Mercedes Marcó del Pont, una de las economistas que trabaja en el equipo del presidente electo, Alberto Fernández, y que podría desembarcar como titular de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), señaló que será necesario desdolarizar la economía para controlar la inflación, la pobreza y el hambre; para recuperar el circuito productivo; y para poder avanzar en el desarrollo económico.
“El neoliberalismo ha contribuido en mucho a consolidar este fenómeno, que se exacerba en las etapas de valorización financiera. La desdolarización requerirá tiempo y un abordaje integral por parte de las políticas públicas. El BCRA tiene mucho para aportar en esta materia, pero no debería estar solo en la tarea, que implica una gran cantidad de aristas. Identificar esta cuestión como un problema y delinear caminos superadores quizás debería ser parte de los consensos que se busca materializar en el acuerdo social al que nos está convocando el Frente de Todos”, escribió en una columna la ex presidenta del Banco Central de la República Argentina (BCRA) durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y titular de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE).
La columna fue publicada justamente en la Web de la FIDE. Marcó del Pont agrega que “si algo ha quedado nítidamente al descubierto a lo largo de estos casi cuatro años, son las enormes consecuencias redistributivas que traen aparejados los modelos neoliberales”.
Analiza que “es difícil interpretar la masiva transferencia de ingresos desde la economía real hacia el capital financiero ocurrida en estos años de manera disociada del régimen monetario-cambiario y financiero impulsado desde el BCRA” y explica que “el telón de fondo de este proceso estuvo definido por la decisión política de liberalizar el mercado de cambios y la cuenta capital, abandonar las atribuciones para regular el sistema financiero y garantizar ganancias extraordinarias para los bancos en un proceso perverso de desintermediación entre los ahorros y la inversión”.
Luego dice que el gobierno nacional no tuvo otro camino que establecer regulaciones cambiarias para reducir o limitar la fuga de divisas de las reservas del BCRA. Pero para la economista desarrollista, “se trata, sin embargo, de parches que no pueden garantizar la estabilidad del mercado de cambios y, por ende, de los precios internos”.
Más adelante apunta que “los recientes datos divulgados de pobreza e indigencia ratifican el vínculo estrecho que existe entre el valor de la canasta básica, particularmente la de alimentos, y la cotización del dólar. Siguiendo con esa línea explicativa, sería fatal ignorar que tanto las presiones devaluatorias como los procesos de endeudamiento externo hace tiempo que en la Argentina están esencialmente asociadas a la dinámica de la fuga de capitales doméstica”.
También señala que “la discusión en torno a la necesidad de regular la dolarización del ahorro que ha vuelto a la agenda pública debería darse en el contexto de un debate más amplio acerca de los límites que nuestro bimonetarismo impone no sólo a las posibilidades de la estabilización monetaria y financiera, sino también al desarrollo”.
Por último, plantea que “es evidente que en una situación de insuficiencia de dólares tan severa como la que se vive en la actualidad los controles de cambio son necesarios para administrar la escasez estructural de divisas priorizando sus usos productivos. Pero este es solo un aspecto de la fuga. No menos relevante es advertir que este fenómeno supone una filtración de ahorro fuera de la acumulación productiva interna. Se trata de una restricción seria para una economía subdesarrollada que todavía enfrenta el complejo desafío de la industrialización en un contexto global adverso. El bimonetarismo también condiciona los espacios para recrear un sistema financiero que desempeñe un rol activo en la recuperación del crecimiento y el empleo”.