Desde hace muchos años, el impuesto a las ganancias viene siendo uno de los principales reclamos que vienen llevando adelante algunos sindicatos en todo el país.
Han pasado distintos gobiernos en el poder, pero que, en la práctica, a ninguno les importó continuar aplicando injustamente, el impuesto a las Ganancias a los trabajadores y jubilados.
Tampoco se decidió que comiencen a pagarlo quienes sí generan ganancias millonarias, sector como el de la renta financiera, la renta petrolera, la mega minería y el juego, entre otros.
¿Cómo se puede cobrar ganancias a un trabajador por percibir un salario? (“Salario es la suma de dinero que recibe de forma periódica un trabajador de su empleador por un tiempo de trabajo determinado o por la realización de una tarea específica o fabricación de un producto determinado…” (Fuente: wikipedia); ¿O a un jubilado por percibir su jubilación? (“Jubilación es el acto administrativo por el que un trabajador en activo, ya sea por cuenta propia o ajena, pasa a una situación pasiva o de inactividad laboral, tras haber alcanzado la edad máxima, o por enfermedad crónica grave o incapacidad. Obtiene entonces una prestación monetaria para el resto de su vida”. (Fuente: wikipedia).
El impuesto a las Ganancias, que se les cobra a los trabajadores y jubilados, es sin lugar a dudas para los activos y pasivos, un tributo injusto, regresivo, confiscatorio y de corte neoliberal.
El actual presidente (Mauricio Macri), en su campaña electoral para llegar a la Presidencia de nuestro país en 2015, se comprometió a que los trabajadores en su gobierno, no pagarían ganancias.
A días de que culmine su mandato presidencial, no ha cumplido esta promesa de que asumió con los activos y pasivos. Sin embargo, al poco tiempo de asumir en su cargo ejecutivo, rápidamente tomó medidas que beneficiaron al campo, a las mineras, entre otros.
El presidente, debería haber cumplido sus promesas electorales no sólo con los sectores más ricos de la economía (como lo viene haciendo desde el inicio de su mandato), sino con todos.
¿Hasta cuándo se van a incumplir promesas de campaña sin que pase nada al respecto? Debería ser tipificada penalmente esta conducta.
¿Hasta cuándo se va a seguir aplicando injustamente ganancias, a quienes no la generan? ¿Por qué no comienzan a tributar ganancias, quienes sí las tienen realmente en este país? ¿Hasta cuándo, las centrales obreras se van a seguir conformando con simples migajas y mediocres ofrecimientos de los gobiernos de turno, para pasar de una vez por todas a erguirse, defender de verdad los intereses de quienes dicen que representan, y obtener verdaderas conquistas que desde hace años no se consiguen para los trabajadores y jubilados?
Es hora de demostrar de qué lado del mostrador están, con hechos concretos. En este último tiempo, el Congreso Nacional y las distintas fuerzas o bloques que lo integran (teniendo en cuenta que el actual gobierno nacional no tiene mayoría parlamentaria), que no lograron los acuerdos necesarios para llevar adelante una verdadera reforma tributaria nacional (facultad propia de este recinto legislativo), que le saque de la espalda al pueblo argentino, una de las presiones tributarias más pesadas e injustas del mundo.
Podrían empezar a trabajar en eso y agregarlo en sus agendas como un tema prioritario, nuestros legisladores y legisladoras nacionales.
Con las actuales condiciones económicas de la Argentina, sumado a los despidos, la creciente inflación, el nefasto impuesto a las Ganancias, los implacables tarifazos, y el resto de los impuestos que pagan los trabajadores y jubilados, sólo se ha destruido el poder adquisitivo, lo que se tradujo en la práctica, en un mayor enfriamiento de la economía, y como uno de las principales consecuencias que se han generado, se observa un escandaloso aumento de la pobreza.
Es hora de que cada uno empiece a corregir el rumbo: el Gobierno Nacional, el Congreso y las centrales obreras nacionales.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado y columnista periodístico.