La política del presidente Alberto Fernández en Córdoba no incluye la ruptura con el gobernador Juan Schiaretti. Por eso, los diputados schiarettistas se sentaron en sus bancas para garantizar el quórum que el gobierno nacional necesitaba para tratar la Ley de Emergencia Económica, que incluye un aumento de retenciones -que votaron en contra- y un ajuste del gasto destinado a jubilaciones y prestaciones sociales. A cambio, los distintos operadores señalan que la provincia podrá negociar de modo conveniente la cobertura del rojo de la Caja de Jubilaciones, que en 2020 ascendería a unos 21 mil millones de pesos. Schiaretti aspira a conseguir dos tercios de esos fondos, esto es 14 mil millones de pesos. Y el presidente necesita de la “unidad” del PJ y sus aliados para garantizar la gobernabilidad, a la par que revela su vocación por el centro político.
Sin embargo, contra el pensamiento común establecido en Córdoba, que asocia a Alberto con las políticas de Cristina Fernández durante su presidencia respecto de la provincia, no habrá cortocircuitos. De manera natural, el presidente distribuirá los cargos en organismos nacionales con quiénes lo apoyaron en las elecciones presidenciales, pero sin cortar puentes con el mandatario provincial. Según sus operadores, hará lugar para todas las corrientes que trabajaron con el Frente de Todos, pero no habrá líneas paralelas con el peronismo cordobés, sino interacciones.
Pese a que la lista del Frente de Todos es la que cosechó casi 30 puntos, los principales espacios de poder serán para los peronistas que lo apoyaron: el senador Carlos Caserio y el intendente de Villa María y ahora secretario de Obras y Servicios Públicos, Martín Gill. Luego, seguirá La Campora, liderada en la provincia por la diputada nacional Gabriela Estévez, que trabaja en tándem con el senador nacional por Córdoba.
Dentro de esa lógica, Walter Saieg y Gabriel Bermúdez, que forman parte del riñón peronista provincial, conducirán la Secretaría y Subsecretaría de Transportes de la Nación, respectivamente. Estarán a cargo de los subsidios al sistema de transporte de todo el país. La llegada de Bermúdez se produce por una doble vía: su pertenencia al sistema político de José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti y por “el visto bueno” del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti. En las elecciones del año pasado, Caserio y Perotti le abrieron las puertas del peronismo más refractario al kirchnerismo a Fernández en Córdoba y Santa Fe, respectivamente, e impulsaron su campaña en la llanura Pampeana, donde reside el bastión electoral de la centro-derecha macrista. La diferencia en el resultado electoral en una y otra provincia reside en el perfil de los dos peronismos, más “clásico” el santafesino; más de centro-derecha el cordobés. Esto implicó un compromiso diferente del aparato partidario y sus dirigentes. Mientras el cordobés jugó a dos puntas, con Fernández y Macri; el santafesino lo hizo con la fórmula del Frente de Todos. A ello, debe sumársele la prescindencia de Schiaretti.
Otro referente cordobés ligado a Alberto es Martín Gill, que fue catapultado a la Secretaría de Obras Públicas del gobierno nacional. El villamariense tuvo un desempeño electoral superior al obtenido por el grupo de intendentes más ligado a Caserio. Un operador del peronismo albertista relató a este medio que “Martín es una de las potenciales referencias políticas que quiere desarrollar Alberto en la provincia”. Con Gill se alineó el diputado nacional, Pablo Carro.
La otra línea de construcción es la que ofrece La Cámpora, el grupo kirchnerista que lidera Máximo Kirchner, y que en Córdoba tiene a la diputada Estévez como su principal dirigente. Si bien opera en conjunto con Caserio y el delasotismo, su participación no sería en el gobierno nacional, sino en reparticiones nacionales en Córdoba. Su alianza con el delasotismo desde 2018 y con Caserio desde las PASO, ubica a este sector más hacía adentro del peronismo, que como una opción por fuera del PJ provincial.
Hay una particularidad: Ni Bermúdez, ni Gill se movieron de Córdoba hacía Buenos Aires sin el okey del gobernador cordobés. No sólo por su pertenencia al PJ de la provincia, sino porque en el caso del intendente de Villa María, su salida con licencia requirió el acuerdo de los distintos sectores peronistas. Se trata, además, de dirigentes que se mueven en sintonía con el peronismo provincial y con lazos que los unen tanto hacia el Schiarettismo como al delasotismo. Lo mismo puede suceder con el intendente de La Cumbre, Rubén Ovelar, un hombre de Caserio, si finalmente recala en la regional local del PAMI. Dicho de otro modo, hay más intersecciones y recorridos comunes, que fracturas y distanciamientos entre Fernández y Schiaretti.
Por ahora, quedan afuera “Albertistas” puros y kirchneristas no peronistas. Pese a ello, el mismo operador del peronismo ligado al presidente afirma: “No hay que apurarse. Necesitamos construir un gobierno de unidad y solidaridad para salir de la enorme crisis en la que estamos. Y la unidad se construye con todos adentro”.
REPARTICIONES NACIONALES EN CÓRDOBA
El grupo de Caserio podría obtener la dirección del PAMI en Córdoba. Mientras que La Cámpora se haría cargo de la ANSES y FADEA, a través de la kirchnerista decana de la Facultad de Matemática, Astronomía, y Física (FAMAF) de la UNC. El tándem Caserio-Estévez aspira a conducir las otras dependencias nacionales, como Vialidad, INTI, INTA, AFIP, y Empleo, entre otras. Se trata, en total, de alrededor de 400 cargos de planta política.
—
>> Si estás de acuerdo con el periodismo crítico y comprometido, te invitamos a asociarte a ENREDACCIÓN, el sitio de noticias con información de Córdoba: INGRESÁ AQUÍ. Con tu membresía, podrás participar de beneficios exclusivos para SOCIOS. Juntos podemos hacer más y mejor periodismo.