El dos veces gobernador de Santa Fe (1991-1995 y 1999-2003) y varias veces senador nacional (1995-1999 y 2003-2021), Carlos Alberto Reutemann, fallecido este miércoles a los 79 años, será recordado entre otras muchas acciones, por su decisión de no aceptar la candidatura presidencial que le propuso el peronista Eduardo Duhalde en 2003. El santafesino rechazó la propuesta porque no estaba convencido de las condiciones de gobernabilidad del país y tampoco quiso quedar en medio de la pelea entre Duhalde y Carlos Menem. Su paso al costado le abrió el camino a Néstor Kirchner, que terminaría siendo elegido presidente en aquellas elecciones.
“Lole” Reuteman murió pasado el mediodía en el Sanatorio Santa Fe, tras sufrir un agravamiento en su cuadro de “anemia, hipoalbuminemia, infección e inestabilidad hemodinámica”. Su muerte fue confirmada por su hija Cora.
Reutemann, uno de los dirigentes más parcos y calculadores que se recuerden, se comunicaba a fuerza de gestos. Así y todo, fue jefe del peronismo santafesino durante más de dos décadas, el cuarto distrito electoral argentino. Ingresó a la política como uno de los primeros “outsiders” de la política argentina junto al motonauta Daniel Scioli (Buenos Aires) y Ramón “Palito” Ortega (Tucumán). Ocurrió durante el primer gobierno de Carlos Menem. Su perfil fue el de un político conservador y adherente al pensamiento económico neoliberal. Su primera elección la perdería recién en 2015.
Su carrera deportiva como piloto de Fórmula 1 y su enorme popularidad fueron las que le permitieron triunfar en las primeras elecciones para gobernador de Santa Fe en las que compitió, el 8 de septiembre de 1991. Se impuso con holgura el sublema que encabezaba frente a los demás sublemas del PJ, y la sumatoria de todos estos por sobre los votos del radical Horacio Usandizaga, que individualmente había sido el más votado.
Pese a que siempre se consideró a Menem su mentor político, el propio Reutemann afirmó que no recordaba con exactitud si el primer ofrecimiento para incursionar en política provino del riojano, o de quien en aquel momento era su vicepresidente, Eduardo Duhalde, aunque contó que antes de dar el sí recorrió cada uno de los departamentos de su provincia para palpar la opinión de los santafesinos.
En uno de las pocas entrevistas que otorgó a lo largo de su vida política, en el año 2009, Reutemann reveló que en ese momento acudió a otro ex presidente, Arturo Frondizi, para recibir orientación sobre si era acertado o no desembarcar en la arena política.
Sobre ese episodio, recordó que Frondizi lo recibió en su departamento de la calle Beruti y le respondió con una pregunta: “¿Y por qué no?”. Alentado por el expresidente que gobernó Argentina entre 1958 y 1962, el expiloto de Fórmula 1 y productor agropecuario solía decir que había ingresado al justicialismo como un independiente con orientación desarrollista más que como un peronista.
De su paso como gobernador se recuerda una administración austera -por ejemplo, no tenía chofer ni mozo-, honesta y dialoguista, que ordenó la administración provincial y también al peronismo local, un partido en ese momento asociado a todo tipo de escándalos; su acompañamiento al modelo económico neoliberal ejercido desde la presidencia por Menem y ejecutado por Domingo Cavallo; la represión policial de la crisis de diciembre de 2001 que terminó con nueve víctimas fatales; y por la inundación de la capital santafesina, ocurrida en 2003, con un saldo de al menos 23 santafesinos muertos.
Pese a ello, su actitud en el momento de la grave inundación del Río Salado fue valorada por muchos santafesinos. Aún lo recuerdan con su famosa campera roja -que usaba como cábala en las campañas electorales- recorriendo las zonas más afectadas subido a una moto enduro y conversando con los vecinos. Reutemann volvería a ganar varias elecciones más en Santa Fe.
Como senador, supo acompañar al kirchnerismo hasta 2008 y a partir de su enfrentamiento por las retenciones móviles se distanció, votando en línea con la oposición. Coqueteó con Sergio Massa y en 2015 apoyó a Mauricio Macri. Pese a ello, se mantuvo dentro del bloque del Peronismo Federal.
De convicciones invariables y hablar pausado, Reutemann asumió su primer mandato como gobernador el 11 de diciembre de 1991 y condujo Santa Fe hasta fines de 1995, cuando se anotó para competir por una banca en el Senado de la Nación en representación de su provincia.
Su imagen de hombre parco también se acentuó después de que tras la caída de De la Rúa y la acefalía de poder, Duhalde le propuso que fuera candidato a presidente y recibir su apoyo, oferta que Reutemann rechazó sin brindar explicaciones públicas.
Años después, el ex corredor contó que guardó silencio en ese momento porque Duhalde se lo pidió y dijo que “fue un invento de (Jorge) Lanata” el hecho de que su negativa se debía a que lo habían amenazado con revelar secretos de su vida privada y porque no quería quedar en el medio de una disputa entre el bonaerense y Menem.
En una conferencia de prensa en la Casa de Gobierno, ante la insistencia de los periodistas, Reutemann dijo por lo menos una decena de veces que no participaría en las próximas elecciones internas del PJ, el 24 de noviembre, y descartó la posibilidad de ir por fuera del justicialismo. “No soy candidato a nada. No es que Reutemann sea indeciso, siempre la decisión fue la misma”, afirmó el gobernador, refiriéndose a sí mismo en tercera persona.
Página/12 recuerda que poco antes le había comunicado lo mismo a Duhalde. “Eduardo, vos siempre lo supiste: yo no soy candidato a nada, ni de nadie”, dijo el Lole, ante un desconsolado jefe de Estado. Según un hombre que habló con Duhalde tras el encuentro, el excorredor de Fórmula 1 se quejó por “la presión de los medios”, que -dijo- lo habrían “vuelto loco” en las últimas semanas especulando sobre su eventual candidatura. Después, Reutemann habría confiado ante Duhalde sus temores por las dificultades que plantearía la gobernabilidad en aquellos tumultuosos años.
Hombre de campo además de deportista, Reutemann recordaba en sus entrevistas que iba a caballo a la escuela y que fue en el campo donde aprendió a manejar. De su pasión por los autos nació su devoción por las carreras.
Aunque no le gustaban del todo las comparaciones, aceptaba que había “semejanzas entre la Fórmula Uno y la política: la competencia y la lucha por llegar y por mantenerse” pero también por lo que definía “como las serruchadas de piso”.
Cuando repasaba los motivos por los que no había traído al país el título de campeón del mundo, Reutemann respondía que era muy creyente y que, cerca del retiro de su carrera deportiva, él tenía la sensación de que Dios le decía ‘hasta acá llegaste, esto no te lo dejo porque ya sería demasiado'”.
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