¿Qué vio o qué negoció Mauricio Macri en la cena con Javier y Karina Milei en Olivos, que este viernes salió a despegarse o actuó un despegue de su propia tropa en el Senado? Los días que vienen irán dando pistas de si en la cena le sirvieron un “carpetazo” o logró que lo dejaran de “boludear” como trascendió que dijo luego del voto de los diputados del Pro que le responden contra los fondos reservados de la Side de Santiago Caputo. La conmoción interna en el Pro amaga con prolongarse por un largo tiempo luego de los vaivenes del jefe histórico del partido, pero todo indica que Macri se resiste a ser un actor de reparto en el gobierno revolucionario de la ultraderecha autóctona. Esta semana, primero jugó contra el DNU con fondos reservados para la Side de Santiago Caputo y después, a favor de la reforma de la fórmula de movilidad jubilatoria en el Senado. En la primera le apuntó al encargado de “disciplinar” a los factores de poder y los díscolos sin estructura; y en la segunda mostró por partida doble su capacidad de daño. Se sabe, no hay negociación sin que la contraparte no perciba que puede sufrir una perdida que la deje con heridas. Algunos creen que el oficialismo no tomó en cuenta el primer golpe (el DNU de la Side), por eso sobrevino el siguiente (la fórmula de movilidad jubilatoria).
Es obvio con “el diario del lunes”, que Milei tuvo quizá una de sus peores semanas desde que asumió la presidencia en el ya lejano mes de diciembre. La recuperación económica que viene pronosticando junto con el ministro de Economía, Luis Caputo, no da señales de vida en ninguno de los indicadores económicos que semana a semana el INDEC pone en la cancha. La actividad económica retrocedió casi un 4% en el primer semestre; y el consumo en supermercados se desbandó por octavo mes consecutivo con una baja del 7,3% en junio de 2024. La clase media en sus distintas variantes apela a los descuentos y las tarjetas de crédito para prolongar el romance electoral de 2023, pero comienza a sentir el helado aliento que transmite la frase de: “No hay fondos” para seguir comprando. Ni las escandalosas peripecias de Alberto Fernández, un ex presidente investigado por violencia de género contra su ex pareja Fabiola Yáñez, alcanzan para tapar la dramática situación social.
Se le suma que el oficialismo perdió la presidencia de la bicameral de Inteligencia que controla la Side en manos de Martín Lousteau (UCR), opositor de Milei y de Macri; luego le siguieron el rechazo al DNU con fondos reservados para la Side en Diputados; y la sanción de una reforma jubilatoria que altera el corazón de la política económica del gobierno. Para colmo, en las semanas previas, el escándalo de la “patrulla perdida” de los seis diputados libertarios por la visita a Alfredo Astiz y los genocidas de la última dictadura cívico-militar en la cárcel de Ezeiza, empantanó la intención oficial de lavarle la cara al Terrorismo de Estado para tratar de alcanzar una alianza profunda con el poder militar. Por ahora, el escándalo, además de haberse convertido en una telenovela, amenaza con dejar a LLA con dos diputadas menos, que incluso podrían llegar a recalar en un interbloque con el Pro.
Dice un dicho popular que “no hay peor astilla que la del mismo palo”. Macri es una astilla del palo de la derecha argentina. A diferencia del presidente, que es un conservador libertario, el empresario es un conservador neoliberal cuya fortuna creció gracias a “la mano invisible” del Estado. Ambos componen la escenografía de la política aliada a los factores de poder económico. Macri no dudó en apoyarlo en el balotaje una vez que Patricia Bullrich fue derrotada por el ex panelista de los programas de TV en la primera vuelta y auparlo a la presidencia venciendo a Sergio Massa. El punto es que ahora reclama su porción en lo que considera que será el tiempo de la revancha contra el populismo de centroizquierda encarnado por el peronismo. Milei no le dio ningún espacio ni le reconoce un porcentaje de la paternidad de la criatura. De hecho, al igual que hizo con la vicepresidenta Victoria Villarruel, Milei los deja sin más ropa que la propia, esto es sin funcionarios y políticos de su signo en el manejo del Estado y en el curso de la gestión del gobierno.
En lugar de que acceda un macrista al gobierno, el presidente designó a la fórmula presidencial completa de Juntos por el Cambio (JxC) en el gabinete: Patricia Bullrich en Seguridad y el radical Luis Petri en Defensa. Está claro que Bullrich está enfrentada con Mauricio y Petri habilita conexiones con la UCR para que no tenga capacidad de acción unitaria y, sobre todo, debilite a los otros dos sectores, el convergente con La Libertad Avanza que lidera el gobernador mendocino, Alfredo Cornejo; y el opositor, cuyas vertientes encabezan Lousteau y el diputado nacional, Facundo Manes.
