Si algo sucedió este domingo, es que el programa de la restauración conservadora que Mauricio Macri puso en marcha en 2015, fue frenado por el voto popular. El curso de los acontecimientos quedó abierto, pero marcado por un cambio cultural relevante, que ha sido un rechazo muy fuerte a un modelo económico que produjo una agresiva transferencia de renta al poder financiero global, las compañías de servicios públicos, y las empresas extráctivas de los sectores agrario y energético. Ese camino y esa alianza económico-política es la que ha sido derrotada.
“Espero que tengan el mismo nivel de compromiso, yo voy a hacer mi parte”, dijo en la conferencia de prensa cuando se le preguntó por un eventual llamado a Alberto Fernández que, por el momento, no está en los planes del presidente Mauricio Macri. Se refirió a lo que necesariamente tendrá que ocurrir, que es el contragolpe de los mercados financieros contra un gobierno inviable políticamente y contra un eventual nuevo gobierno que todavía no venció en el comicio en el que debe vencer. Por ese motivo, habrá dos escenarios en pugna: el económico y el político. Los bancos, tenedores de las Leliqs van a hacer sentir su respuesta esta misma semana cuando se renueven los vencimientos. Anoche mismo, en los mercados virtuales de cambio, el dólar ya había trepado casi tres pesos. La ofensiva política no será menor y se producirá con el objeto de desgastar a Fernández y tensionar la cohesión de la nueva coalición político-económica que representa el Frente de Todos. Macri dejó en evidencia que profundizará la grieta para intentar sobrevivir.
Un interrogante que queda expuesto, es la profundidad del nuevo ciclo populista que cobró vida a partir del triunfo electoral de Alberto y Cristina Fernández. En principio, es notorio que no tiene el mismo programa que en 2003-2015 porque es otra alianza, fundamentalmente diferente hacia el interior del PJ -los gobernadores y el Frente Renovador- y con un escenario nacional e internacional diferente al que interactuó con Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Otro elemento que incidirá sobre ese factor, será la magnitud y resultado del enfrentamiento con los mercados financieros internacionales y el FMI.
A partir de ello, hay una serie de ganadores de este domingo:
Alberto y Cristina Fernández. El primero porque ha sido el artífice de la construcción de una fuerte alianza de los distintos peronismos (gobernadores y Sergio Massa) y porque ganó la elección, convenciendo al electorado del centro del país que se podía iniciar un nuevo ciclo político y económico. La segunda, porque supo abrirle la puerta a tiempo para conformar una sociedad ganadora que superara sus propios límites electorales y personales.
Sergio Massa. El tigrense le dio al frente peronista un plus que necesitaba en Buenos Aires para superar a una de las principales “espadas” del macrismo, la gobernador María Eugenia Vidal. Su regreso al PJ lo convirtió en un jugador clave.
Alberto Fernández junto con los gobernadores en ejercicio y electos, y los candidatos de Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires y Mendoza.
Los gobernadores peronistas. La apuesta, sobre todo de Juan Manzur (Tucumán) y Omar Perotti (Santa Fe), de rodear a Alberto Fernández, solidificó a la coalición ganadora y será uno de los equilibrios de un gobierno con el kirchnerismo.
Alicia Kirchner. Por el significado del apellido en la política argentina, porque es la hermana del ex presidente y cuñada de la ex presidenta y porque pudo reelegir al frente de la gobernación de Santa Cruz, luego de sobrevivir a la crisis económica de la provincia. Es una carta de renovación del espacio K.
Verónica Magario y Axel Kicillof.
Axel Kicillof. El ex ministro de Economía es el que tiene mayores chances de convertirse en gobernador de la provincia de Buenos Aires, la más importante de todas. Es la principal carta de renovación del kirchnerismo dentro del esquema peronista. La otra, es la senadora mendocina, Anabel Fernández Sagasti, que va por la gobernación de Mendoza.
Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es el único jefe político del oficialismo que emergió ganador de este domingo 11 de agosto. Se proyecta naturalmente como la referencia de la centro-derecha en 2023.
Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno porteño.
Juan Schiaretti. El gobernador cordobés logró su objetivo con la lista corta (sin tramo nacional) y sumó una cantidad de votos suficientes como para tratar de renovar en octubre las dos bancas de diputados nacionales que ponía en juego.
Carlos Caserio y Martín Gill. El senador nacional y el intendente de Villa María cosechan por la elevación del piso de la boleta peronista de las PASO 2015 de 14 a 30 puntos porcentuales en este comicio. Consolidan su posición de puente del PJ cordobés con Alberto Fernández. A su vez, con esta jugada, le aportaron 155 mil votos a la lista corta del gobernador.
Los perdedores de este domingo son los siguientes:
Mauricio Macri. El presidente sufrió su peor derrota electoral en sus dos décadas de dirigente político, con 15 puntos de diferencia en contra frente a Alberto Fernández. Su proyecto personal y político quedó en la cuerda floja a partir de la magnitud del triunfo de los Fernández y por el cambio de ciclo en el que ingresa el país a partir de ahora.
María Eugenia Vidal. La gobernadora de Buenos Aires también quedó tocada por la derrota frente a Kicillof por más de 17 puntos. El comició rompió la tesis de que era mejor candidata que Macri y la dejó herida tanto para octubre como para su futuro político.
La gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.
La UCR. Salvo el radicalismo de Córdoba, que ganó de la mano del presidente en esta provincia, tanto Alfredo Cornejo (Mendoza), como Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes) fueron derrotados por el peronismo.
