El informe “Carne Argentina, Carne Sustentable” afirma que “la ganadería argentina tiene un bajo nivel de emisiones de efecto invernadero a nivel internacional, ya que representan solo 0,15% del total del planeta (16% de las emisiones nacionales, según medición de 2016)” y señala que su producción es “sustentable”
El trabajo fue presentado recientemente por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). Fue realizado por un grupo de 45 especialistas de distintos organismos de ciencia y técnica y universidades nacionales y coordinado por la Red de Seguridad Alimentaria del CONICET. Entre las instituciones participantes, se encuentra el INTA de la localidad de Manfredi, en la provincia de Córdoba.
La información fue dada a conocer por el CONICET a través de un comunicado de prensa.
“Carne Argentina, Carne Sustentable”, constituye es una herramienta para el análisis de la sustentabilidad de la cadena de producción de carne vacuna.
Miguel Ángel Taboada, uno de los 45 especialistas convocados por la Red de Seguridad Alimentaria (RSA) del CONICET, que es investigador principal del Consejo en el Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), explicó que las recomendaciones que se mencionan en el informe, “son todas importantes pues de hecho fueron el resultado de un análisis de todo el estudio. A título personal, creo que hay algunas que son básicas o prioritarias, como la necesidad de mejorar las eficiencias productivas de toda la cadena en el país, a fin de “diluir” los eventuales impactos ambientales y climáticos. Existe en la Argentina una enorme disparidad de situaciones en cuanto a eficiencias productivas”.
En segundo lugar, y en relación con la parte especifica donde ha actuado el especialista, sostiene: “Creo que no debe confundirse a la modalidad de producción de la Argentina, con una cría vacuna basada en pastoreo de pastizales y pasturas, con la de otros países con climas diferentes, donde la totalidad (o mayor parte) del ciclo es bajo techo, por razones principalmente climáticas. En este tipo de manejos de ganado no es posible, o no existe, la posibilidad de secuestrar carbono en los suelos bajo pastoreo, cosa que si es posible en todos los sistemas del Mercosur”.
Y concluye: “A menudo, cuando se cuestiona el peso de la ganadería vacuna en las emisiones de metano se omiten varios aspectos que moderan su importancia: a) el metano no es únicamente emitido por el proceso de fermentación entérica, sino también por otras fuentes muy importantes, como los suelos de arrocera inundados, el derretimiento de suelos permafrost (por ejemplo, en la tundra siberiana), o las fugas fugitivas de tuberías de gas; y b) se omite considerar la compensación de carbono por el posible secuestro de carbono en los suelos en magnitudes que varían en función del tipo de suelo, los aportes y pérdidas de carbono. Este potencial de secuestro de carbono puede llegar hasta una tonelada de carbono por hectárea por año, según un reciente estudio hecho por la FAO. A la hora de defender nuestros mercados y exportaciones, donde la carne argentina es una “marca país” debieran considerarse estos aspectos en su totalidad. No solo lo que emiten las vacas”.
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