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Un detenido dijo que Pilepich y Vargas llegaron a su casa con el cuerpo de “Lechuga” ya cortado

El asesinado "Lechuga" Pérez Algaba. (Foto: Gentileza).

Uno de los detenidos por el crimen del empresario Fernando Pérez Algaba declaró que los acusados Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas llegaron a su casa de Ingeniero Budge con el cadáver ya descuartizado y embolsado de la víctima, y que él les dio la valija para que colocaran los restos, que fueron hallados días después un arroyo de la zona, informaron fuentes judiciales.

En tanto, un comisario de la Policía de la Ciudad que fue indagado este mediodía por su presunta vinculación con el crimen quedó detenido y se convirtió en el séptimo apresado por el caso, mientras que Pilepich, quien había sido aprehendido el miércoles, se negó a declarar ante la Justicia, confirmaron a Télam los voceros.

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También fue detenido Nahuel Vargas, uno de los principales acusados del crimen de Fernando Pérez Algaba. Fue apresado tras un allanamiento en la localidad bonaerense de Castelar y se convirtió en el octavo apresado en el marco del caso.

El sospechoso, sobre quien pesaba una orden de captura nacional e internacional, quedó alojado en la sede de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de ese partido del sur del conurbano bonaerense, y en las próximas horas será indagado por el fiscal Marcelo Domínguez, titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de Lomas de Zamora.

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Mientras que la declaración que arrojó elementos clave para la causa fue la del detenido Luis Alberto Contrera, hermano de la primera apresada por el caso, la mujer trans Alma Nicol Chamorro, quien ayer amplió sus dichos ante el fiscal de Lomas de Zamora, Marcelo Domínguez, titular de la Unidad Funcional de Instrucción 5 de ese distrito.

Contrera ya había sido indagado al momento de ser detenido, la semana pasada, pero se negó a declarar, aunque en esta oportunidad afirmó que no había hablado “por miedo” a Pilepich, a quien consideró un hombre “peligroso”, que estuvo “preso en Sierra Chica” y que “siempre estaba armado”.

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Según Contrera, cerca de las 7 del 19 de julio último, Pilepich, y Vargas llegaron a su casa a bordo de dos autos, un Ford Ka blanco y un Volkswagen Polo azul, en el último de los cuales llevaban el cuerpo ya descuartizado y embolsado de una persona.

“Me acerco al auto blanco y estaba el señor Pilepich del lado del acompañante con otro sujeto al que se dirigió como ‘Nahu’ o ´Nahuel’, quien estaba al volante del vehículo”, comenzó a relatar el acusado en la declaración a la que tuvo acceso Télam.

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De acuerdo a sus dichos, Pilepich le preguntó si se “animaba a tirar unas bolsas”, tras lo cual “abre el baúl del auto Polo Azul y allí se veían bolsas negras, y dentro de las bolsas negras se veía una parte de un cuerpo”, específicamente una mano.

Según Contrera, Pilepich le comentó que “había matado a una persona, que le pegó dos tiros, que era un socio de él, un reverendo hijo de mil puta, que lo tenía cansado”, aunque no le dijo dónde lo había atacado, solo que lo hizo cuando “cambiaba una lamparita”.

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El imputado aseguró que cuando Pipepich le pidió que tirara el cuerpo “por ahí”, él le dijo que no se animaba, por lo que su única intervención en el hecho fue haberle entregado la valija roja donde aparecieron algunos restos de la víctima en el arroyo del Rey de Ingeniero Budge días después.

Contrera recordó que una hora más tarde, Pilepich y Nahuel regresaron en los mismos autos y le preguntaron si podía “cortar” el Polo azul, en referencia a desguazarlo para hacerlo desaparecer, a cambio de lo cual le transfirió 100 mil pesos mediante el alias de Mercado Pago.

En ese mismo momento, recordó, le dejaron un “perro chiquito”, color beige, que terminó siendo “Cooper”, el bull dog francés del empresario asesinado.

Sobre el auto, el acusado dijo que al ver que “tenía sangre adentro del baúl” ni él ni un conocido suyo apodado “Tonga”, a quien Pilepich también había convocado para “cortar” el Polo, quisieron hacerlo, por lo que más tarde Vargas y otro de los ahora imputados, Matías Gil, fueron a buscarlo y se lo llevaron.

Los informantes añadieron que, en otro tramo de su declaración, Contrera dijo desconocer si su hermana tuvo o no que ver con el hecho, aunque sí la desvinculó de la valija roja, objeto por el cual fue detenida en los primeros días de la investigación.

Por tal motivo, el abogado defensor de Chamorro, Marcelo Ponce, adelantó a Télam que solicitará el sobreseimiento y la posterior libertad de la mujer luego de que la justicia suba al sistema la declaración en la que se la desliga del caso.

Según el pedido de detención de los acusados formulado por el Ministerio Público -al que tuvo acceso Télam– el teléfono celular de Pilepich impactó en la antena cercana al domicilio de Contreras, ubicado en la calle Euskadi al 4400, de Ingeniero Budge, entre las 2.30 y 2.39 de la madrugada del 19 de julio.

En tanto, este mediodía se sumó al expediente un séptimo detenido, el comisario de la Policía de la Ciudad Horacio Córdoba, quien está señalado como quien le facilitó a Pilepich el número de teléfono a nombre del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño que se cree que utilizó en las horas previas y posteriores al crimen para comunicarse con sus cómplices.

Córdoba, quedó imputado por el delito de “homicidio cuádruplemente calificado por el uso de arma, alevosía, codicia y por el concurso premeditado de dos o más personas”, al igual que el resto de los detenidos Pilepich, Contrera, Gil, Chamorro, Fernando Gastón Martín Carrizo y la gestora Flavia Lorena Bomrad, mientras que aún permanece prófugo, y con pedido de captura nacional e internacional, Vargas.

Para el Ministerio Público el crimen del empresario Pérez Algaba fue cometido por una deuda de 50.000 dólares y 17 terrenos que el imputado Pilepich debía entregarle a la víctima, quien, con el fin de cobrarla, fue la tarde del 18 de julio hasta el predio “Renacer” de General Rodríguez a encontrarse con él.

Camino a ese campo, donde se cree pudo ser capturado y asesinado, “Lechuga” reconoció en un mensaje de audio que temía por su vida ante la posibilidad de ser baleado, según las pruebas aludidas por el fiscal.

El fiscal consideró que, más allá de sus negocios en común, entre Pilepich y Pérez Algaba existía “una relación de amores y odio, en la que se advierte y se puede afirmar la existencia de discusiones peleas y amenazas que se efectuaban entre ambos”.

Pérez Algaba fue visto por última vez la tarde del 18 de julio cuando a bordo de una camioneta Range Rover blanca que le había prestado Pilepich se dirigió junto a Vargas al predio “Renacer” a cobrar esa deuda.

La desaparición del “Lechuga” fue denunciada al día siguiente por la dueña de un departamento que la víctima había alquilado de manera temporal en el partido de Ituzaingó, quien, al no tener noticias suyas, se presentó en una comisaría para radicar un pedido de averiguación de paradero.

> Con información de TÉLAM.

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