El gobernador Juan Schiaretti analiza a diario encuestas y escenario electorales y de gestión. Lo hizo siempre y lo seguirá haciendo. Es uno de los modos que tiene de leer la realidad. Las encuestas, como una foto estática, señalan desde hace meses, que existe paridad entre Hacemos por Córdoba y el Frente de Todos en la provincia. Arriba o abajo por un par de puntos, según quien realice el estudio de opinión pública.
Dentro de ese esquema, el miércoles el gobernador fue hasta Río Cuarto a inaugurar una obra de pavimentación y ayer jueves a Villa María, a cortar las cintas de un puente que une esa ciudad con su vecina Villa Nueva.
Si algún desprevenido mirara lo que sucede y quiénes están, pensaría que se trata de una elección provincial, no nacional y legislativa como la que es. Schiaretti ocupó la centralidad de ambas actividades junto a dos figuras “propias” del territorio: en el Sur, estuvo el intendente Juan Manuel Llamosas; y en Villa María, el actual ministro y ex intendente, Eduardo Accastello. Junto a ellos, las dos candidatas principales: Alejandra Vigo al Senado nacional; y Natalia De la Sota, a la Cámara de Diputados.
La secuencia revela que eligió dos mujeres con apellidos de peso específico propio para liderar ambos tramos de la lista del PJ cordobés y sus aliados como Vigo y De la Sota. También, serán las únicas mujeres en esa condición frente a los dos principales listas competidoras, las del Frente de Todos, que llevan la fórmula Carlos Caserio-Martín Gill y las de JxC, donde salvo la alfonsinista –Griselda Baldatta, candidata a senadora-, sus cabeza de lista son hombres.
Pero el núcleo del concepto, no reside allí: la imagen que posee su gestión en la provincia supera ampliamente la de Alberto Fernández. Así surge de una encuesta reciente de Raúl Aragón y Asociado (del 30 de junio al 3 de julio; 1200 casos; recolección de datos por sistema CATI; y margen de error muestral de + / – 2,8%). Según el estudio, la gestión de Schiaretti reúne 58,7% de imagen positiva frente a un 40,4% de negativa (diferencial de 18,3 pp.); y la de Fernández, 37,6% versus 54,6% (-16,7 pp.).
La opinión sobre Schiaretti cosecha un 56,7% de apoyo. El único dirigente que se le acerca en Córdoba, es Horacio Rodríguez Larreta con 51,5%. El resto se ubica por debajo de esos valores.
Llevado al terreno del discurso, la presencia de Schiaretti en el primer plano, simboliza que se está votando por él, que es el que necesita apoyo para “defender los intereses de la provincia”. Puede intentarlo en una elección nacional porque los principales dirigentes nacionales, tanto de JxC como del FdT, están golpeados por la doble crisis sanitaria y económica o arrastran el efecto de su gestión de gobierno, como Mauricio Macri, que en el sondeo de Aragón tiene 43,3% de apoyo y 53,8% de rechazo. Es decir, el territorio más macrista del país ya no ve del mismo modo al hombre en el que deposito su confianza para desembarazarse de Cristina Fernández de Kirchner.
También, frente a lo que se presume será el eje discursivo del FdT, ha introducido dos nuevas líneas de planteo:
-“Seguiremos haciendo las obras que se necesitan para progresar”.
-“Nosotros queremos recoger el legado (Juan Bautista Bustos) y trabajar con todos los intendentes, sin preguntar de dónde proceden”.
Es decir, progreso (igual a progresismo) y unidad (en la diversidad). En ese sentido, su figura actuaría a modo de “garantía” de ese contrato social.
Su compromiso a ese nivel dentro de la campaña muestra también el reverso: no alcanzan las figuras de Vigo y De la Sota para lograr una victoria electoral. La respuesta se encuentra nuevamente en los números: ninguna de ellas tienen niveles semejantes de imagen positiva. Y como se trata de una elección nacional, el único modo de intentar alterar el tipo de competencia, esto es entre las fuerzas nacionales, es que juegue una figura local tan fuerte en la provincia como las nacionales.
El trabajo de Aragón muestra que medidos a nivel de partidos, el 38,7% votaría por los candidatos de Macri y Rodríguez Larreta; el 21,8% por los de Juan Schiaretti; y el 19,7% por los de Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. Aparece sólo un 8,2% de indecisos.
A esta altura, salvo que aumentará el nivel de participación, modificando alguno de los factores actuales, JxC haría una elección inferior a la de 2017 (51%), por lo que aparece como improbable que obtenga 6 diputados nacionales como en aquella oportunidad. Esto llevaría a que los dos peronismos, el cordobés y el nacional, se repartan los 4 restantes que estarán en juego.
Respecto al tramo de senadores, tanto con Mario Negri (39,3%) como con Luis Juez (37,5%) de candidatos, Carlos Caserio aparece superando a Alejandra Vigo: 20,2 versus 18,2% con Negri; y 21,9% versus 18,2% con Juez. Entre los candidatos peronistas se produce, por lo tanto, un virtual empate dado que la diferencia no es estadísticamente significativa.
Medido por fórmulas se produce el mismo fenómeno: Carlos Caserio – Martín Gill obtienen 21,7% y Vigo – De la Sota, 19,8%.
Un dato, que habrá que ser si se sostiene o es sólo circunstancial, es que en las encuestas del mes de mayo, las dos fórmulas peronistas alcanzaban cifras inferiores de entre 3 y 4 pp., según la encuestadora.
Las encuestas de Mayo 2021:
-Pulso Social (Mayo 2021, provincial): Al medir por quién votaría en las elecciones, el Frente de Todos obtiene 17% y Hacemos por Córdoba, 14%, una diferencia no significativa y dentro del margen de error del trabajo. Medidos por fórmula, Caserio-Gill consiguen 17% de intención de voto frente a 15% de Vigo-De la Sota, una diferencia que no es estadísticamente significativa.
-Zuban Córdoba & Asociados (Mayo 2021, provincial): La intención de voto por partido, arroja que el FdT recibiría 18,6% de los sufragios y Hacemos por Córdoba un 17,8%, con 15% de indecisos. Se trata de una diferencia que no es estadísticamente significativa.
Por lo tanto, se mantiene el escenario de paridad entre peronistas y Schiaretti ha decidido poner en juego todas las fichas de que dispone, en un intento por alcanzar el segundo lugar en los comicios. No es una disputa menor: si pierde, en 2023 no tendrá el monopolio de las decisiones.
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