a ser protagonista de la vida pública de la provincia y la ciudad de Córdoba, que vuelva a movilizar las fuerzas creativas y de gestión, que vuelva a interpelar a la sociedad cordobesa respecto a su rumbo, respecto a sus prácticas y su futuro. Que vuelva a ser una universidad movilizada”
No va a ser fácil. Pero el entusiasmo y las convicciones suelen revertir escenarios adversos.
Se puede consultar el lugar de votación en el Sistema Gestión de Elecciones GURU.
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