El poder nunca desaparece, se transforma. La decisión del gobernador Juan Schiaretti de sostener su prescindencia nacional y alentar la casi conformación de un peronismo provincial lo dejó a un costado de la mesa donde se sientan los gobernadores del peronismo con Alberto Fernández. Sin embargo, el ex jefe de Gabinete, acomodó primero al senador Carlos Caserio como su representante en Córdoba y luego subió a Natalia, la hija del ex gobernador, José Manuel De la Sota, al tramo final de la campaña electoral por la presidencia.
Córdoba está en la mesa de Alberto, pero no representada por Schiaretti, sino por De la Sota en las acciones públicas y Caserio en la mesa chica. Es el nuevo contexto del poder.
Ayer, en Mendoza, Fernández utilizó una vieja idea del fallecido ex gobernador cordobés, como es la de las capitales alternas, para relanzar el federalismo y apoyar a la candidata del Frente de Todos en Mendoza, Anabel Fernández Sagasti. Para ello, invitó a Natalia a Luján de Cuyo y la ubicó a su lado junto a la candidata mendocina. En los gestos, la concejala y legisladora provincial electa tuvo un rol central, incluso por encima de la vicegobernadora electa de Santa Fe, Alejandra Rodenas, que llegó a Cuyo en representación del gobernador electo, Omar Perotti, de gira en medio oriente, en busca de créditos para obras públicas en su gestión. En política y en el ejercicio del poder, nada es casual.
Por cierto, como señalan fuentes del PJ, no significa que luego del 27 de octubre, si vence como preanuncian las encuestas a Mauricio Macri, Fernández no convoque a Schiaretti para sostener la relación institucional con la provincia. Pero en política, el mandatario cordobés quedó aislado como el único mandatario justicialista que no forma parte del esquema de poder del nuevo peronismo. Deberá trabajar mucho para subirse al primer vagón de ese tren.
Semejante decisión tendrá efectos hacía adentro de la provincia. Si bien, tanto los movimientos de Caserio, como los de Natalia tienen el “visto bueno” del gobernador, según indican las mismas fuentes a este medio, la realidad es que Schiaretti ya no será el único interlocutor peronista de Fernández y, por lo tanto, ambos dirigentes -el senador y la concejala- serán referentes de la reorganización del PJ provincial.
Ayer, Schiaretti hizo pública una decisión que potencia su decisión de convertir al PJ local casi en un partido provincial. En el spot de campaña para promocionar la lista corta, pide a los cordobeses votar la lista corta combinada con Mauricio Macri o Alberto Fernández o Roberto Lavagna. Indica que el gobernador ha decidido radicalizar su posición cordobesista y que no hará un aporte personal a Fernández.
Fernández le había pedido el domingo 15 de septiembre, luego de la misa en memoria de De la Sota, que el aparato del PJ no jugara también para el presidente, como lo hizo el 11 de agosto. Los intendentes y militantes peronistas entregaron en las PASO boletas presidenciales a pedido de los votantes junto la lista corta que encabezan Carlos Gutiérrez y Claudia Martínez. Por eso, los casi 17 puntos que obtuvo la nómina de diputados de Hacemos por Córdoba se nutrió con un 7% de los que sufragaron por Macri; 6% de los que lo hicieron por Fernández; y casi 4% de los que acompañaron al ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
Un operador del peronismo cordobés justificó el spot de campaña en que Schiaretti no tiene otra opción que hacer lo que hizo para sostener los dos diputados que apuesta a renovar en la cámara baja. “Es muy difícil que los macristas que votaron la lista corta voten por Fernández. No podemos ni vamos a cambiar de estrategia porque nuestro objetivo fue este desde el principio”, explicó.
Por cierto, los peronistas que trabajan con Fernández también trabajan por la lista corta de Schiaretti. En ese punto, tampoco hubo cambios. Sin embargo, la visita del senador Caserio a la inauguración de la Casa del Frente de Todos en Río Cuarto, el viernes último, donde compartió escena con Eduardo Fernández y Gabriela Estévez, entre otros dirigentes, indica también que ya no hay una sola puerta de entrada al PJ de Córdoba.