La candidata de derecha a la Presidencia de Perú, Keiko Fujimori, anunció que no va reconocer la victoria de su rival de izquierda, Pedro Castillo, si el jurado electoral finalmente lo proclama ganador del balotaje del 6 de junio.
“Dicen que en pocas horas o días van a consumar el fraude en mesa y nosotros les decimos que no vamos a aceptarlo”, declaró Fujimori ayer en un acto público en Lima, mientras el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) avanza en resolver las impugnaciones de miles de sufragios antes de proclamar al nuevo presidente.
“A lo largo de estas semanas hemos visto tantas denuncias de irregularidades y quieren apresuradamente lanzar un resultado”, agregó Fujimori, quien denuncia que hubo “fraude” en los comicios, sin aportar pruebas concluyentes.
Las cinco misiones de observadores electorales internacionales que actuaron en el balotaje, incluida una de la Organización de Estados Americanos (OEA), dijeron que los comicios fueron limpios.
También Estados Unidos declaró que se trató de “elecciones libres, justas, accesibles y pacíficas”, que constituyeron un “modelo de democracia en la región”.
Mientras la candidata de derecha continúa buscando la anulación de las elecciones de junio, la Fiscalía de Perú abrió diligencias previas en su contra por un “delito contra el derecho de sufragio en la modalidad de perturbación o impedimento del proceso electoral”.
Fujimori tiene otras causas abiertas por corrupción y financiación irregular de su campaña. La investigación tiene su base en grabaciones de llamadas de Vladimiro Montesinos, quien fuera asesor principal durante el gobierno del padre de Keiko, Alberto Fujimori, en 1990-2000, y está preso en la Base Naval del Callao.
En esos audios, Montesinos intentó coordinar con dirigentes de Fuerza Popular (FP, el partido de Keiko) sobornos a autoridades electorales y mencionó movimientos de dinero que llevaron a la fiscalía a sospechar que hubo aportes irregulares y lavado de activos.
Paralelamente, FP presentó alrededor de 760 solicitudes de nulidad de actas de votación de la segunda vuelta del 6 de junio.
Castillo se impuso a Fujimori por 44.240 votos entre más de 17,6 millones de sufragios válidos (50,125% a 49,875%), según el escrutinio de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), finalizado el 15 de junio.
Pero la palabra final sobre la proclamación del presidente electo la debe dar el JNE una vez que dirima las impugnaciones presentadas principalmente por la candidata de derecha, aunque algunas también por la agrupación del sindicalista de izquierda.
Mientras los peruanos esperan desde hace más de un mes para conocer oficialmente quién será el presidente que debe asumir en poco más de dos semanas -el 28 de este mes-, los órganos electorales están bajo asedio del fujimorismo, que busca que el balotaje sea anulado y se convoque a nuevas elecciones.
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