El intendente de la capital cordobesa, Martín Llaryora, modificó hace ya casi dos meses su estrategia de posicionamiento político. Salió de un extremo bajo perfil como el que militó en los primeros dos meses de su gestión, hasta esta etapa, en la que se puso al frente de las acciones políticas del gobierno local y provincial en los barrios. La decisión tiene dos aristas: la primera de ellas, fortalecer su imagen y la de su gestión; la segunda, sustituir al gobernador Juan Schiaretti en la construcción política en el territorio de la capital. Se trata de un movimiento calculado, ya que el primer mandatario provincial se encuentra dentro del grupo de personas de riesgo frente al COVID-19 y su equipo médico lo mantiene alejado del contacto social.
Para hacerlo, Llaryora cambió los ejes de su relato político, que tenía como puntales, a la crítica de “la herencia” recibida de la gestión radical de Ramón Mestre; la solución de los problemas básicos de la ciudad como transporte y saneamiento; y el planteo de una gestión práctica, descentralizada e innovadora. Coronavirus mediante, todo eso pasó a un segundo plano, incluidos los dirigentes de perfil técnico que iban a liderar ese proceso. Por eso, llegaron los peronistas con desarrollo territorial del gabinete y sus hombres de confianza política a la primera fila.
Un peronista que frecuenta el círculo de decisiones del intendente lo sintetizó con crudeza: “Es hora de la política, no de la gestión. Salud, asistencia social, y solución a los problemas básicos de los vecinos en los barrios. Todo el mundo es consciente de que vivimos una situación crítica con la pandemia y de que es necesario que los dirigentes pongan la cara y el pecho a la situación. Hubo que acomodar el equipo a mitad de camino”, describió a este medio.
Dentro de esa lógica, el área de Salud ganó posiciones en el esquema de gestión y poder; y con ello, subió varios casilleros el secretario de Salud y médico personal de Llaryora, Ariel Alexsandroff, y el viceintendente, Daniel Passerini, que también es médico y uno de los referentes más importantes del delasotismo. Otro que se sumó a la mesa chica de este sector, es el concejal y médico, Nicolás Piloni.
La ciudad salió a la cancha con una aplicación “Vecino Salud” y el alineamiento de todo el sistema de salud comunal, sobre todo los centros de salud barriales y los hospitales, con el de la provincia para enfrentar la pandemia de coronavirus.
La otra pata de este sistema apunta a los barrios de la ciudad, con el desarrollo de las tareas de fumigación, desmalezamiento, barrido, desinfección y erradicación de micro basurales. En ese entramado entraron a jugar el secretario de Gobierno, Miguel Siciliano; el subsecretario de Gobierno, Abraham Galo; el subsecretario de Participación Ciudadana, Juan Manuel Rufeil; la subsecretaria de Gestión Ambiental, Constanza Mía; y el subsecretario de Inclusión, Desarrollo y Convivencia Ciudadana, Leonardo Lewylle. Se trata de un grupo considerado propio por el jefe comunal y que carga el peso de la acción.
Allí confluyen también, la titular del ESOP (Ente de Servicios y Obras Públicas), Victoria Flores; y el presidente de la TAMSE, Marcelo Rodio.
En el territorio, se agrega el titular de Inclusión, Desarrollo y Convivencia Ciudadana, Raúl La Cava, un hombre que responde a la diputada nacional, Alejandra Vigo.
También creció la participación del legislador Juan Manuel Cid. Fuentes del PJ aseguran que es uno de los interlocutores más recurrentes del intendente al momento de la toma de decisiones. Cid es un dirigente contemporáneo de Llaryora y han compartido la construcción de “El peronismo que viene”, una agrupación en la que confluyeron en su momento los dirigentes jóvenes del PJ cordobés que buscaban un lugar propio frente a José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti.
VER Llaryora entregó a los CPC equipos e insumos para “la lucha y prevención del dengue”.
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