Cuando Carlos Alberto “Lole” Reutemann corría en Fórmula 1, los domingos se paralizaba el país. Millones de argentinos escuchaban sus carreras por la radio o en las grandes ciudades lo veían por televisión. En 1980, según un informe de la revista Corsa, 10 millones de argentinos veían las transmisiones de la F-1. Esa cifra representaba casi un 40 por ciento de los 27,8 millones de habitantes del país. Detrás de Brasil, con 12 millones de telespectadores, Argentina era la segunda en audiencia.
Era tal su popularidad, que en 1981 hubo que cambiar el horario de un súperclasico entre River y Boca. Fue el 26 de septiembre, cuando a los 39 años peleaba por consagrarse campeón del mundo de F-1. Como el GP de Canadá se disputaba por la tarde, el partido se jugó por la mañana para que pudiera verse por TV. En River jugaban, entre otros, Mario Kempes, Daniel Passarella y Ubaldo Matildo Fillol. Y en Boca, Diego Maradona, Miguel Ángel Brindisi y Hugo Gatti.
Obtuvo un subcampeonato Mundial en 1981 y venció en 12 Grandes Premios en la década en la que compitió en el “Gran Circo”. También corrió en grandes equipos: Brabham (1972-1975); Ferrari (1976-1978); Lotus (1979); y Willians (1980-1982). Ha sido uno de los grandes deportistas de la historia argentina.
Reutemann que murió este 7 de julio a los 79 años de edad, despertaba pasiones extremas, al estilo argentino. Una parte del país era devota del “Lole”, y otra, más exitista, lo criticaba por no haber alcanzado la corona mundial.
VER Murió Carlos Reutemann, el hombre que no quiso ser presidente.
Pudo haber sido campeón antes y después de 1981, pero Reutemann, como dijo Enzo Ferrari, el mítico creador de la “Scudería”, era un tipo “atormentado y tormentoso”. También caprichoso y portador de un ego que lo hacía orgulloso y desconfiado de los otros. La dimensión de su talento era equiparable a estas características personales. Probablemente, aquellas posibilidades frustradas, hayan tenido que ver con dos decisiones que, a la luz de la historia, fueron incorrectas, más allá de sus razones.
Se puede afirmar que pudo haber sido campeón con Ferrari en 1979, pero decidió marcharse a Lotus después de una tremenda temporada en 1978, que incluyó cuatro victorias. Había sido un gran torneo, pero el Lotus 79 de Mario Andretti, con el famoso “efecto suelo”, lo dejó con las manos vacías. Luego, las desavenencias con la cúpula de Ferrari por el rumbo tecnológico lo dispararon al equipo de Colin Chapman, que lo admiraba y quería tenerlo a cualquier precio. El genio inglés confesó alguna vez, que una deuda que tenía era justamente no haber podido construir un auto a la altura de Reutemann. Se sabe la historia, el sudafricano Jody Scheckter, recién llegado a Ferrari para reemplazarlo se quedó con tres GPs y se consagró campeón con la 312T4. Después, el equipo italiano viviría una sequía de 21 años y no volvería a obtener un título de pilotos hasta el 2000, con el alemán Michael Schumacher.
También pudo haber sido campeón si no abandonaba el automovilismo en 1982. Lole fue segundo en Sudáfrica y se retiró en la prueba siguiente, en el circuito de Jacarepaguá, Brasil, con un abandono. Había arreglado con Williams un jugoso contrato, pero ya no tenía la motivación ni la pasión que lo había llevado hasta ahí. El dolor de no haberse consagrado el año anterior todavía lo torturaba. Se sumó la peligrosidad de los autos de esa temporada –en Zolder, Belgica, se mataría uno de sus amigos, el canadiense Gilles Villeneuve- y los conflictos políticos en la F-1. Sin embargo, en esa temporada, terminó consagrándose campeón su compañero de equipo, el finlandés Keijo “Keke” Rosberg.
Diría poco tiempo después: “Efectivamente, abandono la Fórmula 1, y esta vez es terminante. Pensé mucho en cuales eran realmente mis sentimientos hacia ella, antes de Sudáfrica, y ya no tan relajado entre la carrera de Kyalami y la de Río. Fui a cada una de ellas en las mismas condiciones, con la misma sensación; solo varió el resultado entre una y la otra, y en Brasil todo se vino abajo. No influyeron tanto los líos políticos, de los que siempre me mantuve al margen, ni el mayor esfuerzo físico que requiere el auto actual. Cambié yo. Ya no tenía el mismo entusiasmo, ya no hacía las cosas del mismo modo que antes, sentía indiferencia hacia todo, hacia la técnica, hacia el ambiente. Así que cuando regresé al hotel después del GP de Brasil le dije a Frank (Williams) que me retiraba, que ya no me sentía en condiciones de responderle como se merecía”.
Su historia en la F-1 comenzó en 1971, en una carrera sin puntos, con un McLaren en el Autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, donde finalizó tercero detrás del neozelandés Chris Amon (Matra) y el francés Henry Pescarolo (Williams).
El debut oficial lo hizo también en Argentina, al año siguiente, el 23 de enero, a bordo de un Brabham con el que clasificó primero y llegó séptimo para el delirio de unas 70 mil personas que colmaron el recinto porteño para ser testigos del regreso del Gran Premio de Argentina al calendario tras doce años de ausencia.
Entre los 26 pilotos argentinos que formaron parte de la historia de la Fórmula 1, Reutemann fue por amplia ventaja el de mayor presencia con la participación de 146 Grandes Premios entre su debut en 1972 y su retiro en 1982.
