Algunos operarios que sobrevivieron al ciclo neoliberal del menemismo, dicen que el gobierno de Mauricio Macri está haciendo lo mismo con las Fábricas Militares. La de Río Tercero (FMRT), que fue volada en 1995, para ocultar el tráfico de armas a Croacia y Ecuador, es la más importante de las que sobrevivió. Llegó a tener más de 2 mil operarios antes de la presidencia de Carlos Menem. La de Villa María, mil, de los que quedaron apenas un centenar a fines de 2001. Entre 2003 y 2015, las dos plantas recuperaron producción y generaron nuevos puestos de trabajo: Río Tercero llegó a 530 operarios y ahora, quedó en 504; Villa María alcanzó una plantilla de 422 y arranca 2017 con 397.
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“Nosotros crecimos de la mano de la producción”, le dice a ENREDACCIÓN, Fernando “Oso” Mercado, el secretario General de ATE Villa María. “En 2015, nuestra fábrica volcaba a la economía local 17 millones de pesos mensuales; hace la suma: 200 millones al año. Eso alimentaba el consumo, el trabajo indirecto y el desarrollo fabril. El año pasado no compraron 1 sola tonelada de insumos para producir, no trajeron nada. Por ejemplo, no compraron algodón para hacer nitrocelulosa, con la que producimos dinamita; ni alcohol, para elaborar éter etílico, que se utiliza en la industria farmacéutica. Somos los únicos productores de ese insumo en Sudamérica y no nos dejan producir. Nosotros llegamos a elaborar en 2015, que es nuestro pico de producción de este siglo, 12 toneladas de pólvoras de distinto tipo por mes. Ahora, sólo fabricamos, con suerte, 1 tonelada. Así, obviamente, que van a perder plata”.
En esta planta fabril se producen pólvoras (para proyectiles y fuegos artificiales), dinamita y cipolet, un explosivo para minería, que se proveía a la mina de Guacalmayo, en la provincia de San Juan. Un contrato con la minera Gold que se perdió el año pasado.
“En 2015, nuestra fábrica volcaba a la economía local 17 millones de pesos mensuales; hace la suma: 200 millones al año. Eso alimentaba el consumo, el trabajo indirecto y el desarrollo fabril. El año pasado no compraron 1 sola tonelada de insumos para producir, no trajeron nada” (Fernando Mercado, ATE Villa María).
Villa María es la tercera ciudad por habitantes y uno de los polos productivos y culturales más importantes de la provincia. A pesar de estar conectada con Córdoba por la ruta Nacional 9, a sólo una hora y media de viaje en auto, tiene su propia existencia. La fábrica es parte de la historia del desarrollo industrial de la región y una de las dos que produce pólvora para los proyectiles de 7,62mm (para el Fusil Argentino Liviano, FAL) y 9mm. (para las pistolas de las fuerzas de seguridad y militares).
“Esta gente no le vende ni un alfiler a las fuerzas de seguridad de Córdoba o Santa Fe, por mencionar dos policías que deberían ser mercado natural de estas plantas productivas”, describe Mercado.
La de Río Tercero, en cambio, es de mayor tamaño y su producción más diversificada. Está integrada con la de Villa María, porque le provee insumos químicos para la producción de pólvora. Tiene dos áreas básicas: la química y la mecánica.
De todas, esta es la Fábrica Militar más conocida.
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Damián Albornoz, secretario Gremial de ATE Río Tercero, le cuenta a este medio que primero hubo 29 despidos y luego fueron reincorporados 4 trabajadores. En total, trabajan en este momento, 503 empleados. En su mejor momento de producción, en 2015, la empresa ocupaba a 620 operarios.
Obviamente, como todo este sector industrial, imaginado como un complejo y fruto de la visión del coronel Manuel Savio, considerado el padre de la industria siderúrgica y militar del país, su momento dorado se extendió hasta la década de los ’70. Luego comenzaron sus problemas, pero llegó a ocupar en Río Tercero a unos 2 mil obreros a fines de los años ’80.
Nosotros nos recuperamos desde 2003 con la producción pesada y estratégica y en 2015 facturamos 82 millones de pesos en la parte mecánica.
-El administrador de FM, Luis Riva, aseguró que la empresa factura sólo 10 millones de pesos anuales. ¿Cuál es la situación de la FMRT?
