(Por Pablo Tissera *) La pandemia es el resultado de un mundo que no va más, por este camino vendrán nuevas pandemias y la destrucción de la civilización. La naturaleza se librará de nosotros si no paramos a tiempo y construimos otra sociedad, otro mundo basado en los valores del bien común y la solidaridad.
El actual rumbo iniciado el 10 de diciembre de 2019 conducido por Alberto y Cristina requiere del trabajo de todos y todas para su consolidación, para sellar un nuevo contrato social que vaya en el sentido del fortalecimiento y el desarrollo integral de la educación y la salud pública.
Aunque siempre nos vamos a topar con quienes reproducen el statu quo, esos que defienden los intereses de unos pocos y unas pocas, aquellos que utilizan diferentes herramientas para naturalizar un sistema que genera desigualdad, desocupación y pobreza, tanto a nivel mundial como en nuestro país.
Es de no creer que se llegue al punto de utilizar la muerte para decir que el nuevo rumbo no es el correcto, planteando sin estridencias el regreso al neoliberalismo.
Esta semana vimos una oposición política al gobierno nacional agrupada en Juntos por el Cambio, que acompañada por los medios masivos de comunicación, le echa la culpa a nuestro presidente y a nuestra vicepresidenta por la superación de las 100 mil muertes, y en el medio, cada tanto, las responsabilidades individuales por la situación. El cinismo en su máxima expresión haciendo política con la muerte.
Tomo algunas palabras de Alberto Fernández sobre la superación de las 100 mil muertes por Covid 19, él decía “no perdamos la memoria, a mí me apenaría mucho que el pasado vuelva…” “…nadie celebra la muerte salvo los asesinos y nosotros no lo somos y los argentinos no lo somos…” “…Sólo espero que tanto sufrimiento y dolor no sea en vano… ”.
Y es aquí donde la economía social, solidaria y popular viene a jugar un importante rol junto a otros actores, con la memoria activa diciendo que no queremos volver al pasado neoliberal. El desarrollo cooperativo genera trabajo digno y promueve la distribución equitativa de los ingresos y las riquezas.
El nuevo mundo debe llevar también nuestra marca que se sustenta en la acción colectiva y la cooperación como paradigma de construcción de la vida. Nos educaron en un mundo capitalista con hegemonía de los valores del individualismo y el lucro, naturalizamos que la culpa es del individuo o es del Estado (cuando es nacional y popular), y los privilegiados del sistema no tienen nada que ver.
Tenemos mucho para aportar, en el mundo trabajan 300 millones de personas en cooperativas, esto es una de cada diez personas ocupadas. Sin ir más lejos, el cooperativismo de trabajo genera en Argentina 225 mil puestos de trabajo directos agrupados en un poco más de 5 mil cooperativas de trabajo. En la provincia de Córdoba, se estima que el cooperativismo y el mutualismo en conjunto generan 40.000 puestos de trabajo y aportan un 10% al Producto Bruto Geográfico, el PBI Cordobés.
La economía social, la economía pública y la economía del lucro con responsabilidad social se tienen que articular para construir sociedades más justas donde nadie quede atrás.
No hay futuro sino construimos alianzas amplias de todos los sectores afectados uniendo lo diverso para confrontar contra lo antagónico, pues tenemos la tarea común de trabajar por un futuro para las nuevas generaciones.
* Pablo Tissera es responsable del IMFC Córdoba, secretario General del Partido Solidario Córdoba y precandidato a diputado nacional.
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