La victoria sobre una potencia como Serbia por 97 a 87, quedará guardada en la retina para siempre. Es uno de los triunfos más importantes de la selección en toda su historia, quizás por debajo de la hazaña al Dream Team de Estados Unidos en Atenas 2004, pero entre las mejores sin dudas. En frente tuvo al candidato al título y lo dejó avergonzado, caliente y frustrado.
Del lado argentino, la emoción, las lagrimas, la alegría y el festejo contenido durante cuarenta minutos explotaron cuando sonó la chicarra del final. Una conquista que se forjó a través del liderazgo de Luis Scola; de la conducción del demonio Facundo Campazzo y de la rebeldía de un grupo de jóvenes que todavía tienen mucho para dar. En el horizonte están las semifinales, pero ahora mismo, es momento de festejar.
LAS MEJORES FOTOS
Lágrimas. Sergio Hernandez no puede contener la emoción, y Scola lo acompaña. Una imagen que resume todo. Foto: FIBA.
El abrazo del triunfo. Una foto que describe la unión del grupo. Foto: FIBA.
Gritalo Argentina! Hinchas y jugadores lo sienten por igual. Foto: FIBA.
Decepción. Bogdan Bogdanovic con la mirada perdida. El escolta era el máximo anotador del torneo y con serias chances de ser el mejor jugador del mundial. Foto: FIBA.
Fuego sagrado. El capitán con un clásico festejo luego de convertir un doble y falta. Foto: FIBA.
Locura total. Tortuga Deck festejando sin control, luego de un último cuarto consagratorio. Foto: FIBA.
En tierra de gigantes. Facu Campazzo volvió a brillar en el mundial. El cordobés la rompió con 18 puntos y 12 asistencias. Foto: FIBA.
No cabe en el cuerpo. La emoción de hacer historia, made in Luca Vildoza. Foto: FIBA.
Chau chau, adiós. El técnico serbio Aleksandar Đorđević se agarra la cabeza. En el fondo, los hinchas argentinos lo despiden. Foto: FIBA.
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