A Villarruel, el presidente también le puso en el camino a Bullrich y Petri, y en el interior del gobierno a “El Jefe”, o sea a Karina Milei, la otra parte del sanguche entre ambas mujeres donde él es el “jamoncito”. Karina arma con Martín Menem para dejarla aislada en el Congreso y las provincias; y con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, le quita trayecto hacia el peronismo para que la vicepresidenta no encuentre puntos de apoyo que puedan condicionar al presidente libertario. Por eso, Villarruel, en modo Zen, recorre las provincias, se saca fotos a cada lugar que va, se viste con ponchos y sombreros, conversa, amaga, insinúa y esquiva con la solvencia y audacia de un “cuadro político” a la impiadosa invisibilidad.
Pero Macri es diferente. Macri es un Macri. Macri es parte del poder que está siendo desplazado y sustituido por Milei con actores y representantes del capitalismo global y financiero. Encima, al único industrial al que le da cabida es a un archienemigo de los Macri, el grupo Techint, que encabeza Paolo Rocca.
Milei está llevando adelante un programa de redistribución regresiva de la riqueza en favor del capital financiero global y las grandes tecnológicas, que genera una mayor desigualdad y va a limpiar el territorio nacional de cualquier grupo burgués local con intenciones de liderar algún proceso político y económico de signo nacional. Mauricio no se opone al núcleo de ese programa ni nada que se le parezca, pero es parte fundante de la segunda parte de la oración anterior. Su irrupción estelar de esta semana, desde el punto de vista estructural, es fruto de la reacción de un sector de la burguesía que observa desde el interior del Palacio, como un espectador de lujo, como se evaporan su capital y su futuro.
A ello, se agrega que el ex presidente viene sufriendo desplante tras desplante. El último, que ante el vértigo de los acontecimientos ya casi nadie recuerda, estuvo en la puesta en escena del Pacto de Mayo. Viajó desde el soleado Wimbledon, en Inglaterra, hasta Tucumán para sufrir el inclemente frío como cualquier “hijo de vecino”. Ni un gesto, ni una foto, ni un saludo, nada para el artífice de la alianza que llevó al economista a la presidencia en noviembre de 2023. En la ausencia, en la foto, y en la suerte de Mauricio se podía intuir lo que iba a venir. Contra ese destino es que se está rebelando el empresario.
Sin embargo, lo que ha ocurrido luego de la cena de Olivos de esta semana, indica que Macri no está enceguecido, que “se hace el loco, pero que no come vidrio”. Una cosa es bombardear los fondos reservados de la Side y a su impulsor Santiago Caputo, que podrá integrar “el triángulo de hierro” como afirmó el presidente, pero que, al fin, no lleva el apellido Milei; y otra es ir contra los Milei, que son los representantes del poder económico en el gobierno. Probablemente, el ex presidente calculó el movimiento, que es atacar a Caputo para que los espías no lo fagociten, pero no estuvo dispuesto a ir más allá. En ese sentido, lo de los jubilados parece ser sólo una puesta en escena, y no es su objetivo enemistarse con sus pares del círculo rojo. Aquí, en esta acción, se trasluce la voracidad de los dueños del dinero que están envalentonados con el momento que están viviendo y no están dispuestos a entregarle a los jubilados el 0,5% del PBI por vía de impuestos extras en 2024. Habrá que esperar para ver si la figura de Macri queda diluida entre carpetazos; o si toda la movida alcanzó para evitar apretones mayores; o si se abre una nueva etapa, con la llegada de macristas al gobierno. Por lo pronto, el Gordo Dan, tuitero fundamental del universo Caputo, despidió la semana con un texto revelador contra Macri: “De llamar a votar a tus legisladores con los kukas para quebrar al gobierno y fundir al país por caprichos personales, no se vuelve”.
La semana hábil se despide con tres decisiones de alto valor simbólico, que sobrevuelan las turbulencias políticas. El gobierno publicó en el Boletín Oficial dos decretos centrales: Que el Estado y sus funcionarios no están obligados a contratar servicios de empresas públicas -por ejemplo, volar por Aerolíneas Argentina-; y la reglamentación del RIGI, que es la herramienta jurídica para que el capital extranjero acceda al control y extracción sin límites de Vaca Muerta y los recursos hidrocarburíferos y mineros nacionales. La tercera es el anuncio del presidente a través de Radio Rivadavia de que el veto a la ley de reforma de la movilidad jubilatoria votada por el Congreso, “será total”. Sobre este último asunto, el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, puso números para poder ver con claridad los motivos: “(…) El gasto en jubilaciones y pensiones cayó 30,84% en términos reales (desde que asumió Javier Milei). Los jubilados pagaron el 29% del ajuste del gasto primario del Gasto Público (durante los primeros ocho meses del gobierno libertario)”. Dato mata “cortina de humo”.
MÁS INFORMACIÓN
VER Milei confirmó que vetará la reforma de la fórmula de movilidad jubilatoria votada por el Congreso.
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