El actual gobierno nacional cuando asumió, por distintos medios, prometió al pueblo entre otras cosas: pobreza cero, proteger a los niños como a los ancianos, cuidar el empleo, eliminar el impuesto a las ganancias a los trabajadores, y muchas promesas más (todas incumplidas). La pobreza en la Argentina, terminó aumentando. La cantidad de niños en situación de calle y con una inadecuada alimentación, también aumentó. Los jubilados, sufrieron un durísimo golpe a sus bolsillos (sobre todo los de la mínima nacional), producto de la nefasta reforma jubilatoria, que en la práctica, fue otro recorte más.
Se intentó poner, en un principio, techos a las paritarias. Todavía a esta altura del año, existen actividades del sector estatal (Ej. Empresa Provincial de Energía de Córdoba), y privado (Ej. Canal C5N), en donde las trabajadoras y trabajadores siguen con paritarias cero, es decir, no ha tenido aumento salarial alguno. Esta situación es inadmisible. ¿Dónde está el Estado? ¿Qué sucede con el Ministerio de Trabajo que no interviene? Por otro lado, asimismo, cada vez más activos en la República Argentina, pagan el impuesto a las ganancias. Un impuesto injusto y regresivo, para la clase trabajadora y para la pasiva.
Nuestro país, atraviesa una crisis política y económica. Se estima por parte de varios especialistas, que la inflación de este año rondaría el 40% aproximadamente.
El dólar en el mes de diciembre del año 2017, estaba alrededor de los $19. En estos últimos días ha estado en $40, es decir, que en relación al dólar, todos los argentinos hemos perdido un 50% de poder adquisitivo aproximadamente.
Entre una inflación en aumento, y un dólar que ha devaluado fuertemente nuestra moneda nacional, se observa una “destrucción del poder adquisitivo”.
Han pasado casi tres años de mandato, en el gobierno del Presidente Mauricio Macri.
Un gobierno, que se autoproclamaba como el que venía a cambiar todo lo malo que había hecho el gobierno anterior, y que iba a ser mejor equipo de los últimos cincuenta años.
Hasta ahora, solo han empeorado la situación económica de la mayoría de los argentinos, beneficiando sus políticas, especialmente a los sectores más ricos y concentrados. Todo esto, frente a una inexistente oposición (parte de ella, fue funcional al ajuste). La clase política que tenemos en la Argentina, ha demostrado ser en muchos casos, de mala a mediocre.
La difícil realidad que diariamente vive cada uno de nosotros, es la mejor prueba de ello.
También, hay que hablar de un sindicalismo que hasta ahora sólo ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias. Un sindicalismo que nada ha aprendido del legado que dejaron Atilio López, Agustín Tosco, o Raimundo Ongaro, entre otros. Hay ciclos en todo el país, que están agotados. Un claro ejemplo, es el triunvirato virtual de la C.G.T., que con su inacción ha sido cómplice del ajuste que se viene aplicando a los jubilados, trabajadores, y sectores vulnerables. Se debe normalizar a la mayor brevedad esta histórica central obrera.
Sin lugar a dudas, estamos necesitando una nueva dirigencia política y sindical. Han demostrado los resultados de sus gestiones. Es tiempo de trabajar en una renovación generacional, con dirigentes bien preparados, y que tengan mucha gestión, para mejorar por medio de un arduo trabajo, la vida de quienes representan.
Basta de las mismas caras, que hace años vienen en el poder. Basta de seguir eligiendo, a las mismas personas que ya han demostrado que no nos representan.
Es por eso, que en las próximas elecciones debemos dejar elegir a más de lo mismo.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado.
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