José Luis Perales (75) dijo muchas veces que no quería cantar, sino componer. Su argumento era que no tenía una voz privilegiada, mucho menos la seguridad escénica para enfrentarse al público. Cuando se publicó su primer disco, Mis canciones, esperaba que el éxito fuera escaso para que no lo volvieran a llamar desde el estudio de grabación. Sin embargo, el corte Celos de mi guitarra escaló rápidamente los rankings y así llegó la primera actuación en vivo. Cuenta que en la previa de aquel debut le temblaban las piernas y rezaba para que hubiera poca gente en las butacas. Al final, sus peticiones no se oyeron. Ahora, cuarenta y cinco años después inició su gira despedida de los escenarios. Los cordobeses fueron testigos privilegiados del adiós de uno de los grandes letristas de la historia de la música hispana y también, de una de las voces más recordadas. Por eso, el público, del Festival Internacional de Peñas de Villa María, lo ovacionó de pie y con lágrimas. No sólo por nostalgia, sino por su increíble vigencia.
En la era de Spotify y de los realitys musicales donde con un tema un artista puede surfear la cresta de la ola y caer con la misma velocidad de la subida, a sus más de quinientas composiciones no se les junta el polvo. Muchas de las canciones que se escucharon la noche del sábado, las compuso hace más cuarenta años, por ejemplo, comenzó con Un velero llamado libertad que data de 1979. Todas son éxitos: Cosas de Doña Asunción, El amor, Me llamas, Amada mía, Ella y Él, Canción del otoño, Sí, Y te vas, Que canten los niños, Gente Maravillosa y Porque te vas, el primer hit de su historia, popularizado por Jeannette. Su tema más versionado, incluso hasta en japonés, es ¿Y cómo es él? Al que reconoció como la cruz de su carrera. Ni siquiera la había hecho para él, sino para Julio Iglesias, una de las tantas figuras que le pusieron voz a sus creaciones. También ha escrito para Isabel Pantoja, Raphael, Lola Flores, Rocío Jurado y “El Puma” Rodríguez, entre otros. Sólo co-escribió una canción y fue junto a Miguel Bosé, Creo en ti.
Su eterna timidez para subir a un escenario la reemplazó por la confianza que tiene en las canciones. Sin coristas que rellenaran los vacíos de su voz, cantó con templanza y la sonrisa serena de quien se sabe seguro de su virtud. “Daría cualquier cosa por resumir una historia, que a mí me cuesta un libro, en tres minutos, como dura una canción de José Luis Perales”, dijo Gabriel García Márquez. El autor de Cien años de soledad estaba en lo cierto. Más allá del amor, lo del español son historias con melodías, por eso aunque se retire, deja un legado musical inmenso que ha atravesado el tiempo y las generaciones por su sensibilidad, la profundidad y la poética.
Como dice en Balada para una despedida, si busca la mejor manera de decir adiós, sin dudas es con sus canciones. A los argentinos les dijo “chau” con Te quiero.
Hasta siempre
El cantautor confesó que no se trata de un retiro total, más bien abandona las presentaciones en vivo para dedicarse por completo a su gran pasión: componer. Luego de la gira “Baladas para una despedida” seguirá escribiendo. Mientras tanto, se puede escuchar “Mirándote a los ojos”, un disco triple con treinta y cinco canciones, tanto sus clásicos como aquellas que no gozaron de las luces del éxito, como Me iré calladamente.
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