El calentamiento global, producto de la acción humana por el uso de combustibles fósiles, mostró sus efectos, en este caso, en la Antártida. Este jueves 6 de febrero, la temperatura alcanzó los 18.3°C en la base Esperanza, una cifra récord desde 1961 cuando comenzaron los registros. La marca superó el récord anterior que databa del 24 de marzo de 2015, cuando la temperatura fue de 17,5°C. La temperatura máxima media en esta base argentina para el mes de febrero es de 2,6°.
“Este mediodía la Base #Esperanza registró un nuevo récord histórico (desde 1961) de temperatura, con 18,3°C. Con este valor se supera el récord anterior de 17,5°C del 24 en marzo de 2015. Y no fue el único récord…”, publicó por twitter la Cuenta oficial del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
El otro récord se produjo en la misma región, ya que en la Base Marambio también se registró la temperatura más alta para un de mes de febrero desde 1971. Alcanzó 14,1°C y superó los 13,8°C del 24 de febrero de 2013. Para tener un parámetro comparativo, la temperatura máxima media para los meses de febrero es de -0,6°.
La base antártica Esperanza es una estación científica de nuestro país ubicada en Punta Foca (entre las caletas Choza y Águila) de la bahía Esperanza en la península Trinidad, la cual se halla sobre el estrecho Antartic, en la península Antártica o Tierra de San Martín en el espacio de geográfico de la Antártida Argentina. Es el único asentamiento civil permanente -hay personal científico y militar con sus familias- en el continente antártico.
Mientras que la base Marambio es la principal estación científica y militar permanente que nuestro país mantiene en el continente blanco. Se halla bajo dependencia de la Fuerza Aérea Argentina y se encuentra ubicada en la isla Seymour o Marambio sobre el mar de Weddell. Las temperaturas en el lugar llegan fácilmente a los treinta grados bajo cero y los vientos a 120 km/h. Estos fuertes vientos, son los que evitan grandes acumulaciones de nieve en la zona donde está asentada esta base.
La Antártida es relevante porque funciona como una especie de termostato del clima terrestre (básicamente lo refresca). Un aumento de temperatura en el planeta tiene como efecto la aceleraración del proceso de derretimiento de los cascos polares, aumentando el nivel de los océanos, y eventualmente, multiplicando los eventos meteorológicos extremos, ya que puede desestabilizar el clima en algunas regiones a partir de la alteración de las corrientes marinas.
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