(Por Máximo Brizuela *). El 13 de julio es una fecha muy significativa para los trabajadores del sector eléctrico, ya que conmemoramos un nuevo aniversario de la creación de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLyF).
Este día representa un reconocimiento a la labor fundamental que realizan miles de hombres y mujeres para sostener y desarrollar la energía que mueve al país. También es un símbolo de unidad, al consagrar el vínculo que nos une a todos los trabajadores y trabajadoras del sector en una institución que nos organiza y conduce de manera colectiva.
Las bases fundacionales de la FATLyF, así como su razón de ser, han abierto un espacio de compromiso, trabajo, empatía y solidaridad. Un espacio que conecta a cada persona no solo con sus compañeros de tareas diarias, sino también con quienes, a cientos de kilómetros, comparten los mismos desafíos y responsabilidades.
El presente nos interpela a reafirmar esas razones que nos unieron desde el inicio. En un contexto político que intenta fragmentarnos y empujarnos a defender solo intereses individuales, debemos redoblar la apuesta por lo colectivo.
Tal vez, en los momentos más oscuros es cuando más necesitamos encender y avivar la llama que ilumina nuestro escudo. Solo así podremos vislumbrar el camino que nos permita superar injusticias y seguir persiguiendo esos sueños que aún están pendientes.
Nada de lo que podamos hacer tendrá suficiente fuerza si no lo hacemos colectivamente, junto a cada compañero y compañera que, día y noche, asume la enorme responsabilidad de garantizar que cada hogar, hospital, escuela y espacio del país cuente con la energía eléctrica que necesita.
El compromiso gremial no es una terea sencilla, pero ninguno de los grandes compromisos que debemos asumir en la vida lo son. También es cierto que la retribución de ser parte, de ofrecer parte de nuestro tiempo y compromiso como militantes de nuestras organizaciones tienen la gratificante retribución de la compañía, del caminar y ser parte de una hermosa familia sindical que jamás abandona a sus miembros y que seguirá luchando para que se respete cada derecho.
Quiero cerrar estas palabras apelando al sentimiento colectivo de cada compañero y compañera de Luz y Fuerza. Los tiempos vertiginosos y desalmados no deben socavar ni vencer los valores que hemos construido y que siempre nos han enorgullecido. Nos quieren solos y divididos, pero déjenme decirles con total certeza: la vida es mucho más maravillosa cuando se comparte, cuando se camina al lado de un par.
¡Feliz 13 de julio a todos los trabajadores y trabajadoras de Luz y Fuerza! ¡Viva nuestra FATLyF!
* Máximo Brizuela es secretario General del Sindicato Regional de Luz y Fuerza (SiReLyF).
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