El próximo miércoles 6 de octubre, a las 18:00, por YouTube, será presentado el número 83 de Voces en el Fénix, la revista de la catedra abierta del Plan Fénix de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
La edición está enteramente dedicada a la negociación argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la presentación se titula “La Argentina y el FMI: Una relación asimétrica y una traba a un modelo nacional de desarrollo con equidad”.
Participarán de la presentación Alberto Muller y el director de Voces en el Fénix, Alberto Cimadamore y expondrán José Miguel Amiune, director Ejecutivo del Instituto de Estudios Brasileños de la UNTREF (Universidad Nacional de Tres de Febrero); Noemí Brenta, subdirectora de CIHESRI-IDEHESI; Jorge Carrera, vicepresidente segundo del Banco Central de la República Argentina (BCRA); Leónidas Osvaldo Girardín, investigador del Conicet y Fundación Bariloche; y Magdalena Rúa, profesora de la FCE-UBA, Flacso y Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI). Modera el periodista Iván Schargrodsky.
La Cátedra Abierta Plan Fénix es un “proyecto estratégico de la Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, está conformada por un grupo de académicas, de académicos y de profesionales que trabaja colectivamente en el análisis del país y del mundo con una perspectiva de mediano y largo plazo, con el objeto de contribuir a la construcción de una Argentina con desarrollo inclusivo, tanto económico como social y ambiental”.
Sobre la revista, afirma que “nuestra revista alberga una multiplicidad de voces de diversas disciplinas. Su mirada heterodoxa, progresista y con compromiso social intenta promover debates y encontrar los consensos necesarios para contribuir a la transformación de la realidad”.
Algunos de los artículos que se pueden leer en la publicación son los siguientes: Los acuerdos entre la Argentina y el FMI, 1956-2021, por Noemí Brenta; Una relación turbulenta: el FMI y la Argentina, por Mario Rapoport; Los acuerdos con el FMI y sus impactos sobre el trabajo y el empleo, por Julio César Neffa; El rol del FMI en la formación y reestructuración de la deuda soberana externa argentina, por María Emilia Val; El préstamo stand by de 2018: fuga de capitales y dependencia, por Magdalena Rúa; y Deuda externa, ambiente y cambio climático. Una discusión sin resolver que lleva más tiempo de lo que parece, por Leónidas Osvaldo Girardin.
Mientras que en la presentación de la edición, titulada, FMI: Lo central es el modelo, la catedra abierta del Plan Fénix, afirma que “El Gobierno argentino se encuentra actualmente abocado a una compleja negociación con el Fondo Monetario Internacional a fin de reestructurar el préstamo otorgado en 2018, por un valor cercano a los 44.000 millones de dólares, que comporta un plazo de repago inviable”.
Agrega que “no hay dudas de que el “acuerdo” firmado en el 2018 entre nuestro país y el FMI, al igual que el endeudamiento que de éste se deriva, abunda en anomalías. Fue concebido, negociado y firmado en un tiempo record. Ambas partes ignoraron las duras y duraderas implicancias que conllevaría en materia política, económica y social, para un país que sufría las consecuencias de una crisis autoinfligida por un gobierno tan irresponsable e insostenible, como la propia deuda que estaba contrayendo”.
Plantea que “el Directorio del Fondo ha contravenido, asimismo, disposiciones de su Convenio Constitutivo y de su reglamento interno al autorizar un financiamiento extraordinario que no cumplía las condiciones allí establecidas, otorgando además recursos que pudieron ser aplicados a la fuga de capitales; todo ello, pese a haber sido advertido, por su propia línea técnica, de que se trataba de un acuerdo no sostenible. Por el lado de nuestro país, se investiga actualmente si esta operación ha dado cumplimiento a las disposiciones vigentes, en particular, a las referidas a la participación del Congreso Nacional, tal como lo estipula la Constitución”.
En esa línea, precisa que “en consecuencia, se trata de una operación que implicó incurrir en prácticas legalmente cuestionables”.
Más adelante, señala que “el propósito de un posible nuevo acuerdo, que remedie los groseros errores cometidos en el pasado por el FMI (particularmente en nuestro país), debe ser el logro de un programa que cumpla tres condiciones: no bloquear el crecimiento económico con equidad; hacer frente en forma sostenible a los compromisos externos; y conducir a la gradual disolución del problema del endeudamiento externo en el mediano-largo plazo, recuperando autonomía político-económica, sin tutelajes del Fondo”.
Señala que “con el acuerdo de 2018, la Argentina pasó a ser el país de ingresos medios con mayor tiempo de vigencia de programas de asistencia del FMI”; razona que “esto no debe llevar a la conclusión de que estos acuerdos explican la frustración del crecimiento argentino”; y expresa que “por el contrario, ellos son la expresión de la incapacidad de las dirigencias para articular un patrón de crecimiento sostenible, como lo patentizan los programas de reformas estructurales de los años ochenta y noventa, aplicados casi sin resistencias e implosionados por su propia inconsistencia”.
EL PALO EN LA RUEDA
Dice luego que “es central que el nuevo programa que nuestro país acuerde con el FMI se asiente en un patrón viable de crecimiento que permita superar endeudamientos externos insostenibles. En otras palabras, el nuevo programa debe plantear un nuevo modelo económico en el que, como lo sostuvo en más de una oportunidad el Plan Fénix, la deuda deje de ser el palo en la rueda del desarrollo con equidad”.
Propone “encarar dos tópicos esenciales. En primer lugar, cómo lograr niveles elevados y sostenidos de inversión (no los hubo en los dos últimos ciclos de crecimiento). En segundo lugar, cómo construir un patrón que —basado en un modelo que contemple tanto la disponibilidad de recursos primarios como el necesario desarrollo de la industria y los servicios intensivos en conocimiento— pueda administrar la restricción externa estructural con la cual el país choca una y otra vez”.
Y por último afirma que “esto debería ser el centro de la negociación con el FMI. La clave no está en el endeudamiento y la negociación de la salida. Cualquier programa que sea concebido con el principal objetivo de cumplir con la deuda del FMI será ruinoso para el país. Por más que se otorguen años de gracia, mayores plazos de pago, canjes por objetivos ambientales y/o quita de punitorios y sobretasas, el problema estructural será resuelto solo parcialmente. Lo fundamental es el proyecto que la Argentina (se) plantee”.
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