En nuestro país, existen un número realmente importante de organizaciones sindicales. Desde la asunción del actual gobierno nacional (de corte neoliberal y anti-obrero), se empezaron dar una serie de acontecimientos que marcaron su posición (la que sigue siendo acompañada en pocas provincias), en relación al trabajador.
Se ha venido avanzando sobre los derechos y conquistas obreras, los convenios colectivos de trabajo, el poder adquisitivo (las paritarias), las obras sociales, la reforma laboral de hecho (que no es ni más ni menos la flexibilización de las condiciones laborales), las tercerizaciones, entre otras acciones más.
Existen sobrados casos de actividades estatales como privadas, en donde el avance sobre los derechos y conquistas, los convenios colectivos, las paritarias, y otras cuestiones más, ha sido a pasos agigantados (en donde se abrieron demasiados frentes), y en algunos casos se evidencia que van a fondo con esta decisión.
Claramente, esto no habría sido posible, sin la sospechosa inacción que habría tenido la organización gremial respectiva. ¿Esa dirigencia sindical, entregó a sus afiliados? Cada uno podrá sacar sus propias conclusiones.
La posición que adoptó cada organización sindical argentina, frente a estas políticas neoliberales, es ha sido muy clara para todos nosotros.
Hay casos, en donde se avanzó antojadizamente por la patronal y se continúa este nefasto proceso en distintas actividades.
Estos hechos, generan por lo menos sospechas de complicidad de parte de esos sindicatos; debido a que si su posición desde el comienzo hubiera sido clara y contundente, la resistencia debería ser real y no solo se hablaría de resistencia en lindos discursos y relatos.
La resistencia, se lleva adelante en hechos concretos y con planes de lucha serios, continuos y efectivos.
La dirigencia gremial argentina que luchó en el pasado, nos marcó el camino y la forma en la que se debe luchar.
Estos últimos cuatro años, seguramente han sido los peores para la clase activa. Miles de trabajadoras y trabajadores, han perdido derechos y conquistas históricas; han sufrido el avance sobre sus convenios colectivos de trabajo; han visto destruido su poder adquisitivo, en algunos casos sin tener paritarias dignas, y en otros con paritarias que son una realmente una burla (han estado muy alejadas de la inflación); han visto el preocupante recorte en las prestaciones médicas que brindan sus propias obras sociales; otros fueron suspendidos y despedidos;y están los que sienten que su propio sindicato consintió la reforma laboral de hecho en su actividad.
En distintos ámbitos sus dirigentes hacen enérgicos discursos, pero en la práctica miran pasivamente, como avanza día a día la destrucción de los derechos de sus representados.
Siguen subestimando a la gente, pero todo tiene un límite. Nobleza obliga decir, que son los menos. Un sector mayoritario de sindicatos, vienen defendiendo como se debe a sus afiliadas y afiliados, pues la reforma laboral en su actividad ha quedado claro que no pasará.
Hay que “sacarse el sombrero” frente a esas organizaciones gremiales, que realmente están fortalecidas, en donde hay unidad entre la dirigencia y los representados, en donde son espacios democráticos y no sectarios, en donde las puertas del sindicato están abiertas a la juventud, en donde se respeta a quien piensa distinto y en donde no se ataca ni agravia a representados por pensar diferente, entendiendo que los enemigos no son ellos, sino que lo son quienes vienen por ellos.
Cada afiliada o afiliado, sabrá cual es su caso.
Lo importante es entender que el poder de todo sindicato lo tienen las bases, quienes deben estar unidad y activas.
Son las bases, quienes deben exigir a sus representantes, cumplir la función para la cual se los eligió.
La elección en cada sindicato será el momento de darle un nuevo voto de confianza a aquellas conducciones que lo han dado todo en su mandato (pero de verdad), o será el momento de darle la oportunidad a otras y otros trabajadores con aspiraciones de conducir el gremio, respondiendo siempre pura y exclusivamente a sus bases.
* Carlos Emanuel Cafure es abogado.