El gol es un fenomenal y desproporcionado albañil de sueños y, también, quizá el primer fenómeno viral de la historia. El gol inicia su camino al corazón de las multitudes con el grito del goleador y sus compañeros, sube a las tribunas y luego alcanza los infinitos rincones del mundo con la voz de los relatores. Por eso, el gol no sería gol sin tipos como Osvaldo “Turco” Wehbe.
Cada uno de los miles de goles que se abrazan en la memoria de los hinchas debería salir a mirar el cielo este 13 de agosto en señal de agradecimiento. Pasa que los goles encuentran la llave de los corazones en la voz de los relatores. De lo contrario serían como papeles que se suben unos sobre otros. Nadie los recordaría, ni sabría el lugar en el que reposan. Es que nadie, al fin, recuerda lo que no ama u odia. Son los personajes como El Turco los que le ponen palabra y le dan dimensión a ese momento que marcará para toda la vida al gol en cuestión y a los que lo escuchan.
Estos tipos tan particulares llegan a la vida con un Don. Es un solo molde que, como el de los grandes cracks, se rompe apenas los chicos sueltan el primer llanto. No habrá otro igual. Al Turco Wehbe le tocó ser (y fue) la voz del pueblo, la del hincha, la de los amigos, la del café, la de la honestidad, la de la generosidad, la de las causas justas (en el fútbol, la política y la vida) y por supuesto, la de su Río Cuarto querido, “su lugar en el mundo”.
Murió Osvaldo Wehbe, a los 63 años. Llevaba más de dos semanas internado a causa de un accidente cerebrovascular (ACV), en una clínica de Río Cuarto. Deja a su mujer Gladys, a sus hijas Camila y Florencia, y a decenas de amigos que lo quieren.
Este jueves 13 lo han recordado cientos de personas y clubes en Twitter, Facebook, e Instagram. Los colegas y medios, a lo largo y ancho del país, le han dedicado un sentido homenaje a este hombre y sus relatos, que eligió Río Cuarto y le escapó a Buenos Aires. A veces, esas decisiones marcan las luces de una carrera profesional, pero terminan agrandando la leyenda de un tipo con las convicciones que ha tenido Wehbe. Lo han vuelto a escuchar en medio continente como si se tratara de Simón Bolívar o José Gervasio de Artigas. Sucede que muchos de los goles que supo contar fueron de “divisas” de más allá de nuestras fronteras. Y como dijo el relator uruguayo Víctor Hugo Morales al despedirlo: “Era un número uno del relato”.
Se recibió de abogado en la UNC, comenzó oficialmente con sus relatos de fútbol en 1979 y fue parte de diferentes programas radiales siempre relacionados al deporte. Trabajó en las radios Rivadavia, Continental, Cadena 3 y los SRT (Servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba), y escribió en el diario Puntal y en la revista Convivimos, entre otros medios. Compartió escenario con los históricos José María Muñoz, Víctor Hugo Morales y Víctor Brizuela. Relató durante 40 años, entre ellos, partidos de distintos campeonatos mundiales.
Hincha fanático de San Lorenzo, pudo relatar, vibrar y llorar como hincha la conquista de la primera Copa Libertadores del Ciclón ante Nacional de Paraguay el 13 de agosto de 2014.
Como decía, hoy también lo recuerdan en medio continente. Los colombianos han repetido una y mil veces aquel gol de Freddy Rincón a Alemania, en el Mundial de 1990, que significó el 1 a 1. Un gol al que El Turco le pintó que el milagro no es alemán, sino colombiano.
Trabajador incansable y cumplidor, hizo radio y escribió casi hasta último momento.
Siempre tuvo palabras para su querido Río Cuarto. Dijo en una entrevista que publicó “Energía Positiva + E” que “es mi ciudad, yo nací acá, tengo mis amigos, si bien ya no tengo mis papás ni mis hermanos, que se fueron los dos en estos últimos años, tengo mi señora, mis dos hijas, son mis olores, mis costumbres. Esta es una ciudad muy cómoda para vivir. Yo viví seis años en Córdoba y viajo desde hace 30, 35 años a Buenos Aires. Y te puedo decir que no viviría en ninguna de esos dos lugares. Si pudiera elegir, buscaría algo más pequeño. Cuando vos tenés un lugar que te permite dos o tres veces a la semana ir a comer un asado con los amigos, jugar al fútbol, salir a caminar, manejar tus tiempos… Dormir siesta… Eso ya sería la causa. ¡Dormir 45 minutos de siesta! Con eso, ya estás hecho”.
De su oficio de relator también contó en esa misma entrevista: “Las terminales son muy lindas cuando me estoy por volver. Ahí te sentás, comés un sanguche, tomas una cervecita. Y volvés a casa. Ya me acostumbré. Es el trabajo de uno… Y he tenido la suerte de trabajar con los más grandes, con (José María, el Gordo) Muñoz, con Víctor Hugo, con Brizuela. Si no aprendés algo de todos esos, estás mal. Y sigo aprendiendo. Estoy en un buen momento, porque escribo mucho. Me gusta lo que hago, no porque lo haga bien, sino porque me siento bien. Y a nivel relato estoy en una madurez interesante. Aprendí mucho, muchísimo, en los tiempos de Continental. Trabajé con alguien que te permitía todo, que era Víctor Hugo. Fue una libertad fantástica”.
Lloran los estadios que pisó y los que no. Lloran los potreros. Lloran los nueves, los diez y los marcadores centrales. Lloran los hinchas de la radio pegada a la oreja. Lloran las radios. Llora la pelota. Lloran hasta los goles. Hoy se fue la voz del pueblo.
Tu apasionado relato en nuestra tarde mágica te convirtió en uno más de la Familia Banfileña. Hoy te despedimos con tristeza y mucha emoción. ¡Vas a poder relatar a Garrafa en el cielo, querido Osvaldo "Turco" Wehbe! Pedimos paz y consuelo para tu familia y amigos. Hasta siempre. pic.twitter.com/b89TCkJmjS
— Club A. Banfield (@CAB_oficial) August 13, 2020
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