(Por Griselda Baldata*). Ese poder judicial, que sabemos, de dudosa “independencia” algunas veces conforma con sus fallos, algunas veces no.
Coincido con ese concepto casi generalizado de que la Justicia es “Impiadosa con los débiles y genuflexa con los poderosos”. Con solo observar la característica de la población en los servicios penitenciarios podemos considerar razonable esa apreciación.
En su libro “Los que viven del delito y los otros” ese ilustrado criminólogo y penalista Elías Neuman cita: “Aquí, por justa sentencia, yace un ladrón vergonzante, que no robo lo bastante para probar su inocencia” (De autor desconocido. Recogido en la prisión de Carabanchel, Madrid.). Para poder hablar con propiedad, siendo diputada de la Nación y cumpliendo con ese rol, visité todos los centros del servicio penitenciario de nuestra provincia. Y sí, las cárceles están llenas de pobres y un altísimo porcentaje de ellos muy jóvenes. Dolorosa realidad y aunque de novedoso esto no tiene nada, es necesario reiterar algunas cosas para saber dónde estamos parados cuando de justicia hablamos en este país. Pero siempre hay excepciones a las reglas. Un mes atrás, una de las personas más poderosas de Argentina, la dos veces presidenta de la Nación y actual vice, Cristina Fernández de Kirchner escuchaba el fallo del Tribunal Oral Federal N°2 que la condenaba a la pena de seis años de prisión e inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos por el delito de administración fraudulenta en perjuicio de la Administración Pública. CFK y su coequiper de abogados sabían de antemano el resultado. Una parte de la población aplaudió el fallo, la otra lo repudió, como era de esperar.
Pero lo cierto es que “no hay sentencia firme, CFK no irá a prisión y no hay proscripción”. Puede ser candidata a todos los cargos que quiera, incluso terminar el nuevo mandato si resultara electa en alguno, antes que se resuelva el caso. Lo que caracteriza a los procesos judiciales en nuestro país, es su lentitud y el tiempo que transcurre hasta obtener sentencias definitorias. Recién en marzo del 2023 se conocerán los fundamentos, luego las apelaciones correspondientes y por último el camino hacia la CSJN. Cinco o seis años siendo muy optimista para que la sentencia quede firme o sea absuelta. La vice presidenta lo sabe bien. Pero fiel a su estilo, no se privó de desarrollar en aquel momento un muy estudiado discurso, fuerte como es su costumbre, impecable para alimentar el relato, y con momentos de emoción casi hasta el llanto. Lo que ella quería evitar, fue precisamente lo que ocurrió: “La ex presidenta argentina CFK fue condenada” estuvo durante horas en los portales de prensa del mundo. La vicepresidenta es muy inteligente y eligió no sólo la victimización sino su auto proscripción. La mejor excusa para no ser candidata “por ahora”. Ella sabe bien que en el actual contexto no es competitiva electoralmente en el 2023 y no le gusta perder. La situación del país es muy mala y será peor el próximo año. Sin los enormes e indispensables recursos que generan las exportaciones de granos producto de una sequía impensada, esa formidable entrada de dólares al país que provee el campo, (paradójicamente a quien el Kirchnerismo tanto desprecia) y que traería un poco de alivio en términos de política económica no se dará. La inflación descontrolada, la pobreza que no para de crecer a pesar de la formidable transferencia de recursos del Estado en concepto de asistencia social. Crece el narcotráfico y la inseguridad con una escalada de violencia inusitada. Y un “No Presidente” cuya gestión avergüenza a propios y a extraños. Y más aún a la ex presidente. La errática gestión de Alberto la exaspera de verdad. Y no quiere en este contexto ser candidata a nada. Ese fallo le cayó “como anillo al dedo”.
La irracional amenaza de ATE Capital de paralizar el Estado “si la tocan a Cristina” fue por ella misma abortada y no alentó ninguna “pueblada” en reproche al fallo. Porque ella sabe que NO HAY SENTENCIA FIRME, NO HAY CONDENA, NO HAY PROSCRIPCION, además ya tenía medido que el humor social por las movilizaciones le era desfavorable. Tampoco sueñen los opositores con verla tras las rejas a la ex presidente. Eso jamás va a ocurrir. La edad de Cristina le permitirá prisión domiciliaria que la cumpliría seguramente en su lugar en el mundo, desayunando todas las mañanas frente al maravilloso espectáculo que ofrece el Perito Moreno. No obstante, esto es ficción. No va a ocurrir. Pero la vicepresidenta tiene un problema mayor al fallo del tribunal. Y es precisamente ser responsable de haber llevado a Alberto Fernández al gobierno. El pueblo no se lo va a perdonar, y ella lo sabe mejor que nadie.
Pero… siempre hay un “pero”, después de un mes de intensas reuniones con varios gobernadores y muchísimos intendentes afines, le advierten que su candidatura será clave para retener muchos espacios de poder, incluso la poderosa provincia de Buenos Aires llegado el caso que perdieran la general en el 2023. Cristina lo sabe mejor que nadie y viene trabajando desde hace tiempo en un proyecto de recuperar la centralidad del poder, no sólo de su espacio, sino del peronismo todo. Por eso en la inauguración del polideportivo Diego A. Maradona, se retractó de manera implícita. ”No hubo renunciamiento ni autoexclusión, hubo proscripción: para agregar “el único renunciamiento en el PJ fue el de Evita” para finalizar convocando a una gran movilización popular el 24 de marzo (fecha emblemática para los argentinos y además feriado nacional) a manifestarse en las calles donde el operativo clamor será muy fuerte y CFK será nuevamente candidata. ¿A qué cargo? El tiempo, las encuestas, y su fuerte vocación de poder lo decidirán.
* Profesora Griselda Baldata. Diputada Nacional (MC).
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