Agustín Tosco siempre marcha al frente, con la mirada elevada y vestido con su mameluco de trabajador de EPEC, la Empresa Provincial de Energía de Córdoba. Parece que todavía siguiera marchando, que no hubiera llegado al final de su camino, que todavía no hubiera podido entregar la posta. Quizá algo de eso ocurra con su memoria y su incómodo legado, tantas veces resucitado y tantas veces enterrado por intérpretes oportunistas y de bajo vuelo.
VER Córdoba: A 50 años de su muerte, recuerdan a Agustín Tosco con una serie de actividades.

En EPEC fue delegado y desde allí edificó su intensa historia de dos décadas como representante superlativo de la clase obrera argentina, siempre en su condición de líder del Sindicato de Luz y Fuerza. Tosco murió a los 45 años, el 5 de noviembre de 1975, por una septicemia. Se encontraba en la clandestinidad, a causa de la persecución de la Triple A que intentaba asesinarlo. La organización parapolicial había sido creada por “El brujo” José López Rega y, entre otros, por el comisario Alberto Villar, durante la última presidencia de Juan Domingo Perón, en 1973. Su sepelio congregó una multitud en las calles de Córdoba, que fue reprimida y dispersada por las fuerzas de seguridad en las puertas del cementerio San Jerónimo.
Tosco fue un dirigente que excedió las definiciones simplistas y que elevó muy alto el valor del compromiso con los intereses de la clase trabajadora. Fue uno de los artífices del Cordobazo en 1969, una rebelión popular central en la historia argentina. También fue uno de los dirigentes anti-burocráticos más lúcidos y un estratega difícil de igualar en su capacidad de construir unidad de los trabajadores para conquistar derechos.
Fue electo por primera vez delegado de Luz y Fuerza en 1953. Luego condujo el sindicato y llegó a ser secretario General de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza. La gran mayoría de los derechos laborales que dieron cuerpo al Convenio Colectivo de Trabajo de este gremio, aún vigente, provienen justamente de las conquistas sindicales y políticas que se iniciaron en la década del ’40 y alcanzaron su pico a mediados de los años ’70.
Sufrió persecución y cárcel en numerosas oportunidades. Luego del “Cordobazo” de 1969, estuvo detenido en las prisiones de Santa Rosa (La Pampa) y Rawson (Chubut) hasta diciembre de 1969. Tras la segunda revuelta popular, llamada “El Viborazo” (Rosario, 15 de marzo de 1971) volvió a ser detenido, permaneciendo preso en Devoto y Rawson desde abril de 1971 hasta setiembre de 1972. Durante la intervención del Brigadier Lacabanne en la provincia de Córdoba, la EPEC fue intervenida y Tosco cesanteado el 6 de noviembre de 1974.
Cabe recordar que el 27 de febrero de 1974, la policía cordobesa, encabezada por el comisario Antonio Domingo Navarro, había derrocado al gobierno constitucional de Horacio Obregón Cano y Atilio López, en una asonada conocida popularmente como “El Navarrazo”. En ese marco, se instauró un clima represivo y de antesala del golpe de estado cívico-militar de 1976, en la Provincia. Así, en junio de 1974, la Triple A ejecutó un atentado explosivo al Sindicato de Luz y Fuerza, y el 9 de octubre del mismo año, un operativo judicial encabezado por el entonces juez federal Adolfo Zamboni Ledesma, junto al jefe de policía, Héctor García Rey, ocupó las sedes sindicales de Luz y Fuerza y el SMATA, y detuvo y torturó a dirigentes y trabajadores de ambos gremios en busca de Tosco y René Salamanca, secretario General de los mecánicos. El dirigente lucifuercista debió pasar a la clandestinidad y moriría, al año siguiente, en una clínica de Buenos Aires bajo una identidad falsa.
La figura de Tosco aparece ligada intimamente al capítulo histórico conocido como “El Cordobazo”, ocurrido el 29 de mayo de 1969 en Córdoba Capital, en el marco de una huelga nacional que había sido convocada por las dos CGT de esa época, la CGT oficial (acuerdista) y la CGT de los Argentinos (combativa) para el día siguiente. Tosco, junto a Atilio López (UTA), Elpidio Torres (SMATA) y otros dirigentes sindicales, decidieron llevar a cabo un “paro activo” que se inició a las 10 de la mañana del 29 de mayo. La movilización obrera y estudiantil desembocó en una rebelión popular e insurrección urbana como consecuencia de la represión de las fuerzas de seguridad y las condiciones políticas, económicas y sociales de la época. El volumen de aquella rebelión puso en jaque al gobierno del dictador Juan Carlos Onganía y su política económica liberal, abriendo el camino, con su debilitamiento, a potenciar la resistencia social y política que desembocaría en el regreso de Perón en 1973 y en la posterior implementación del plan económico nacional y popular bajo la dirección de José Bel Gelbard.
