La derecha, o aquello que eufemísticamente llamamos “neoliberalismo”, odia al Estado que no puede controlar, porque lo asimila a una institución de carácter socialista que atiende (con el dinero que expropian a los ricos) asuntos que no le son propios y avanza sobre la propiedad privada. Tales asuntos son: La atención pública de la salud, la educación y la cultura de la población, el manejo de la deuda pública, el monopolio de las fuerzas represivas y, además, según ellos, alienta altos niveles de consumo para combatir la pobreza y crear un estado de bienestar.
Vamos por partes: Los neoliberales consideran que si el Estado controla la atención médica en definitiva está controlando la salud de todas las personas. Nadie puede hacer lo que quiere con su vida. Tiene que vacunarse periódicamente para salvarnos a todos de las epidemias que nos acechan, no pueden drogarse a discreción cuando esa conducta contagia, no pueden andar por ahí desparramando sus propias deficiencias inmunológicas. ¡Afuera la salud pública es la consigna del gobierno de Milei!
Dicen que cuando el Estado se ocupa de la educación y la cultura de la población toman el control de lo que la gente lee, escucha y se asegura el control de lo que los niños aprenden en la escuela. Nada es bueno fuera de los cánones establecidos para que esos niños y jóvenes no se cuestionen que no tienen derecho a lo mismo que tienen y disfrutan los ricos. Deben aprender a conformarse con las limosnas y prebendas que graciosamente se transforman en donaciones, con las que los ricos curan las culpas que los viajes por el mundo y las riquezas que acumulan no alcanzan a disipar. ¡Afuera la educación pública, afuera la Historia de nuestros héroes nacionales!
Odian al Estado cuando no lo manejan porque dicen que con los dineros públicos provenientes de la recaudación de impuestos que se destina a cubrir esas necesidades de la población en definitiva lo que hace es aumentar el nivel de pobreza, lo que facilita el control porque así no lucharán por más si se les proporciona lo indispensable para que coman. Al aumentar la deuda pública el Estado puede aumentar los impuestos, lo que producirá más pobreza. Los ricos no aceptan despojarse de lo que heredan y suman a sus patrimonios el dinero del que disponen libremente, pero los pobres no pueden hacer eso. ¿Quién les dijo que tienen derecho a comprar casas mejores, autos que no quemen aceite, televisores más grandes, aire acondicionado o simplemente las zapatillas o la ropa que usan los ricos? ¡Afuera los impuestos, que son dineros expropiados a los ricos!
Odian al Estado que maneja el monopolio de la fuerza pública y elimina la capacidad de los individuos para defenderse y, por tanto, expulsan del mercado uno de los negocios más grandes que ellos monopolizan: La fabricación de armas letales (lo aclaro porque ahora están de moda las armas “no letales” para disolver las marchas y los piquetes). El Estado monopoliza la represión de los delitos menores y mayores, privando a los particulares de ejercer su capacidad de venganza y destrucción del otro (“los negros solo sirven para hacer alquitrán”, dice un dicho popular). ¡Afuera el monopolio de la fuerza para reprimir delitos e infracciones (salvo las de guante blanco, que con un gambito de dama saben mantener la impunidad con una justicia que tampoco existe para el pobre)!
POR QUÉ LA DERECHA ODIA AL ESTADO
El Estado que no pueden controlar molesta a los neoliberales. Es su enemigo. Enrique del Tesso, doctor en Filosofía y Letras y profesor titular de Lingüística en la Universidad de Oviedo, señala que “los vecinos que comparten un edificio crean una “administración para gestionar los asuntos comunes que llamamos comunidad de vecinos. Es evidente su utilidad. La gente creó también desde hace un par de siglos “una comunidad mucho más amplia para quienes forman lo que vagamente intuimos como Nación: el Estado. Y fue una buena idea, pero los neoliberales no quieren esa comunidad. Si alguien es propietario de muchos pisos de un edificio tampoco quiere “comunidad de vecinos” (Enrique del Tesso, “La propaganda de ultraderecha y cómo tratar con ella”, editorial TREA Ensayos, Gijón, Asturias).
Sigue diciendo Del Teso: “El neoliberalismo es el credo que favorece a los ricos y la oligarquía. Tienen tres buenas razones para odiar al Estado, aunque al mismo tiempo se aprovechan de él para desguazarlo mientras nos estafan e incrementan sus riquezas: El Estado es un conjunto de servicios públicos que hacen efectivos los derechos de los ciudadanos. Las oligarquías no quieren una población con derechos, porque esos derechos son cesiones que los poderosos son obligados a hacer de su posición de ventaja. El Estado cuesta dinero y eso obliga a tener impuestos que los ricos no quieren pagar. Una ley que establece un derecho es gratis. Pero el servicio público que hace efectivo ese derecho no es gratis. Los derechos cuestan dinero” (Pág. 20/1).
Al hacer efectivos los derechos de la gente, el Estado cubre las necesidades básicas de la población y bloquea que esas necesidades básicas puedan ser objeto de lucro. Hete aquí que al haberse apropiado del Estado nuevamente (como en 1930, 1955, 1966, 1976 y esta vez por obra y gracia del voto popular), la propuesta de Milei es desmantelarlo, transformarlo en una maquinaria boba que no sirva para atender ninguna necesidad y favorecer el sálvese quien pueda mientras ellos manipulan el dinero de todos, se apoderan de él y lo sacan del país.
Señores y señoras del gobierno iniciado el 10 de diciembre de 2023: Por favor, si no están dispuestos a gobernar para el bienestar de todos los que vivimos en este suelo, VÁYANSE. Aprovechen ahora que todavía estamos sorprendidos por el triunfo de vuestra propaganda mentirosa. Si van a desguazar el Estado, si nos van a seguir endeudando, si van a seguir fugando nuestros dineros a paraísos fiscales, si van a destrozar los derechos que ganamos con nuestras luchas y los que están consagrados en la CN y los tratados internacionales. Si van a seguir aprovechándose de la doctrina Barra de que “los actos de gobierno no son judiciables”, si van a seguir regalando nuestras tierras y nuestras riquezas naturales, ¡VÁYANSE!
Quien es rico o tiene poder tiene una ventaja. El efecto de actuar con ventaja es que esa ventaja es cada vez mayor. El mercado puro, el capitalismo sin corrección, lo que pretenden que creamos que es la libertad, no hace justicia entre competidores premiando al mejor ni provoca flujos de riqueza que acaban beneficiando a todo el mundo. El dinero se acumula donde ya hay dinero. El mercado ciego nunca reparte. Sin intervención, el que está abajo jamás remonta, la igualdad de oportunidades es inexistente.
VÁYANSE. No queremos más sangre ni espionaje sobre nuestras vidas ni persecución por lo que pensamos ni saqueo ni censura. Recuerden también que la Constitución Nacional establece que el territorio del Estado es inalienable e inviolable. ¡VÁYANSE antes de dejarnos en la miseria absoluta, antes de que sea tarde y la Historia los juzgue como infames traidores a la patria, por tomar decisiones contra la soberanía y la integridad territorial de la patria!
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* Fernando López es escritor y abogado. Fue juez de instrucción y juez de control en la justicia provincial de San Francisco. Lleva publicadas varias novelas y desde 2014 organiza el Encuentro Internacional de Literatura Negra y Policial “Córdoba Mata”.
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