-Ahora sí, porqué se han caído todos los contratos, porque este gobierno no quiere desarrollos autónomos ni convenios Estado-Estado. Nosotros nos recuperamos desde 2003 con la producción pesada y estratégica y en 2015 facturamos 82 millones de pesos en la parte mecánica. Empezamos con la reparación de vagones; se le sumaron trabajos a las Fuerzas Armadas, como coheteras que son de desarrollo propio; después se firmó un convenio con la mina de Rio Turbio, para la que hacíamos las estructuras de contención de los socavones; y en 2013 se firmó un convenio con INVAP, para que hiciéramos la parte mecánica de los radares meteorológicos y de control de frontera. Pero eso se terminó en 2015 y ha quedado sepultado porque el gobierno se los va a comprar a Israel y abandonar el desarrollo propio. Otro trabajo que tenía la FMRT son el de modernización de los cañones para el ejercito, esto comenzó a principios de 2015 y ahora no hay nada más. Mientras tanto, se dio el proceso de puesta en marcha del sector de producción de vagones nuevos, hicimos 9 vagones tolva de una totalidad de 50, producción que se cortó, lo mismo que una línea de vagones para transportar contenedores a partir de un convenio entre los ministerios de Transporte y Defensa del gobierno anterior. Esos vagones estaban destinados para el norte argentino, para el Belgrano cargas. Las nuevas autoridades decían que no existía el convenio, pero el convenio estaba, la inversión se hizo, y nosotros no dejamos que se desmonte nada.
-¿Y cuál es la situación de las plantas químicas?
-Hay dos plantas funcionando y llevan dos años y medio sin inversiones. Una, la clave, produce acido nítrico en distintas concentraciones; la producción nuestra la consume la petroquímica que está al lado de nuestra fabrica. Nosotros somos los únicos que elaboramos en el país el ácido nítrico al 98%, que es para uso militar. Si este gobierno le quita el monopolio de fabricación de ese ácido nítrico a FM, se acaba esta planta. La otra, produce ácido sulfúrico y oleum. Antes de ahora, habíamos estado cuatro años sin parar la producción de ácido sulfúrico, pero teníamos el apoyo de la restricción de mercado interno a las importaciones. Apenas se abrió la importación, cerró Arcin, una fábrica que estaba en la provincia de Santa Fe. Ellos también producían ácido sulfúrico.
Están trabajando para entregarle la fábrica al sector privado, por eso (Luis) Riva habla de reducir el déficit en tres años y ese achique lo van a pagar los trabajadores.
-¿Por qué cree que se produce este ajuste?
-Están trabajando para entregarle la fábrica al sector privado, por eso (Luis) Riva habla de reducir el déficit en tres años y ese achique lo van a pagar los trabajadores. En menos tiempo, se la van a entregar al sector privado. Estas son empresas estratégicas, el país necesita que estén trabajando más allá de que haya pérdida o no. Siempre pongo el mismo ejemplo: es como si el gobierno tuviera que decirle a las fuerzas de seguridad que den ganancias. Es una locura. Hay una incertidumbre muy grande, se trata de un proceso de vaciamiento y ajuste que va a dejar muchísimos trabajadores afuera.
LUIS RIVA: “NO HAY UN PLAN PARA DESACTIVAR, NI VACIAR FABRICACIONES MILITARES”
El interventor de Fabricaciones Militares Luis Riva rechazó en una entrevista con el diario La Nación, que esté planificando el vaciamiento de las cinco unidades, entre ellas las cordobesas de Río Tercero y Villa María.
Riva, aseguró que no “hay un plan para desactivar ni vaciar” esa empresa estatal.
Negó que se haya iniciado un proceso de vaciamiento y dijo en cambio que están “planificando el futuro, para que sean viables”.
Según el funcionario, no se renovaron 354 de los 1.674 contratos que había. El 85 por ciento del personal se desempeña bajo contratos de renovación anual.
En 2017, la Dirección de Fabricaciones Militares afirma que Villa María trabajó al 45 por ciento de su capacidad y su melliza, Azul, al 10. “Estamos evaluando cómo seguirá; la cordobesa tiene instalaciones y personal para asumir toda la producción; nos dejaron una empresa no viable, se iba a estrellar en cualquier momento”, planteó Riva.
De acuerdo a la información proporcionada por el gobierno, en 2017, Fabricaciones Militares recibió $ 2.400 millones de aportes del Tesoro Nacional sobre $ 900 millones de ventas. Este año serán $ 1. 600 millones; en 2019, $ 1.000 millones, y en 2020 debería bajar a $ 500 millones. El Gobierno nacional aspira a que el equilibrio llegue en 2021.
Para Riva, el problema es que en la última década se duplicaron los contratos.
“Hemos renovado 1.280 contratos y estamos definiendo la capacidad de producción”, dijo al diario porteño.
“De cada peso que se vende, se pierden tres. Es una situación que no se puede cortar abruptamente, por lo que diseñamos un plan a tres años para reestructurar las unidades y reordenar la producción que se enfocará en la seguridad nacional, en proveer a la industria minera y a la petroquímica y al mantenimiento de vagones ferroviarios”, explicó el funcionario. También adelantó que están buscando “socios estratégicos” para que aporten “capital, tecnología e innovación”.
Para la nueva conducción de la empresa, las áreas con más potencial son las de fabricación de ácido nítrico, la producción de proyectiles de 9 milímetros, de chalecos de seguridad y la reparación (no fabricación) de vagones, además de la producción de explosivos.
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