“Lole” casi que triplicó la marca del “Chueco” Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón de la categoría reina y protagonista de 51 carreras desde 1950 a 1958.
A lo largo de sus once temporadas en la F1, el piloto santafesino consiguió además de las victorias, 6 pole positions, 6 récords de vuelta y 45 podios.
Las 12 victorias de Reutemann fueron las siguientes: Con Brabham venció en Sudáfrica, Austria y Estados Unidos 1974; y Alemania (Nurburgring) 1975; Con Ferrari, en Brasil 1977; y Brasil, Estados Unidos Oeste (Long Beach) , Gran Bretaña y Estados Unidos Este (Watkins Glen), 1978; y con Willians, en Mónaco 1980; y Brasil y Bélgica 1981.
VER LA CRÓNICA DE SU VICTORIA MÁS IMPORTANTE EN ALEMANIA 1975.
La victoria en Mónaco, en 1980, fue épica, ya que triunfó con neumáticos para piso seco en una competencia que se desarrolló con lluvia y problemas en la caja de velocidades. Fue la primera con Williams y su regreso al escalón más alto del podio luego de casi dos años sin ganar.
Mientras que la victoria en Zolder, con Willians, el lejano 17 de mayo de 1981, fue la última de un argentino en la máxima categoría del automovilismo mundial.
Vale detenerse en su triunfo número 11, en Jacarepaguá, el 29 de marzo de 1981. Lole había alcanzado otro triunfo célebre cuando bajo la lluvia desobedeció las órdenes del equipo para que dejara su lugar a Alan Jones y llegó primero a la meta. Aquel domingo, “Lole” había decido decir basta y pelear por el título en el equipo al que había llegado como número 2 del piloto australiano para ayudarlo a quedarse con la corona en 1980. “Lole” consideró en aquella competencia que ya había hecho su tarea con creces y que era su turno. Se había preparado como nunca antes.
Sin embargo, Frank Williams, el dueño del equipo, que prefería a Jones, terminaría sepultando su sueño de campeón mundial en Las Vegas, en la última carrera del año. “Lole” obtuvo la pole, pero finalmente le entregaron el peor chasis de la escudería (el 017) y durante la competencia tendría problemas de caja, que lo fueron retrasando. Así, el brasileño Nelson Piquet, que participó con fiebre, llegó quinto y se consagró campeón. Lole terminó octavo y perdió el título por apenas un punto, ante la pasividad y desidia del equipo Williams. Aquel día, el team inglés festejó fervorosamente la victoria de Jones.
Por cierto, Reutemann que fue un competidor digno y trabajador como pocos, no decidió sacarlo de la pista a Piquet cuando el brasileño lo superó. “No hubiera soportado conseguir un título así”, recordó tiempo más tarde.
Rápido, gran “corredor de carreras” por su capacidad para administrar los recursos de sus maquinas, obsesivo, detallista y uno de los mejores a la hora de “poner a punto” los monopostos, fue considerado por los grandes constructores y sus colegas de la F-1 como un piloto top. Tan importante, que han pasado 40 años sin que un argentino vuelva a vencer en la máxima categoría.
Como muchos deportistas, sufrió el vacío afectivo de dejar la actividad. Recordó el sitio Solotc.com.ar, que una vez le preguntaron al principio de los años 90′ qué haría si le quedara un día de vida y “Lole” respondió que su deseo era “correr en Fórmula 1, manejar el Williams de (Nigel) Mansell (campeón 1992), manejarlo 24 horas y después, la muerte”.
Como el británico Stirling Moss (16 victorias), el canadiense Villeneuve (6 triunfos) o el francés René Arnoux (7 victorias), no pudo coronarse campeón. Hay una frase que los define en el particular circo de la F-1, el de “campeones sin corona”. “Lole” fue uno de los grandes y brillantes pilotos de la Fórmula 1 y, sin duda, un campeón sin corona.
Hasta siempre Lole! Fuiste uno de los mejores pilotos de la historia. Se lo demostraste al mundo en aquella histórica victoria en el circuito largo de Nürburgring, el “Infierno Verde” le llamabamos…. QEPD Campeón!🏆🖤#lole #QEPD pic.twitter.com/dmtgaasITb
— Juan Maria Traverso (@FlacoTraversoOK) July 7, 2021
Hoy se fue un grande, pilotazo ganador en F1 en varios GP pero hay uno que me impresiona, ganó en Nurburgring en el circuito Largo, un grande hasta siempre Lole Q.E.P.D pic.twitter.com/wtInCXC7yr
— Norberto Fontana 🇦🇷 (@nfontana1) July 8, 2021
We are deeply saddened to learn of the passing of Carlos Reutemann.
A revered fighter and 12-time Grand Prix winner, he will be deeply missed. pic.twitter.com/DYbvTOyemQ
— Formula 1 (@F1) July 7, 2021
RIP Carlos Reutemann, the ace of Santa Fe
➡️ https://t.co/cPSKd2iM6e#essereFerrari 🔴 pic.twitter.com/KMhyQPkdQE
— Scuderia Ferrari (@ScuderiaFerrari) July 7, 2021
We are saddened to learn of the passing of our former driver Carlos Reutemann, winner of three Grands Prix for Williams during his career.
Our thoughts go out to his family and friends at this difficult time. pic.twitter.com/g3kDdsWf5q
— Williams Racing (@WilliamsRacing) July 7, 2021
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