Más allá de la lícita intención del radicalismo de nacionalizar la foto de la contundente victoria electoral y reelección de Gustavo Valdés este domingo, en los comicios provinciales de Corrientes -se elegía gobernador, vice, senadores y diputados provinciales e intendentes-, en principio, el resultado no tiene extrapolación nacional. Al menos, de modo literal. Quizá pueda ser un antícipo de corrimientos de opinión en distritos con electorados con impronta de centro-derecha, como Córdoba o Mendoza. El de Corrientes es, sobre todo, un triunfo con más razones de tierra adentro, pero al que deben sumarse algunos condimentos externos, como la debilidad de la imagen del gobierno nacional.
Básicamente, la provincia litoraleña nunca estuvo acoplada a tendencias nacionales en la elección de sus gobiernos locales y ha sido un feudo histórico del liberal-conservadurismo. Esta categorización histórica es la que limita las conclusiones simplistas.
A tal punto, que el peronismo o versiones progresistas del radicalismo no han conocido la victoria electoral desde 1983 a la fecha (38 años, casi cuatro décadas). Es decir, desde la recuperación democrática hasta hoy. Para encontrar una victoria del peronismo, hay que remontarse a 1973, casi medio siglo atrás, de la mano del viejo caudillo Julio Romero.
La historia es llamativa: la UCR es oficialismo desde que los radicales cordobeses, Ramón Mestre y Oscar Aguad, fueron interventores provinciales entre 1999 y 2001. Después de ellos, se sucedieron en el principal cargo de la provincia, Ricardo Colombi (2001-2005); Arturo Colombi (2005-2009); Ricardo Colombi (2009-2017); y Valdés desde 2017 hasta la fecha. Es, por lo tanto, un reducto radical desde hace dos décadas. La mayor amenaza a esa hegemonía habían sido los triunfos del PJ en la intendencia de Corrientes capital, con Carlos “Camau” Espínola en 2009 y Fabián Ríos, el contendiente de Valdés en este comicio, en 2013. La uniformidad ha sido pasmosa.
A su vez, los correntinos tuvieron desde 1983 hasta la destitución del conservador Pedro Braillard Poccard en 1997 -ahora electo vicegobernador-, una sucesión de administraciones de autonomistas y liberales, partidos alineados con la dictadura cívico militar de 1976-1983.
Debe sumarse que es uno de los distritos nacionales con más intervenciones federales y golpes palaciegos. No es, por lo tanto, una provincia típica.
Hay un dato en el que sí parece haber confluido Corrientes con otras elecciones locales del último año: la menor participación electoral.
En 2017 fueron a las urnas el 77,57% de los correntinos. Valdés venció con 332.687 votos (54,05%) a la fórmula de Camau Espínola y Nito Artaza, que obtuvo 278.353 sufragios (45.20%). En blanco, se expresaron 4.529 votantes (0,72%).
Ahora, en 2021, con el 87,53% de las mesas escrutadas (2:00 del lunes 30/8), había participado el 58,4% de los ciudadanos habilitados para hacerlo. La proyección ubicaba el total en 65%. Por lo tanto, la caída de la participación se va ubicar alrededor de los 12 puntos porcentuales (pp.).
Mientras que el voto en blanco, saltó de 0,72% a 6,14% (+ 5,4 pp.). Con el mismo corte horario, pasó de 4.529 votantes a 34.667. Esto es, creció 9 veces en cuatro años.
Puede ser un factor local –Ríos no pudo levantar una candidatura de peso frente a Valdés como si hizo Espínola- o puede ser una combinación con elementos contextuales, como el crecimiento de la apatía social frente al sistema político. La doble crisis, económica y sanitaria, parece impactar con fuerza en las expectativas de la sociedad.
En el plano correntino, es una ratificación a la gestión y rumbo político de Valdés, que incrementó su caudal de 54 a 76,6 por ciento, un aumento de 22,6 pp. Valdés es un dirigente con altos niveles de aprobación. Es el máximo porcentaje obtenido por la UCR en la provincia: el récord anterior era de 2009, con Ricardo Colombi y Braillard Poccard como vice, con 62,41%.
Hay, además, un castigo a la oferta opositora encarnada en el peronismo y sus aliados, que incluso no pudo disputar la intendencia de la ciudad de Corrientes con éxito. El dirigente peronista con más popularidad de los últimos años ha sido Camau Espínola, que llevó al tope de sus posibilidades al PJ en los comicios de 2013 y 2017, con un caudal de 45%. Debe agregarse, en téminos contextuales, que ni el presidente Alberto Fernández ni el gobierno nacional pudieron ayudar a incrementar el caudal y el volumen del PJ local y, por el contrario, lastraron la candidatura de Fabián Ríos, el ex intendente de la capital (2013-2017).
Como sucede con el jujeño Gerardo Morales (UCR), Valdés tiene un vínculo calificado con el gobierno nacional del presidente Alberto Fernández. No es de esperar en ese marco, un cambio de tendencia.
De este modo, la UCR conserva a los tres distritos que gobierna (el tercero es Mendoza). Pese a ello, cualquier modificación de la relación con el Pro, no depende de las provincias que gestiona, sino del desempeño de Facundo Manes en provincia de Buenos Aires. Valdés es, por el momento, una figura en Corrientes y con baja incidencia fuera de ella.
LA ENCUESTA GANADORA
Artículo modificado a las 11:30 del 30/8/2021.
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