Entrevistado en la clandestinidad por Francois Geze, corresponsal del “Politique Hebdo”, Tosco dijo del Cordobazo: “Lo importante de la moción del paro, que hizo nuestro sindicato, fue la fundamentación, en el sentido de enfrentar a la dictadura militar, de enfrentar la experiencia neocorporativa que se hacía en Córdoba. Y de trabajar con los demás sindicatos y con el estudiantado en la organización de las concentraciones que fueron programados en distintos puntos del país. (…) En realidad el Cordobazo fue una rebelión obrera y popular. Alguna gente nos preguntó por qué no habíamos tomado la Casa de Gobierno. Es sencillo: porque no estaba planteado tomarla. La dictadura tenía un peso muy grande y nosotros lo que teníamos planteado era resistir, demostrar la capacidad de lucha, dar un paso importante, incluso para todo el país, de resistencia obrera y popular, para tirar abajo a la dictadura. En verdad, el Cordobazo fue el comienzo del fin de la dictadura”.
También protagonizó el martes 13 de febrero de 1973 un debate de dos horas con José Ignacio Rucci (UOM), secretario general de la CGT, en el programa de televisión “Las dos campanas”, que conducía Gerardo Sofovich en Canal 11. A Rucci lo identificaba como la burocracia sindical, y aseguraba que la central obrera se dedicaba solo a administrar, desde el poder, los beneficios sociales. “Reivindicamos nuestro derecho de ir a la crítica, nuestros derechos de ir contra el burocratismo”, decía Tosco y sostenía que la CGT no permitía una auténtica expresión de los trabajadores.
Se definía como marxista y socialista y no tenía una matriz anti-peronista, como una parte de la izquierda argentina, lo que le permitió transitar en numerosas luchas obreras y políticas, el camino de lo que denominaba “la unidad en la acción”.
En una entrevista que dio a la revista Primera Plana desde la cárcel de Rawson, en Chubut, donde estaba detenido en 1972, y que reproduce el portal El Historiador, se pueden observar algunas líneas centrales de su pensamiento político.
¿Cómo define usted la tendencia que representa dentro del panorama gremial cordobés?, le pregunta Primera Plana.
Los gremios independientes de Córdoba constituyen un importante grupo de Sindicatos, no embanderados partidariamente, pero con una clara política de unidad combativa dentro del movimiento obrero. Sostienen que el sindicalismo no es sólo un medio de reivindicación económico-social de la clase obrera, sino que debe constituir una palanca política principal, en coincidencia con los demás sectores populares, para la liberación nacional y social argentina. Dentro de ese concepto han votado y sostienen la consigna fundamental aprobada por la Regional Córdoba de la CGT de llevar adelante «la lucha antiimperialista hacia el socialismo». Adhieren a la Comisión Nacional Intersindical y definen una básica identificación con la CGT de los argentinos y los gremios peronistas combativos, de acuerdo a lo fijado por los Programas de La Falda y Huerta Grande, el Manifiesto del 1° de Mayo y el Documento de Octubre.
¿Cuál debe ser, a su juicio, la misión del sindicalismo?
En todo el país que, como el nuestro, lucha por su liberación nacional y social, el sindicalismo debe cumplir fundamentalmente la doble función que marca el proceso de la clase obrera y el pueblo. Por lo tanto, le corresponde encarar la reivindicación consecuente de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales de los trabajadores y simultáneamente sumar los máximos esfuerzos desde su terreno específico para que políticamente el poder sea ejercido por el Pueblo.
¿Cómo ve Agustín Tosco, desde la cárcel, la convocatoria de Alejandro Lanusse a un Gran Acuerdo Nacional (GAN)?
