Nadie. Ni siquiera el más optimista de los nuestros pensaba que Argentina estaría en semifinales, dejando en el camino a una potencia como Serbia. Sólo un visionario o un extraterrestre podía conocer de antemano el destino de esta nueva generación: ese hombre iluminado se llama Luis Scola. El capitán, luego de una sólida victoria sobre Puerto Rico en las eliminatorias, le confesó a Sergio Hernandez (según palabras del entrenador) que el equipo estaba jugando muy bien y que estaba seguro de que llegarían a jugar esta instancia.
“Un año atrás, Scola me agarró y me dijo: ‘Nosotros podemos jugar las semifinales’. Yo le pregunté si estaba seguro. Y él me repitió con seguridad que sí. Eso es Scola, eso describe lo que es Scola”, expresó Oveja. Ese partido fue frente a Puerto Rico, en el estadio Cincuentenario de Formosa. Aquel lunes 17 de septiembre de 2018, Argentina sacó de la cancha a los boricuas: triunfó 106-84 para encaminar la clasificación a la Copa del Mundo.
Hoy, 358 días después de aquel partido, Argentina está entre los cuatro mejores del mundo. La selección nacional, como en aquel Oro Olímpico conseguido en 2004, fue nuevamente tapa de todos los diarios. No es para menos. Dejó en ridículo al candidato indiscutido de la Copa del Mundo; que llegaba confiado a esta instancia al contar con figuras de talla NBA como Nikola Jokic (Denver Nuggets), Bogdan Bogdanovic (Sacramento Kings) y Nemanja Bjelica (Sacramento Kings).
Más allá del resultado final (97-87) y de las particularidades del juego contra Serbia, es interesante saber cómo Argentina se mantiene en la élite del básquet, luego del paso de la Generación Dorada. Sin dudas, el espíritu colectivo de aquella camada de jugadores se mantiene en la actualidad y es la base primordial para explicar la conquista de los “Pibes”.
Quizás las palabras de Rubén Magnano ilustren un poco más: “La realidad fue conseguida por este plantel, más allá de la historia pasada. Se plasmó que es más que la Generación Dorada. Es un legado. Les mostraron cómo era el camino y eso está vigente”.
PROCESO INICIADO EN 2015
La vuelta del “Oveja” en Enero de 2015 al banco de suplentes, fue el comienzo de una etapa de transición ordenada y sustentable. Luego del retiro de Manu Ginóbili del seleccionado, después de los Juegos Olímpicos 2016, la Generación Dorada comenzó a decir adiós. El equipo argentino tenía que entrar en una nueva etapa, sin las figuras de antes y con muchos jóvenes talentosos que prometían un futuro. El objetivo se cumplió, ya que encabezados por el pequeño gigante Facundo Campazzo y acompañado por Nicolás Laprovittola, Patricio Garino, Marcos Delía, Gabriel Deck y Luca Vildoza entre otros, el equipo logró reemplazar las piezas a la perfección.
Luego de la experiencia en Río 2016, los jovénes tuvieron dos competencias más para llegar de la mejor manera al mundial: disputaron la AmeriCup 2017 en Argentina, donde fueron subcampeones, y las eliminatorias a la Copa del Mundo. En este último certamen, el equipo se quedó con el segundo puesto detrás de Estados Unidos, asegurando su clasificación con una identidad propia. En un país donde abundan los anteproyectos, este logro -Generación Dorada mediante- demuestra que el básquet tiene otra receta.
IDENTIDAD POST GENERACIÓN DORADA
El desafío para esta nueva etapa, era encontrar el estilo de juego que mejor se acoplara a los nombres nuevos. Para eso, el proceso mencionado de cuatro años fue fundamental, ya que el equipo encontró en la dinámica, la intensidad y el tiro exterior la receta del éxito. Justamente esas características del básquet moderno, lograron suplir la ausencia de hombres altos en el plantel. En esta Copa del Mundo, se vio esa identidad en su máxima expresión y con un agregado fundamental: la perfección en la ejecución del plan de juego.
CUERPO TÉCNICO MADE IN LIGA NACIONAL
Otra de las claves del invicto de Argentina en el Mundial (6-0) se debe al excelente trabajo de los estrategas del plantel. Sergio Hernández, Silvio Santander, Gabriel Picatto, Maximiliano Seigorman y Juan Gatti han dado en la tecla en cada uno de los encuentros del seleccionado. Todos ellos formaron parte de La Liga Nacional en algún momento de sus carreras y algunos son parte del proceso que arrancó con el “Método CABB”.
