Hay un momento en el año en que el cuerpo pide pausa. Las valijas se llenan, el GPS marca destino y la mente empieza a desconectarse. Sin embargo, en medio de ese entusiasmo por salir, suele aparecer un pensamiento incómodo: ¿cómo quedará la casa mientras no estamos? Cerrar la puerta no siempre es suficiente, y la tranquilidad durante el descanso depende, en buena parte, de lo que se hace antes de irse.
Planificar las vacaciones no solo implica definir itinerarios o reservar alojamientos, sino también preparar el hogar para que nada interrumpa esa desconexión tan esperada. Cuidar los espacios, prevenir incidentes y dejar todo en orden puede ser la diferencia entre unas vacaciones verdaderamente relajadas y un regreso lleno de sorpresas.

Claves para dejar tu hogar seguro
Preparar el hogar antes de salir
La protección del hogar empieza varios días antes de emprender el viaje. No se trata únicamente de cerrar con llave, sino de revisar cada detalle que podría generar un problema en ausencia.
Un buen punto de partida es desconectar los electrodomésticos que no sean esenciales. Los equipos en modo stand-by siguen consumiendo energía y, en algunos casos, pueden sobrecalentarse. Desenchufar televisores, routers, cargadores o cafeteras evita riesgos eléctricos y, además, reduce el gasto de energía innecesario.
El gas es otro punto crítico. Cerrar la llave general es una medida sencilla que evita filtraciones o pérdidas. Lo mismo ocurre con el agua: si hay canillas que gotean o caños que muestran humedad, conviene repararlos antes de irse. Una pequeña filtración puede transformarse en un gran problema si se acumula durante semanas.
Simular presencia, un truco que sigue funcionando
Aunque suene a película, las señales de movimiento siguen siendo uno de los mejores disuasivos frente a intentos de robo. Mantener cierta apariencia de actividad en la vivienda ayuda a que no parezca deshabitada.
Programar luces con temporizadores o dejar una lámpara encendida en horarios alternados puede generar esa ilusión. También es útil pedirle a un vecino de confianza que retire la correspondencia, riegue las plantas o mueva las persianas de vez en cuando. Son gestos pequeños, pero su efecto es real.
En tiempos de redes sociales, vale la pena mencionar un punto delicado: no publicar en tiempo real la ubicación o las fechas exactas del viaje. Las fotos pueden esperar al regreso. Compartir demasiada información puede facilitar que terceros identifiquen que la casa está vacía.
Tecnología para vigilar a distancia

La seguridad del hogar se transformó en un terreno donde la tecnología juega un papel central. Hoy es posible controlar cámaras, sensores y cerraduras desde el teléfono, sin necesidad de grandes instalaciones.
Las cámaras inteligentes con conexión Wi-Fi permiten revisar en tiempo real lo que ocurre dentro o fuera del domicilio. Algunas incluso envían alertas ante movimientos sospechosos. Los sensores de apertura en puertas o ventanas cumplen una función similar y resultan accesibles para la mayoría de los hogares urbanos.
Los sistemas de alarma actuales también se integran con aplicaciones móviles, lo que facilita la comunicación con empresas de monitoreo o vecinos designados. En muchos casos, estas herramientas permiten tomar decisiones rápidas ante cualquier eventualidad, sin importar la distancia.
La tranquilidad como objetivo
Preparar la casa antes de viajar no es una carga, sino una forma de cuidar lo que uno construyó con esfuerzo. Implica pensar en los detalles que, aunque parecen menores, sostienen la tranquilidad a la distancia.
La protección física —cerraduras, cámaras, alarmas— es solo una parte del asunto. La otra, menos visible, es la prevención: prever fugas, desconectar aparatos, avisar a los vecinos, ordenar. Son gestos que se entrelazan con la idea de bienestar, porque un hogar cuidado es, también, un espacio emocionalmente seguro.
Y si de tranquilidad se trata, muchos optan por complementar estas medidas con un seguro de hogar, una herramienta que no solo ampara ante robos o daños, sino que permite viajar sabiendo que, pase lo que pase, hay una red de respaldo detrás.
Cuidar lo que no se ve
Además de prevenir robos, es importante considerar otros riesgos menos evidentes pero igual de dañinos. Las fugas de agua, los cortocircuitos o los desperfectos en techos y desagües pueden causar perjuicios mayores que un intento de intrusión.
Revisar el estado de los desagües, asegurar las canaletas y limpiar los filtros del aire acondicionado son pasos que suelen olvidarse. También conviene guardar objetos sensibles a la humedad y proteger los pisos de madera en ambientes donde pueda filtrarse agua.
En edificios, una buena práctica es avisar al encargado o administrador sobre el viaje, especialmente si se dejan llaves con alguien de confianza. Esto agiliza cualquier intervención en caso de emergencia.
Orden, limpieza y previsión
No hay sensación más agradable que volver de las vacaciones y encontrar la casa en orden. Más allá del aspecto estético, una limpieza previa reduce riesgos de malos olores, moho o insectos. Vaciar la heladera, sacar la basura y revisar los alimentos perecederos evita sorpresas desagradables al regresar.
También es recomendable dejar los muebles y cortinas en posiciones que favorezcan la circulación del aire, sin exponer el interior al sol directo. En zonas húmedas, los deshumidificadores eléctricos o las bolsas absorbentes son aliados discretos que ayudan a mantener los ambientes secos.
El papel del entorno
La seguridad no depende únicamente de lo que se hace dentro de casa. El entorno también influye. Las comunidades o barrios organizados, donde los vecinos se comunican y comparten información, suelen ser más seguros.
Una simple red vecinal por chat puede ayudar a detectar movimientos extraños o alertar sobre ruidos inusuales. También es recomendable dejar un teléfono de contacto visible en el buzón o portero eléctrico, para que alguien pueda ubicar al propietario si ocurre algo urgente.
Estas pequeñas acciones colectivas construyen confianza y cuidado mutuo, algo que a menudo vale más que cualquier dispositivo tecnológico.
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