Desde el mismo momento que se dio a publicidad el denominado Gran Acuerdo Nacional, lo denunciamos como un claro propósito continuista del actual régimen usurpador; como un intento mal disimulado de pretender entrampar al pueblo argentino en una supuesta salida institucional que sirviera a los objetivos de la oligarquía y del imperialismo; como un sinuoso plan para montar una gran farsa electoral para dar una imagen de un consentimiento popular, a lo que el pueblo no sólo no elige sino que rechaza terminantemente. El GAN es un aparato gigante con pies de barro. Tanto como cayeron las mentiras y ficciones de las anteriores etapas de la mal llamada Revolución Argentina ante la poderosa verdad del pueblo, así también sucederá con el GAN. Absolutamente nada de lo que surja de la mentalidad conservadora reaccionaria de los detentadores del poder puede conjugarse con la voluntad soberana de los argentinos. (…) La verdad de nuestra historia es que el pueblo, con sus pronunciamientos, movilizaciones y luchas, determinará inexorablemente que su voluntad de Justicia Social, Soberanía Popular y Liberación Nacional sea respetada. Así sucederá, más allá de las tutorías, los grandes acuerdos o los golpes de estado, como variantes reiterativas de un sistema y un régimen en irreversible decadencia.

Agustín Tosco. (Foto: Gentileza).
¿Cómo vislumbra usted el camino hacia el socialismo nacional?
El camino de todos los pueblos hacia el socialismo lleva intrínsecas las características nacionales de cada país.
Resultaría aventurado señalar un camino específico y esquemático. Sí hay un ancho camino por el que transitan simultáneamente todas las fuerzas que luchan en todas las escenas de la vida nacional para erradicar un sistema de opresión, injusticias y miseria y construir una nueva sociedad, más justa y más humana. La unidad de esas fuerzas será un factor de aceleración del proceso histórico.
Sobre la propuesta de Perón en vistas a un Frente Cívico de Liberación Nacional hay muchas interpretaciones y distorsiones. Pero ateniéndose a lo que el propio Perón ha definido, no se trata de una estructura orgánica sino de una coincidencia de hecho que se concreta a dos niveles: uno, superestructural, con las cúspides de los partidos y organismos populares; y otro infraestructural, a nivel de bases, mediante las mesas de trabajo y la movilización de masas, ambos teniendo como objetivo revolucionario la toma del poder por parte del pueblo, ya sea a través de las elecciones (si es posible) o a través de otras vías, si el camino comicial es cerrado por el fraude y la trampa. Así definido, ¿qué opina usted del Frente Cívico?
Siempre he expuesto y sostenido con vehemencia que sólo la unidad de acción programática en los puntos fundamentales, e instrumentalmente orgánica de las fuerzas políticas populares, sin discriminaciones y sin la pérdida de la individualidad partidaria, será el factor fundamental para que el pueblo acceda al poder, se consolide en el mismo y materialice las transformaciones de contenido revolucionario que son de urgencia para nuestro tiempo. Tengo entendido que sobre eso se trabaja y espero que sus resultados sean fructíferos. Mientras tanto, la lucha debe continuar. Trabajadores, estudiantes, profesionales, sacerdotes, campesinos, entidades económicas nacionales, hombres y mujeres de toda condición y militancia, no renunciarán a su compromiso histórico de producir los hechos determinantes de un profundo cambio en las condiciones económicas, sociales y políticas actuales, con o sin formalismos electorales.
…
Tosco es Córdoba y, a la vez, trasciende a Córdoba. Su riqueza, más allá del tiempo y el contexto en el que fue protagonista, reside en la heterogeneidad de su acción y en la coherencia de su pensamiento y compromiso con la clase trabajadora. Pero también, porque sus actos políticos y sindicales tuvieron una magnitud que escapan a la aldea y representan al conjunto de los trabajadores argentinos. Su imagen es y seguirá siendo la contracara del sindicalismo burocrático y acuerdista con el poder de turno, pero no como un acto formal, sino como una consecuencia de su discurso, su acción y su objetivo político y económico. Sigue caminando Agustín Tosco, al frente, con la vista elevada y el mameluco de trabajador de la electricidad. A 50 años de su muerte, su herencia sigue vacante.

Agustín Tosco y Tomás Di Toffino.
MÁS INFORMACIÓN
VER [A 50 años de su muerte] Tosco: La memoria insumisa.
VER Córdoba: A 50 años de su muerte, recuerdan a Agustín Tosco con una serie de actividades.
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