Ariel Borda, Sergio Korn y Horacio Sosa son tres cantautores cordobeses que iluminaron la escena cordobesa y nacional. Autores de canciones que están en la memoria popular. Una noche de 2006 compartieron un escenario más en sus carreras y nació la idea de andar juntos un buen tramo del camino artístico, dejando como testimonio indiscutible, el disco Cordobeses. “Andar juntos. De eso se trata”, dicen en la presentación. La presentación será el próximo viernes 6 de abril a las 22 horas, en Cocina de Culturas.
Ariel Borda cuenta que “encuentro en Horacio y Sergio un espejo. Fue Horacio el primer público que tuvo mi canción “Dirigible”, todavía caliente y mal cantada, corrí a mostrársela, como el alumno que espera la opinión del que sabe. Recuerdo también a Sergio cantando en El Palomar de barrio Güemes, con esa voz increíble y sus canciones rebeldes salvándonos por un rato de la dictadura. Compartir el canto con ellos es un regalo que agradezco, especialmente a Pepe Morlans y a Pepe Novo, que nos instaron con su afectuoso aliento”.
Por su parte, Sergio Korn recuerda que “en 2003 existía en Córdoba uno de los pocos lugares en donde se podía escuchar buena música: Ruido de Fondo. Recuerdo que en alguna de aquellas noches que me tocó actuar allí, charlando con el dueño de ese espacio cultural, el amigo Pepe Novo, surgió la idea de hacer un encuentro de cantautores cordobeses. Inmediatamente pensamos en Ariel y en Horacio; ambos amigos y compañeros de la canción desde los años `80. Así empezó esta maravillosa aventura de versiones nuevas de nuestras canciones en formato de trío. Luego llegó el disco Cordobeses, canciones de autor (2006), grabado y editado gracias a la producción de otro gran amigo: José Morlans. El destino quiso que diez años más tarde, ambos amigos se unieran para que hoy estemos nuevamente reunidos”.
Finalmente Horacio Sosa señala que “este es aquel trío que grabó Cordobeses en el año 2006, y es otro distinto a la vez, en este 2017. Y sí. Porque estamos más viejos, y más sabios. Entendiendo por sabiduría aquella conciencia de nuestra finitud y de la necesidad de agradecimiento a la vida, al amor -de y para- los otros. Son las mismas canciones, pero también ellas son otras, porque vuelven a hablar, ahora en este contexto histórico, que no es aquel donde ellas fueron reunidas por primera vez, ni siquiera el contexto donde cada una de ellas nacieron, en el repertorio de pasión y temblor que cada uno de nosotros construía en los primeros ’80, con el dolor a flor de piel de la sangrienta dictadura cívico-militar-clerical que arrasó el sueño de varias generaciones de una Argentina más justa y solidaria”.
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