(Por Máximo Brizuela*). No hay descanso en la vida política argentina: el vértigo de los acontecimientos convierte lo cotidiano en un hecho noticiable. Esa misma dinámica se refleja en la vida gremial, donde trabajamos a diario enfrentando las diversas realidades de las empresas dentro de nuestra jurisdicción.

En las últimas semanas, hemos estado atentos a la intención del gobierno nacional de privatizar el 44% del paquete accionario de Nucleoeléctrica Argentina S.A. Ya hemos advertido el grave error que esto implicaría, tanto por cuestiones de seguridad como por el valor estratégico de esta empresa y la consecuente pérdida de soberanía en materia energética, aspecto fundamental para el desarrollo de nuestras industrias.
El modelo económico y político que propone el gobierno nacional está lejos de fomentar la industrialización, o de trabajar para incorporar valor agregado a nuestras exportaciones. Convertirnos simplemente en un país proveedor de materias primas y de servicios no es una fórmula que nos conduzca a la prosperidad que deseamos.
Además, implica desechar nuestras capacidades de desarrollo, nuestro potencial científico y el ingenio que se forja en nuestras universidades públicas, así como la vocación de superar obstáculos para competir de igual a igual en ciertos sectores con potencias mundiales.
Un ejemplo de esto, retomando el caso de Nucleoeléctrica Argentina S.A., es el desarrollo y construcción del reactor de baja potencia CAREM. Este proyecto, 100% argentino, nos posiciona en la vanguardia tecnológica y nos abre las puertas a un mercado global altamente competitivo, dominado por países como Estados Unidos, Rusia y China.
Para progresar como nación, debemos ser capaces de tomar nuestras propias decisiones y conducir nuestro destino sin presiones externas ni sometimientos. La soberanía no puede convertirse en moneda de cambio para resolver problemas económicos coyunturales.
Tal vez hayan sido justamente el sometimiento y las decisiones equivocadas —motivadas por fines políticos y electoralistas— las que nos han llevado a la situación actual. Y lo preocupante es que la propuesta para salir de esta crisis parece ser profundizar ese mismo camino.
Lo cierto es que el vértigo político, social y económico continuará, y nosotros seguiremos luchando y trabajando para defender nuestros derechos.
* Máximo Brizuela es secretario General del Sindicato Regional de Luz y Fuerza (SiReLyF).
—
SUSCRIBITE A DOSSIER360.
HACETE SOCIO DE ENREDACCIÓN.
RECIBÍ EL NEWSLETTER DE ENREDACCIÓN EN TU E-MAIL.
CONTACTO CON LA REDACCIÓN DE ENREDACCIÓN.





