En el 2017 fue lanzado el “Método CABB, manual para el entrenador formador”, con el objetivo de aunar conocimiento y ordenar contenidos en el básquet formativo. Tiene tres objetivos básicos: unificación de conocimientos, ordenar la competencia nacional y trabajar en la investigación. Las selecciones menores fueron encabezadas por Silvio Santander, director nacional de formativas, y Maximiliano Seigorman, coordinador nacional.
ALIMENTACIÓN
Esta nueva camada no solo se destaca por el esfuerzo dentro de la cancha, sino que también siguen una rutina estricta en lo que respecta a las comidas. Es conocido que sobre varios jugadores de la selección se aplica el Método Busquet, que estudia las cadenas musculares, para tratar lesiones. Fue Paulo Maccari (fisioterapeuta) quien lo introdujo en el equipo. La influencia de Manu Ginóbili, quien alargó su carrera hasta los 41 años apegado a estas técnicas, movilizó a aceptar estos cambios para muchos jugadores, según cuenta Diego Morini en una nota publicada en La Nación.
Ahora bien, quien está detrás de la comida del seleccionado de la Argentina es Yolanda Satiuste, bióloga y psiconeuroinmunóloga:”En una entrevista les propongo que coman dos o tres veces por día. Adapto el plan a sus circunstancias personales, sus horarios, si tienen o no familia. Todo influye. También tratamos aspectos emocionales, para elaborar las estrategias alimenticias. No queremos que hagan más de tres ingestas diarias. Les propongo que coman palta, verduras, pero no sólo eso, sino que seleccionamos cómo acompañarlas, qué cantidades, cómo combinar los colores”, explicó Yolanda a La Nación.
CAMPAZZO NBA
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Sin Campazzo esto no sería posible. El cordobés es el encargado de conducir el ritmo frenético, impulsivo e intenso del equipo. No hay dudas, de que este es su Mundial, y lo supo desde el principio. Ni siquiera un esguince en el tobillo derecho tres días antes del comienzo del torneo, le impidió disputar las seis victorias de Argentina. Su rebeldía y talento parecen no tener techo, y se ha convertido en la sensación de China 2019. El mejor base por escándalo.
Para agigantar su figura de 1.79 metros, en el partido de ayer contra Serbia anotó 18 puntos, repartió 12 asistencias, bajó 6 rebotes y consiguió 3 robos. De esta manera se convirtió en el primer jugador con 15+ puntos, 10+ asistencias, 5+ rebotes y 3+ robos en un partido de Mundial desde que el genial Toni Kukoc (tricampeón NBA con los Bulls de Michael Jordan) lo logró en Canadá 1994. Además, las 12 asistencias del cordobés, igualan el récord de más asistencias registradas en un partido eliminatorio de Mundial. Theo Papaloukas, era el dueño del récord y que lo hizo en otra sorpresa histórica (Grecia vs. EE.UU. en la semis de 2006).
Cómo supo decir Andrés Nocioni hace unos días: “Si Campazzo no está en la NBA, es porque la NBA no es tan perfecta”.
CAPITÁN DORADO
Por último Luis Scola. Con 39 años el capitán es el nexo entre dos generaciones. Es el encargado de transmitir el conocimiento de un época inigualable a una camada que quiere escribir su propia historia con Luifa adentro. Este hombre, jugará su tercera semifinal (2002, 2006 y 2019) en cinco participaciones mundialistas en 17 años. Algo que suena ilógico, y que al verlo dentro de la cancha nos llena el pecho de orgullo.
Scola es el máximo anotador del equipo en esta Copa del Mundo con un promedio de 17.8 puntos por juego. Es el combustible inagotable de la ofensiva albiceleste, siendo a la vez una leyenda viviente. El ex Ferro quebró una nueva marca en mundiales al convertirse en el jugador con más presencias: 39 partidos (de los cuales ganó 31). Además es el segundo máximo anotador en la historia de la competencia con 680 tantos (17.4).
Hay puertas que se atraviesan para nunca más regresar. Este triunfo ante Serbia entra en la lista de las mejores victorias de la Selección Argentina de básquetbol en toda su historia. Ni más ni menos que eso.
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