(Por Máximo Brizuela). El juego del Estado Nacional de perseguir a todo lo que se opone al gobierno, ya es un sello de una gestión que acaba de comenzar.
Como si fuera un divertimento o actividad recreativa, desde el Poder Ejecutivo, voceros, ministros y miembros del Congreso Nacional, se señala permanentemente al enemigo de turno, construyendo constantemente un relato que expulsa a esos actores del grupo social de lo que ellos llaman “personas de bien”.
Claro está que cualquier persona que se opone a ciertas medidas económicas o políticas pierde toda caracterización de bondad e ingresa en el tablero donde los dados caen y se avanzan sobre ellos, como divertimento recreativo de un gobierno que impone sus propias reglas.
Con falsos argumentos morales e impostando una épica de frases hechas, se intenta justificar un accionar que está en los límites institucionales de una república. Sin empatía y carentes de espíritus, se ataca y se burla de las personas con discapacidad, sectores sociales que demandan comida para los comedores barriales, a sindicalistas que defienden a los trabajadores, referentes sociales y culturales que manifiestan algún desacuerdo ante las medidas persecutorias o de gestión, como el desmantelamiento de nuestra ya delicada, educación, salud, de sectores estratégicos del Estado, cultura, etc.
La dinámica semanal de ataques por redes sociales de nuestro presidente, tuvo también su marco institucional en su discurso del pasado viernes, en la Apertura de Sesiones 2024 del Congreso Nacional.
Nuevamente apeló a una épica que no condice con la realidad socioeconómica de nuestro país, ni con el resultado positivo de sus medidas. Una vez más volvió a la caracterización de un enemigo que es la “casta”. Curiosamente poco a poco vamos vislumbrando que ese término comprende cada vez a más hombres y mujeres de a pie, de diferentes actores sociales a los que uno no entiende cuál sería el privilegio del que gozan.
Nadie imaginaba que la “casta” eran las personas que defendían sus derechos laborales, que pretendían un salario digno, viajar en un transporte público a precio razonable y de calidad. La “casta” cada vez se hace más grande, porque el solo hecho de gozar de un de un derecho te convierte en tal, como así también cuando no se goza de uno, pero se lucha por que se lo reconozca.
El diálogo al que convoca el presidente Milei, si bien parte de una serie de acuerdos a los que nos oponemos, será un interesante momento para ver cómo se mueve el arco político, y si en verdad hay alguna vocación de consenso o un nuevo episodio de extorsión para continuar con su juego de perseguir al otro.
* Máximo Brizuela es secretario General del Sindicato Regional de Luz y Fuerza (SiReLyF).
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